Tina Walls acerca la oraciones básicas a los niños, ambientadas en la calidez de un hogar católico
Victoria Paredes nació en Madrid en 1985 donde reside actualmente. Estudió Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid especializándose en arquitectura efímera, escenografía y diseño. Su pasión por el dibujo la llevó ya durante su etapa universitaria a compatibilizar sus estudios con trabajos de ilustración para diferentes editoriales.
Ha trabajado en distintas áreas creativas, desde estudios de arquitectura a productoras cinematográficas como grafista y diseñadora en varias películas, hasta que descubre su otra vocación: la docencia. En 2010 funda su marca personal como ilustradora bajo el nombre de Tina Walls, actividad que actualmente desempeña a la vez que imparte clases de dibujo técnico en un centro de bachillerato.
¿Se esperaba la excelente acogida que tuvo el libro ilustrado de la Navidad del año pasado?
Para nada. Era mi primer libro y, aunque tenía plena confianza en el equipazo de la editorial Palabra, no me podía esperar la gran acogida que tuvo. No me refiero solo en cuanto a número de ventas -que también- si no a las firmas de libros, en el colegio de mis hijas y demás sitios…Que gente que no conoces se te acerque a felicitarte y a comentarte del libro, además siempre con cariño, era algo que no me podía ni imaginar y que no tengo palabras para agradecer. Siendo totalmente sincera, aún me sigo sorprendiendo y emocionando cuando lo veo en alguna librería.
¿Por qué en esta ocasión ha elegido un libro de oraciones para niños?
A mi modo de ver, las oraciones están en el ADN de cualquier hogar cristiano. Es la forma en la que los niños empiezan a tener trato con Dios, la Virgen, los ángeles, etc. Pero, a menudo, simplemente las memorizan sin detenerse lo suficiente en el significado de lo que rezan. De hecho, todos los que somos padres hemos visto de vez en cuando a los más pequeños decir alguna palabra errónea que no tiene sentido en la oración, pero que les “suena” bien.
De ahí nace este libro: acompañar a cada oración de una ilustración que permita detenerse en ella. De este modo, junto con los padres si son pequeños, les sirve de contexto para ir explicando lo que rezan más allá de la literalidad de la oración.
Hay un principio filosófico que dice que no se puede dar lo que no se tiene. ¿Por qué este libro es producto de una tradición que ha vivido con sus padres e intenta transmitir a sus hijos?
Yo no diría que la oración es simplemente una tradición, es algo mucho más trascendental. A mi, como bien dices, la costumbre de rezar me la inculcaron mis padres, pero eso sólo no habría sido motivo suficiente para que yo se la quisiera transmitir a mis hijas. Es el valor de esa oración y lo que supone rezar, ese trato con Dios… Entendiéndolo así, la respuesta se vuelve trivial ¿quién no querría transmitir a sus hijos lo mejor que tiene?
¿Cómo ha sido el proceso de selección de estas oraciones?
Aquí no sería justa si no le diese el crédito que tiene al equipo de Palabra, que tiene una grandísima parte de culpa en la selección. Se buscó un grupo de oraciones que permitieran rezar ante cualquier situación cotidiana, que englobase distintos conceptos y que fuese útil para un rango amplio de edades -sin perder el foco infantil y la tradición-.
De esta forma, en una familia con más de un hijo pequeño, cada uno podrá sacar jugo según su situación y edad. Los más pequeñitos igual empiezan con el “Jesusito de mi vida” o el “Ángel de la Guarda” y los que son un poco más mayores, sin olvidar aquellas, ven que pueden ofrecer el estudio, por ejemplo.
Destaca que son oraciones muy prácticas para realizar antes de cualquier actividad cotidiana. ¿Por qué es bueno que el niño aprenda a integrar la oración en cualquier momento del día?
La oración no es más que trato con Dios, que es nuestro Padre. Igual que el niño no limita el trato con sus padres a darles un beso cuando se despierta y otro cuando se acuesta, no debería encorsetar la oración a una costumbre mecánica que toca hacer en determinados momentos. En mi opinión, es bueno para su crecimiento espiritual -y como persona- que, igual que cuando tiene miedo, una dificultad o una alegría, lo comparta con sus padres, se acostumbre también a compartirlo con su Padre del cielo.
¿Cómo ha elegido la ilustración adecuada a cada oración?
Es una pregunta que me parece especialmente complicada de responder, porque cada una nace de forma diferente. En unas procuro simplemente reflejar la oración de forma gráfica, en otras trato de ponerme en los zapatos de un niño para que su visión alcance a contemplar el contenido. En otras, como la del Ángel de la Guarda, me centro en situaciones de la vida para que entiendan su efecto y sentido. Otras, como la Señal de la Cruz, procuro que sean más didácticas y les ayude a recordar cómo se hace… Lo único que diría que tienen todas en común es mucho trabajo, mucho cariño y muchos rezos jajajaja.
En cualquier caso se percibe la calidez de un hogar católico. ¿Por qué es importante cuidar los ámbientes para que puedan transformarse en ámbitos creativos y de encuentro?
Es que la vida de un católico no está formada por compartimentos estancos. Es una realidad que envuelve toda tu vida y por tanto también los ambientes que te rodean. En mi opinión, si quieres formar un hogar cristiano, todos tenemos claro que hay determinadas cosas que no pueden formar parte de él… pero también hay cosas -y más con niños pequeños en casa- que deben estar. Por ejemplo, es mucho más fácil inculcar la devoción a la Virgen si los niños, además de rezar, tienen una imagen cerca a la que dirigirse, que les inspire y les guste, que la puedan tocar o dar un beso…
Además, quiero creer que les ayuda ver una coherencia entre lo que les dices y lo que les envuelve y viven. Creo que esa coherencia les ayuda en su crecimiento humano y de ahí vienen los frutos que comentas.
¿En qué medida espera que este libro de oraciones deje huella en los niños para toda su vida?
Es verdad que creo que las costumbres que se adquieren de pequeño te acompañan, en mayor o menor medida, de por vida. Al menos eso me dice la experiencia.
El libro solo es un medio, lo que les debe dejar huella es la oración y con que contribuya un poquito a esto ya me daría por muy muy satisfecha.
¿Por qué este libro puede y debe ser más beneficioso para el niño que cualquier juguete?
Como decía antes, el libro es un medio para transmitir algo más profundo a los más pequeños de un manera atractiva. En el fondo les estás enseñando algo que les será muy útil durante toda su vida y sin la que difícilmente podrán ser buenos cristianos. No sé trata de un cuento o de un producto exclusivamente de entretenimiento y en ese aspecto, si puede ser más beneficioso que otro juguete. De todas formas, es como hablar del parque y el colegio, no creo que sean excluyentes y si complementarios.
¿Cuáles son sus futuros proyectos?
Pues ahora estoy volcada con la presentación del libro de oraciones y con ilustraciones sueltas de la Navidad, que como sabes es mi época preferida del año y disfruto dibujando escenas navideñas… pero mentiría si dijera que no tengo otro proyecto editorial en mente. Lo único que te puedo contar es que va en línea de los otros dos libros, intentando transmitir un sentido cristiano a los más pequeños a través de la ilustración.
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Por Javier Navascués
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