La comunión de rodillas y en la boca, con espíritu de adoración, expiación, acción de gracias y petición
La paz, la justicia, el orden… solamente llegará a nuestras naciones, tanto en cuanto, se sometan a la Ley Divina de Dios. Jesucristo ha entregado su Espíritu y su Cuerpo en la Santa Hostia como Hostia Pura en sacrificio y Víctima al Padre. Luego, nosotros hemos de recibirle en la santa Comunión con igual espíritu de adoración, de expiación, de acción de gracias y de petición, y siempre se ha de recibir de RODILLAS y en la BOCA.
El P. Juan Manuel Rodríguez de la Rosa profundiza en estas ideas.
5 comentarios
Eso no significa ni más ni menos piedad.
No hagamos divisiones entre los católicos, porque esas divisiones son odiosas y no queridas por Dios. No hay comuniones mejores o peores por los gestos y formas exteriores, en la medida que sean permitidas por la Iglesia.
Durante varios siglos, los primeros, se comulgó en la mano.. Testimonio de ello son los innumerables textos de los Padres de la Iglesia.
El Libro del cardenal Bona. gran liturgista de Trento, lo detalla en el segundo tomo de sus dos extensos libros sobre la misa.
Saludos.
2. Dios se entrega como verdadero Hombre en la Santa Cruz, como Víctima inocente, Agnus Dei, Oblación en Sacrificio perfecto a Dios, se entrega a Sí mismo como verdadero Hombre sin pecado original y personal por la expiación, redención y salvación del género humano caído.
3. Dios celebra como verdadero Hombre Sacerdote la acción de gracias por todo el culto, latría y sacrificio debido a Dios.
4. Santa Eucaristía anticipo del Sacrificio eterno en las Sagradas Formas para Su familia sagrada.
5. Familia consagrada por la Eucaristía y por el Orden sacerdotal.
6. Orden sacerdotal para velar por Cristo-Eucaristía y Su Cuerpo místico.
7. Sacramento del Orden para poder creer, celebrar, vivir, tocar y administrar la Divinidad del Cuerpo de Jesucristo. Jesús Sacramentado en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad que celebra como Sacerdote único y eterno el único Sacrificio eterno de Oblación perfecta al Padre para nuestra regeneración en la santidad del Cielo. Y nosotros, ordenados y no ordenados, los que tienen las manos consagradas para tocar lo Sagrado poniéndolas en manos no consagras, ya hasta en pecado mortal, y los que no tienen las manos consagradas exigiendo presunción y soberbia para tocar lo sagrado sin culto debido de latría arrodillándonos en obediencia al Todo que nos ha donado la existencia, el ser, el movimiento y la vida eterna resucitando nuestra carne.
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