Año Nuevo, tiempo de hacer propósitos de santidad. ¿Por qué no la devoción de los 9 Primeros Viernes?
DESEO A LOS LECTORES UN FELIZ Y SANTO AÑO NUEVO 2024, CON DESEOS RENOVADOS DE SERVIR AL SEÑOR…
Siempre que comienza un año psicológicamente es un momento muy adecuado para hacer nuevos propósitos y analizar cómo está yendo nuestra vida. El comienzo de año es una buena ocasión para mejorar, para dejar malos hábitos y adquirir buenos.
Como católicos es bueno que los hagamos y nos planteemos con seriedad cómo va nuestra relación con Dios y nuestros propósitos de santidad. Podemos hacer examen de conciencia de todo lo que ha fallado en el pasado año y pedir al Señor la ayuda para corregirnos y mejorar. Es un buen momento para intentar dejar aquellas cosas que más nos alejan de Dios y tomarnos más en serio nuestra vida espiritual. Si tenemos más oración y presencia de Dios nos esforzaremos en agradarle más y en dejar todo aquello que nos impide crecer en virtud.
También por buena salud que tengamos, siempre es saludable pensar que en los novísimos (muerte, juicio, cielo e infierno). El Señor nos ha dado un año más de vida, pero no sabemos los que nos quedan, pueden ser muchos más, pero también podría ser nuestro último año. Por eso, por si acaso, tenemos que estar siempre preparados como las vírgenes prudentes, vivir siempre en gracia de Dios.
Pensemos que de lo que hagamos en esta vida depende nuestro destino eterno. Ahora es tiempo de merecer y, confiando en la misericordia y en la gracia de Dios, de poner todos los medios a nuestro alcance para asegurar la salvación y para alcanzar el mayor grado de gloria que nos sea posible.
Corramos en este 2024 de tal modo que alcancemos la corona que no se marchita, frase paulina que coronaba una capilla que frecuenté mucho en mi niñez y se me quedó grabada.
Además de todo lo que he dicho hasta ahora les ofrezco un sencillo propósito que podemos hacer, y qué si hacemos con las debidas condiciones nos asegura las puertas del Cielo, es la devoción de los 9 Primeros Viernes. Es especialmente indicado para los que no los han hecho nunca, aunque servidor ya los hizo y este año me propongo volverlos a hacer.
La devoción de los 9 Primeros Viernes
De las doce Promesas del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque en la última (llamada también la Gran Promesa) dice lo siguiente:
Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.
Condiciones para ganar esta gracia:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción (obviamente, sin estar en pecado mortal, por ejemplo, por faltar a la Misa dominical). Se sugiere confesión con intención de reparar las ofensas al Sagrado Corazón.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Igualmente es muy recomendable también la devoción de los 5 Primeros Sábados:
La devoción de los 5 Primeros Sábados
En su tercera aparición en Fátima el 13 de julio de 1917, la Santísima Virgen anunciaba que vendría una vez más a pedir la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados.
Años más tarde, cuando Lucía ya se encontraba en la Casa de las Religiosas Doroteas, en Pontevedra (España), Nuestra Señora la visitaba nuevamente y también a su lado, sobre una nube luminosa, estaba el Niño Jesús y le dijo:
“Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos, en cada momento, me clavan con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos aquéllos que :
• durante 5 meses - en el primer sábado -
• se confiesen,
• reciban la Sagrada Comunión,
• recen el Rosario y
• me hagan 15 minutos de compañía meditando sobre
los Misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme,
Yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación”.
Por Javier Navascués
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