Carlos Javier Taranilla analiza los aspectos esenciales de su libro Arte paleocristiano y bizantino
Carlos Javier Taranilla de la Varga, natural de León (1956), es Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo (1978). Conoce el mundo editorial, en el que trabajó durante casi una década, y a lo largo de treinta y cinco años ha ejercido como profesor de Enseñanza Media.
Ha publicado unos veinte libros, entre los que destaca la serie «Breve historia del arte», que además del presente título cuenta con otros doce volúmenes, la colección de guías artísticas “Grandes Museos”, de la que existen ya tres obras en el mercado: el Prado, el Louvre y el Museo de Orsay; así como otros títulos editados por Almuzara, dedicados a indagar en los grandes mitos, enigmas y misterios, el Camino de Santiago desde un plano menos usual que el que solamente sigue las rutas, el arte de la criptografía, algunos títulos para niños y un libro específico sobre El Santo Grial, enfocado desde el punto de vista del mito y la reliquia y desmintiendo los falsos ejemplares que se postulan tanto en Valencia como en León por falta de rigor en la atribución y dando a conocer la única reliquia que se conserva del Chalice Domini en San Juan de Letrán (Roma). Caracterizadas por un tono ameno y divulgativo, combinado con el rigor necesario, prestigiosos escritores como Juan Eslava Galán, José Mª Pérez “Peridis”, José Mª Merino de la RAE, Juan Pedro Aparicio o Antonio Colinas han prologado algunas de sus obras.
¿Por qué un libro sobre la historia del arte paleocristiano y bizantino?
Porque se trata de una etapa imprescindible en el desarrollo y evolución del arte cristiano, no solo en sus primeros tiempos, sino en lo que se refiere a la parte oriental del Imperio Romano, que más tarde se llamaría Imperio Bizantino.
¿Cómo el artista paleocristiano reinterpretó los símbolos paganos para adaptarlos a la nueva religión?
El artista paleocristiano no deja de ser un romano. Por ello, la iconografía paleocristiana se nutre, además de las influencias hebreas y judaicas, de los símbolos de la mitología pagana (tanto clásica como oriental), reinterpretada de acuerdo a las directrices de la nueva fe. En el libro incluimos una completísima relación de símbolos paganos adaptados al cristianismo.
¿Qué relevancia tuvieron las artes plásticas en esa época?
Como en todas las épocas de la historia del arte, cumplieron su misión como medio de expresión, tan importante y mas que la palabra por el fabuloso valor de la imagen, especialmente teniendo en cuenta que estamos hablando de una época de gran cantidad de iletrados.
¿Qué importancia tuvo el hecho de que el cristianismo fuese declarado religión oficial del Imperio?
Constituyó una medida extraordinaria para favorecer la difusión de la doctrina, puesto que dejó de estar proscrita y, además, el Estado, el emperador, se convirtieron en el principal cliente del artista paleocristiano, por encima de la Iglesia y con un presupuesto mucho mayor, lo que favoreció extraordinariamente el desarrollo y evolución del arte de los primeros cristianos.
¿Cuáles son las principales características del arte bizantino?
Formalmente, el arte bizantino está constituido por un sustrato paleocristiano con un componente romano y distintas influencias orientales.
Las principales características de la arquitectura bizantina son las siguientes:
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Adopción de la planta basilical y desarrollo de la planta centralizada, que aportan una gran ligereza óptica frente a los pesados edificios tardorromanos.
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Aprovechamiento y reutilización de elementos romanos de soporte como columnas, capiteles generalmente corintios (trabajados con la técnica del trépano) y contrafuertes.
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Grandes cúpulas sostenidas sobre pechinas y contrarrestadas por bóvedas y otras cúpulas o medias cúpulas, que irradian una gran luminosidad al interior a través de las ventanas que rodean el tambor, simbolizando el universo tachonado de estrellas. Los cuatro arcos que sostienen el conjunto semejan los cuatro puntos cardinales de una estructura cuadrada, como se consideraba la Tierra en aquel tiempo. La iglesia es una reproducción del cosmos.
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Separación de las naves y el presbiterio, donde tiene lugar la celebración de la eucaristía, por medio del iconostasio, un panel dispuesto de norte a sur, decorado con iconos, de donde procede su nombre.
¿Por qué son tan importantes el mosaico, la miniatura y los iconos?
Constituyen la plasmación plástica de los modelos espirituales (religiosos) de la doctrina cristiana en Oriente y tendrán una gran influencia en el desarrollo de todo el arte cristiano medieval, tanto en cuanto a la figura de Jesucristo como a la de su Santísima Madre, que a partir del Gótico ocupará un lugar preeminente en la imaginería junto a su Hijo.
En el libro transcribimos una completa serie de estos modelos iconográficos.
¿Cuáles son las tres edades de oro de este arte?
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Primera Edad de Oro: desde la coronación de Justiniano (527) hasta el final de su reinado, pudiéndose extender, según algunos autores, aunque sin la misma magnificencia, hasta el inicio del primer periodo de la querella iconoclasta (727).
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Segunda Edad de Oro: desde el final del segundo periodo iconoclasta con la regente Teodora (marzo de 843) hasta el saqueo de Constantinopla por la cuarta cruzada (abril de 1204).
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Tercera Edad de Oro: desde la llegada al poder de los Paleólogos (1261) hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453.
¿Qué importancia tuvo la basílica de Santa Sofía, cumbre del arte aúlico?
La basílica de Santa Sofía es una construcción de colosales dimensiones, informe exteriormente, nacida en función de una cubierta cupuliforme. Responde a una estructura basilical con las naves coronadas por tribunas. Representa la síntesis perfecta entre Oriente y Occidente: planta central (cúpula) y basilical (tres naves).
Simbólicamente, está emparentada con un concepto clásico y representa la cristianización de un ideal pagano. Es, en el mundo cristiano, la encarnación del símbolo de la Santa Sabiduría (Hagia Sofía), uno de los nombres de Dios.
Los arquitectos (mekanopoios) fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto.
¿Qué nos puede decir de la época iconoclasta?
Cuando el emperador León III Isauro (685-747) ordenó retirar en 727 un Pantocrátor de la Chalcé (la entrada ceremonial al Palacio Imperial de Constantinopla) para reemplazarla por una cruz, suprimió de la circulación las monedas con la misma efigie y prohibió las imágenes religiosas, comenzó la que se ha denominado iconoclasia o iconoclastia, es decir, la querella de los iconoclastas, destructores de imágenes religiosas, en pugna con los iconodulos o defensores de las mismas. El conflicto se extendió durante más de un siglo, hasta que se produjo la restauración del culto a las imágenes, conocido como Triunfo de la ortodoxia, con la llegada al poder de la dinastía Macedónica (867-1081).
Por Javier Navascués
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