Aquilino Fariñas analiza su libro Reflexiones frente al heteropatriarcado. Ciencia frente a ideología (SND)
Aquilino Fariñas Godoy. Médico de profesión en el ámbito de la medicina laboral, en funciones asistenciales y preventivas. Escritor, con siete libros publicados, donde destaca la novela histórica, junto con otras de carácter analítico sobre la sociedad hacia la que nos dirigimos, utilizando el carácter narrativo para profundizar en temas políticos y sociales con razonable amenidad. Español. Gallego. Golfista aficionado y seguidor invulnerable del Atlético de Madrid.
¿Por qué un libro titulado: Reflexiones desde el heteropatriarcado?
Por una parte, se trata de un título provocador. Por otra, se trata de asumir irónicamente el supuesto designio cósmico que el feminismo radical le atribuye a cualquier varón por el mero hecho de serlo. Desde este punto de vista, desde este pecado original imborrable, simplemente efectuar cualquier análisis crítico contra el axioma inobjetable de la ideología de género, ya lo convierte en una despreciable reflexión heteropatriarcal, Así pues asumo orgullosamente este estigma como título. Finalmente, su subtítulo: “Ciencia frente a ideología”, en realidad es lo que mejor define la sustancia del libro, porque mediante su confrontación intenta desmontar las falacias feministas.
¿Por qué desde la ciencia?
Soy médico, ejerzo una disciplina científica, y la ideología de género al margen de su componente ideológico y político, incide directamente sobre elementos estrictamente científicos. Sobre la biología, la endocrinología, la antropología y la medicina en general. Resulta sorprendente la ausencia de impugnaciones razonadas desde el campo científico-sanitario contra las numerosas afirmaciones que se escapan de la realidad experimental. Por tanto, la óptica de la primera parte del libro se detiene en este aspecto, cuyo conocimiento es fundamental para una compresión del disruptivo proceso actual. Se trata de conceptos básicos para organizar el pensamiento crítico y evitar que nos den gato por liebre.
Ya el nombre de hetero-patriarcado es en cierta manera provocador ¿Qué efecto espera conseguir?
Lo he comentado antes. Es una provocación irónica sobre un concepto producto del “creativo” lenguaje feminista radical, que en su línea de modificar la realidad mediante el extravagante uso del vocabulario, constituye su pilar fundamental, el eje sobre el que pivota toda su teoría. Efectúo una crítica a este asunto en la segunda parte del libro, titulada: “ideología y cultura” a través de los propios textos feministas.
¿Por qué la Ideología de género es una ideología totalitaria?
Por su dogmatismo, su fanatismo, su intolerancia a la crítica, su incapacidad para el debate público, su radicalismo, violento en ocasiones, contra cualquier disidente propio o ajeno, su impulso vengativo contra los herejes de lo que consideran verdad revelada, y su control mediático y político. En suma, por su ausencia de autocrítica y sobre todo por su acientificismo, que es lo que en última instancia le hace huir de la confrontación argumental. En realidad, como yo lo describo en el libro, se trata de una nueva religión, la religión de la modernidad.
¿En dónde radica su maldad?
Yo evitaría el concepto maldad. Puede hacer mucho más daño un estúpido que un malvado. Y en la ideología de género hay mucho estúpido convencido de la bondad de su verdad, y aunque lo dudo por la impermeabilidad cognitiva de estos individuos, mi libro podría servir para abrirle los ojos a muchos “generologistas” de buena fe. Yo hablaría por tanto, más de efectos nocivos, que de maldad, a pesar de que sus sumos sacerdotes tienen una agenda política y una hoja de ruta perfectamente definida. En esencia, se trataría de desestructurar la sociedad actual desde su núcleo fundamental la familia, mediante una crítica radical a toda la evolución humana anterior, para reestructurarla según su cosmovisión, esa sería su “maldad”.
¿Cuál es su fin último y quien está realmente detrás?
Como he comentado antes, se trata de efectuar una impugnación total de la historia humana, tal como la conocemos hasta ahora, siguiendo una lógica opresor-oprimido, donde el opresor es el patriarcado, el varón “tradicional”, y sin cuya eliminación mediante una política cultural y legal, la evolución humana no podría continuar positivamente hacia la felicidad universal. Se trata de conseguir un cambio de paradigma del sustrato social básico, es decir de la familia, y de la modificación en la comprensión de los fenómenos comportamentales sociales por una masa esencialmente satisfecha con el consumo y la tecnología, cada vez más individualista y atomizada, y por tanto más manipulable. Ese sería su fin último.
No puedo contestar a quien está realmente detrás. Esta respuesta exigiría un libro entero…
¿Cómo se ha podido extender tanto en la sociedad?
Realmente tiene las características de una tumoración, expansiva e infiltrante. Su núcleo generador son los campus universitarios anglosajones, su fermento y su fertilizante ideológico es el post marxismo, y la filosofía estructuralista, que es también el sustento doctrinario, por así decirlo, de la modernidad que nos ha tocado vivir. Y su vehiculización principal son los medios de comunicación globalizados. En el caso de España con su lamentable sumisión cultural, sus desastrosos políticos, y su ausencia de intelectualidad propia y original, el proceso se hace, si cabe, todavía más penoso.
¿Ha sido, por tanto un gran trabajo de ingeniería social?
Ha sido y sigue siendo… el proceso no ha terminado, ni mucho menos. Sufrirá acelerones y parones en consonancia con el viento político y la ausencia de estructuras críticas organizadas que se le opongan. Este libro, modestamente, lo intenta.
¿Cuáles son las principales falacias en las que se sostiene esta ideología y como se pueden refutar desde la ciencia?
Ese es el objeto de mi libro. Pero básicamente la principal falacia de la que surgen todas las demás, es la consideración del ser humano como una tabla rasa en el momento de su nacimiento. La creencia de que cualquier modificación futura puede ser efectuada en su naturaleza mediante la oportuna programación cultural. Que se puede escribir en él, en su mente, como en un libro en blanco decidiendo su destino. Como consecuencia de este axioma indiscutible, la cultura, la voluntad, la política, la sociedad, son elementos transformadores “decisivos” cuyo “adecuado” control deparará la felicidad definitiva. Es decir, se prescinde absolutamente del componente estructural, genético, evolutivo, antropológico y sexual, que nos ha traído hasta aquí como especie humana. Profundizar en esta estructuración basta para desmontar todas las supercherías del generologismo.
Desde nuestra evolución como animal social cooperativo, hasta la necesaria complementariedad binaria de los cerebros masculinos y femeninos. De todo esto se habla en el libro.
¿Qué tendrá que pasar para que la gente tome conciencia de esta gran manipulación y rechace de pleno esta ideología?
No lo sé a ciencia cierta. La historia nos demuestra que muchos episodios históricos aparentemente trascendentes han acabado siendo pendulares y regresando a una situación relativamente previa. En este caso existen, sin embargo, factores nuevos como la tecnología y la capacidad de control social a través de la inmediatez de la respuesta cognitiva que las grandes corporaciones, donde asienta gran parte de esta ideología, programan, modulan y controlan según sus intereses. El nacimiento de la inteligencia artificial, los algoritmos decisorios que analizan e inducen opiniones en consonancia con una determinada tendencia, la uniformidad cultural global, la apatía social del primer mundo, el nihilismo existencial, son todos factores nuevos que hacen más difícil establecer hipótesis de futuro.
Quizás lo mejor sea hacer lo que le aconsejo a mis hijos: “Armaos de ideas y de conocimiento”.
Por Javier Navascués
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