Javier Díaz Vega: “En 2022 se volvieron a sobrepasar los 4000 suicidios al año en España”
Javier Díaz Vega. Esposo y padre de familia. Licenciado en Psicología (UAM). Experto Universitario en Afectividad y Sexualidad (UFV). Es conferenciante y autor del libro Entre el puente y el río: una mirada de misericordia ante el suicidio (Nueva Eva, 2020). Docente del Programa Aprendamos a Amar del Instituto Universitario Desarrollo y Persona (UFV) y director del curso online en Prevención de autolesiones y suicidio del mismo instituto. En esta ocasión reflexionamos con él sobre el mencionado libro Entre el puente y el río.
¿Por qué decidió escribir un libro que aborda el tema del suicidio desde la misericordia?
En realidad, fue Marta, la directora de la editorial Nueva Eva quien tras ver una entrevista que me hicieron en otro medio católico me lanzó la propuesta, preocupada por un tema que causa mucho dolor y del que apenas se habla como es el suicidio.
En ese momento sentí que era de Dios el que hablase de su misericordia a través de mi experiencia.
¿Por qué el título Entre el puente y el río?
Es otra historia de misericordia, la que cuenta Trochu en la biografía del Santo Cura de Ars, que con visión profética le dijo a la viuda de un hombre que había muerto por suicidio que en el último momento la Virgen le concedió el don del arrepentimiento, porque entre el puente y el río cabe la misericordia de Dios.
¿Cómo le afectó el suicidio de su madre en su vida y cómo lo afrontó?
A los que vivimos la muerte de un ser querido por suicidio se nos llama “supervivientes” y la primera vez que lo escuché pensé que parecía que habiamos vivido algo así como un terremoto. Y en cierta manera, toda mi vida se tambaleó. Fue, tal y como cuento en el libro, como si el hogar y la seguridad primera de toda persona se cayese y se volviese todo gris.
Pero incluso en la primera conmoción, a través de las lágrimas y también del consuelo de tantas personas había un abandono en las manos de Dios, una paz con la que quizá no afronte problemas mucho menores, pero que me permitió recorrer esos primeros momentos agarrado a la cruz y sostenido por la Iglesia, en la que mi madre me había dejado.
¿No se pregunta como Dios pudo permitir que una persona creyente como su madre, que rezaba el Rosario diario, cayese en este abismo que le llevó a quitarse la vida?
Claro que me pregunté eso, qué sentido tenía y como podría vivirlo. Por un lado, comprender el trastorno depresivo con el que mi madre vivía me hizo entender mejor todo lo que pudo conllevar ese abismo. Y respecto a Dios, intenté pensar, sobre todo, en Jesucristo en la Cruz, por voluntad del Padre para redimirnos. El sentido que tenía el sufrimiento de Cristo me hacía preguntar qué sentido podría tener mi sufrimiento.
¿Por qué entonces es cada vez más consciente de la necesidad de hablar de este tema, de no pasar por encima, de poner nombres, de destruir el estigma, aunque eso suponga el dolor de reconstruir una historia que no es cómoda de leer?
Hablar de mi propia experiencia y, desde hace más de dos años, haberlo contado a través de mi libro, de tantos medios que se han hecho eco de él y de mi testimonio me ha dejado ver lo que Dios hace a través de mis cicatrices, pues igual que las suyas nos han curado, a través de las mías muchas personas se han reconocido heridas por la realidad del suicidio y también miradas con misericordia por Dios, que siempre tiene la última palabra.
¿Por qué desde el Instituto Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria lanza un curso en prevención de suicidio en adolescentes?
En nuestra labor de formar y acompañar adolescentes, familias y centros educativos hemos encontrado una necesidad de afrontar un tema tan complejo como son las autolesiones y el suicidio. Y nos hemos lanzado a ofrecer un curso 100% online en el que las personas se puedan formar con rigor sobre este tema y poder abordarlo, deseando que nunca tengan que hacerlo.
¿Cómo se puede detectar esos gritos silenciosos?
Pienso que para ello hay varias ideas equivocadas que hay que destruir, de las que me gustaría destacar alguna: En primer lugar, que el que busca el suicidio no manda señales, esto no siempre es así y estás se pueden reconocer, aunque no es fácil y a veces es imposible. Y en segundo lugar, que le pasa a poca gente que está muy mal o tiene una enfermedad mental, pero los datos son terribles, parece que en 2022 se volvieron a sobrepasar los 4000 suicidios al año en España. No es un simple problema de salud mental, se trata de la persona al completo, su entorno social, su sentido vital. Por eso hay que ser consciente del problema y ofrecer soluciones.
¿Cuáles son los tres principales enfoques en los que se basa el programa?
En primer lugar, la formación integral y rigurosa de la conducta suicida y de las autolesiones en la adolescencia, dirigido a familias y centros educativos que apuesten por la prevención y el acompañamiento. En segundo lugar, promover el desarrollo de protocolos educativos que ayuden a detectar y derivar mejor y en tercer lugar, fomentar la sinergia entre las familias y sus centros educativos por el tesoro de ambos, sus hijos.
Puede verse el Webinar de presentación del curso junto a la Directora académica del Instituto Desarrollo y Persona, dña. Nieves González Rico y yo en este enlace:
(377) Webinar Presentación Curso Prevención de Autolesiones y Suicidio – YouTube
Para obtener más información del curso e inscribirse, puede hacerse aquí:
https://mision.ufv.es/registro/autolesiones
Por Javier Navascués
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