P. Guzmán: “Estamos cerca de regalarle al Señor una nueva capilla de Adoración Perpetua en Puertollano”

Eduardo Guzmán López es sacerdote diocesano de Ciudad Real. Fue ordenado en 2008. Párroco de San Juan Bautista, de Puertollano y capellán del Hospital Santa Bárbara.

¿Cómo nació su inquietud por la adoración eucarística?

Con mi misma vocación: recuerdo que fue en los momentos de adoración eucarística -que eran muy escasos en mi parroquia por entonces- y ante el Sagrario donde más claro veía que el Señor me quería sacerdote suyo para los demás.

Con el tiempo, he podido comprobar cómo la adoración eucarística hace madurar a las almas, de una manera discreta, pero eficaz, si se es constante. En mis años de seminario, en la estela del Año de la Eucaristía que, como un testamento, nos dejó san Juan Pablo II, y a la luz de las enseñanzas de Benedicto XVI sobre la liturgia y la adoración, se me quedó grabado la inquietud de la adoración eucarística como motor de la nueva evangelización.

¿Cómo ha experimentado la presencia real eucarística en su vida?

Siento pudor al hablar de cómo el Señor me ha mostrado en situaciones concretas su presencia viva en el Santísimo Sacramento. ¡Guardo un recuerdo nítido de muchas de ellas! Se resumen en una certeza interior: “¡eres Tú y estás aquí!”, que se traduce en una paz y serenidad que empujan a una entrega mayor, a una fidelidad mejor.

Hay una anécdota que puede ilustrar cómo la presencia real, acogida con fe, llega a ser sensible incluso bajo alguna forma. Al poco de llegar a mi parroquia actual, por diversas circunstancias de la pandemia, decidimos trasladar el sagrario de la capilla sacramental al presbiterio. Cuando preguntaba a los fieles qué les parecía el cambio, una persona me dijo con naturalidad: “ahora entras a la iglesia y se nota que hay Alguien”. Me quedé asombrado de cómo es verdad esa sensación al ver, nada más entrar al templo, el sagrario y su lamparilla. Ahí hay Alguien, Jesucristo vivo.

¿Por qué decide poner en marcha la adoración perpetua en su parroquia de San Juan de Puertollano?

Tengo que decir que en mi familia hay una larga tradición de devoción al Santísimo, mis padres son adoradores, y yo mismo he sido adorador mientras estudiaba la licenciatura de dogmática en la Universidad de san Dámaso. Los frutos que veía en las parroquias donde sacerdotes amigos establecían adoración continua o incluso perpetua me hacían desearlos también para mi parroquia y mi diócesis.

Cuando hace cuatro años me destinaron a Puertollano, que es una ciudad con más de 40.00 habitantes, no tuve ninguna duda de que debía proponerlo a mi parroquia y todas las demás, para poder dar al Señor un culto “en espíritu y verdad” y recibir los frutos que se vienen de esta adoración. Puertollano, como todas las ciudades, sufre una mayor secularización, agravada por las dificultades sociales y laborales. La Adoración Perpetua es un faro de esperanza y una ventana abierta al cielo para todos, especialmente para los que sufren.

De momento tienen adoración 14 horas todos los miércoles, ¿Qué frutos ha dado esta adoración?

Cuando hace dos años formamos un grupo que empezó a trabajar por este objetivo tuvimos claro que lo importante era adorar, y ofrecer un espacio de adoración para la ciudad. Por eso, todos los miércoles -que era el día que yo tenía libre y podía disponer de él-, propusimos una adoración continua de 08:00 a 22:00 h. Me consta que son muchas las personas que, gracias a la adoración, pueden cargar su cruz -enfermedad, problemas familiares, dificultades económicas…- con paz y esperanza. ¡Ese es un grandísimo milagro! Pero también sabemos de casos donde ha habido un favor material: encontrar trabajo, recuperar la salud o pequeños favores cotidianos. Jesús está vivo, y sólo sabe hacer el bien. Como cuando caminaba por Tierra Santa, son los pobres, los enfermos, los cansados y agobiados los que acuden a Él, y Él les da alivio.

¿Por qué asegura que la adoración perpetua no solo cambiaría la vida de la parroquia sino de todo Puertollano?

Hay quien dice que Dios es como el wifi, que no se ve, pero que ahí está. Pues bien, la adoración es como tener las claves del wifi para poderte conectar. ¡Y es con todo el Cielo con quien nos unimos!

A la adoración semanal que tenemos actualmente vienen personas de toda la ciudad -más de ochenta- que vuelven a sus trabajos, familias y parroquias con la fuerza y la paz que sólo puede dar el Señor. En nuestra ciudad es muy difícil encontrar un templo abierto para la oración durante el día: poder tener las 24 horas del día, todos los días del año un lugar donde Jesús, con su Corazón vivo y palpitante, es reconocido y adorado, es poder derramar sobre toda la ciudad un torrente de misericordia.

Donde se abre una Capilla de Adoración Perpetua, los fieles maduran al calor del fuego de su Corazón, los tibios que se acercan se enfervorizan, hay más confesiones, y sobre todo, con más delicadeza, no tanto acusándose de “saltarse las reglas” cuanto de “no amar al Amor”, se suscitan vocaciones… Hay, en definitiva, más vida de cielo… ¡y eso el Demonio los sabe! Por eso no dejará de poner impedimentos. Vamos a hacer historia… ¡historia de misericordia!

¿En qué consiste una misión y cómo transcurre la que están haciendo?

Las capillas de Adoración Eucarística Perpetua se están impulsando en España por el P. Justo Lofeudo y los Misioneros del Santísimo Sacramento, seglares casi todos. Fue con uno de ellos, D. Eufemio Romano, con quien me puse en contacto para que nos ayudara a dar los pasos oportunos.

Después de un tiempo formando un pequeño grupo de colaboradores muy apasionado de la Eucaristía, la misión se organiza como unas predicaciones muy sencillas al final de la Misa: se presenta el proyecto y se anima a ser adorador. Los colaboradores son los que, al terminar las eucaristías, ofrecen a los fieles la posibilidad de asumir un turno a la semana -¡sólo una hora de las 168 que tiene la semana!. Posteriormente, y cuando están completadas casi todas las horas de la semana, se propone una fecha para que el Señor Obispo de la Diócesis presida la eucaristía inaugural y entronice el Santísimo Sacramento.

En nuestro caso, y al ser una ciudad con varias parroquias, la misión consiste en visitar las distintas parroquias y ofrecer, en colaboración con los demás párrocos, a todos los fieles cristianos de Puertollano la posibilidad de ser adoradores. En solo dos fines de semana hemos reunido ya más de 170 adoradores, muchos de ellos aún no habían oído hablar de nuestro proyecto, y lo han acogido con gran entusiasmo.

Debo dar las gracias de una manera especial a este grupo de colaboradores laicos: son ellos los que, en definitiva, van a hacer realidad la Capilla de Puertollano, porque no se han dejado vencer por el desaliento ni el desinterés de algunos le ha minado la esperanza, motivándome a mí mismo a seguir adelante y no rendirnos, a pesar de las dificultades. Verdaderamente el papel de los seglares, y de las mujeres en este caso concreto, ha sido determinante para estar donde estamos, muy cerca de regalarle al Señor una nueva capilla.

Por Javier Navascués