Alberto Bárcena: “Muchos políticos profesan la fe, pero como algo privado. Son católicos vergonzantes”
El profesor Alberto Bárcena, licenciado en Derecho y doctor en Historia, es un reputado intelectual, experto en Doctrina Social de la Iglesia, masonería y Nuevo Orden Mundial (NOM) por destacar solamente alguno de los temas más representativos. Profesor universitario, escritor y conferencista de renombre, estará presente el próximo 13 de mayo en Madrid, en la presentación de la re-edición del libro El Liberalismo es Pecado, junto a Mn. Athanasius Schneider (que prologa el libro) y al prestigioso pensador Javier Barraycoa. Analiza brevemente lo que supone la visita del mencionado prelado en el actual momento que atraviesa España.
¿Cómo valora la visita de un prelado como Mons. Schneider a España y más el 13 de mayo?
Como una excelente ocasión para prestar atención a alguien que se caracteriza por la fidelidad a la doctrina de la Iglesia, que ha hablado siempre sobre dicha doctrina con una claridad y contundencia verdaderamente encomiables y que ha edificado a muchos precisamente con esa claridad. Que sea un 13 de mayo, coincide con una fecha importante en la historia de la salvación como son las apariciones de Fátima, con todo lo que la Virgen avisa que puede ocurrir o que va a ocurrir si no nos enmendamos. Un mensaje muy contundente sobre la eficacia de la oración, la eficacia del sacrificio, del ofrecimiento de obras, en definitiva de la reparación de todo el pecado que ya entonces se estaba adueñando de la civilización occidental. Así que la coincidencia del viaje con el 13 de mayo puede ser una señal para que pongamos especial interés o atención en esta visita, en lo que se va a decir en ella porque tiene mucho que ver con la historia de la salvación también.
¿Qué supone para usted estar junto a este prelado y a Javier Barraycoa en la presentación de la re-edición del clásico El Liberalismo es Pecado?
Me parece una responsabilidad importante y pido la asistencia del Espíritu Santo para estar en línea con Monseñor y con Javier Barraycoa también y poder transmitir también esa claridad e introducir el tema en la medida que a mí me corresponda y darle pie, sobre todo a Monseñor, para que desarrolle las ideas que en ese prólogo del libro ha incluido y en lo que viene defendiendo hace ya tiempo.
Muchos ven en el liberalismo el germen de la mayoría de los males modernos, pues da derechos al mal y al error…
Es así, que duda cabe que el liberalismo parte del relativismo moral. Podríamos remontarnos a Lutero, en cuanto a la libre interpretación que él defiende. Se ve más claramente en la Ilustración. En el siglo XVIII la ley natural es totalmente apartada. Es más, uno de los autores principales, Rousseau, dice que la legitimidad procede únicamente de los acuerdos, luego ha quitado ya a Dios de en medio. Y los acuerdos además son mudables. Rousseau está muy presente en el pensamiento actual. En 1948 el primer presidente de la UNESCO, Julian Juxley, decía exactamente lo mismo, que nada era eterno ni inmutable en ética. Osea que ese concepto roussoniano de que los acuerdos son la única fuente de legitimidad, es lo que viene presidiendo el pensamiento único, el pensamiento revolucionario, desde el siglo XVIII hasta el presente.
Y el liberalismo ha sido el gran enemigo de la tradición católica, condenado en numerosas ocasiones por el Magisterio de la Iglesia.
En muchas. El poder mismo no es más que en un brote de un liberalismo llevado al extremo, condenado por San Pío X. Pero es que ya antes Pío IX en la encíclica Quanta Cura y el documento anexo que desarrolla esta encíclica, el Syllabus, ya enumera todos los errores que vienen del liberalismo. Y habla de ochenta y tantos errores…Todos estos errores siguen hoy en vigor, por más que haya sectores en la Iglesia que hayan condenado el Syllabus como una especie de reacción integrista y fundamentalista.
¿Por qué el Syllabus no se puede derogar?
Porque lo que condena como errores del liberalismo es indiscutible que lo son. Habla del naturalismo, del materialismo, en definitiva del rechazo a Dios, del rechazo de la dimensión espiritual del hombre, que eso está en el liberalismo en diferentes grados. También podíamos hablar de los grados del liberalismo, pero hay uno de tercer grado, que hoy en día es muy común entre católicos, que es el de vivir la fe en el espacio estrictamente privado, pero no en el público. Y eso es quitar a Dios de la vida pública con la gravedad que eso tiene. En primer lugar la dejación de la obligación del cristiano de dar testimonio de su fe. Ese liberalismo de tercer grado entre católicos hoy en día está divulgadísimo. Incluso hay algunos que a veces profesan su fe católica, pero luego dejan claro que eso es una cuestión absolutamente privada. Esto en política se ve mucho. Son algo así como cristianos vergonzantes.
Igualmente se inaugura la asociación Luz de Trento, sin duda inspirada en un referente del mejor momento del catolicismo en España.
Desde luego el Concilio de Trento supuso un antes y un después porque vino a contestar a todos los errores de Lutero, que acababa de destruir la unidad de la cristiandad, dejando la simiente de la herejía. Y de esa herejía luterana van a surgir luego múltiples divisiones que destruyen el depósito sagrado de la fe en una buena proporción. Los sacramentos prácticamente desaparecen. Queda el Bautismo y él dice que la Eucaristía, pero no es verdad, tampoco queda la Eucaristía. Los sacramentos del Orden, la Penitencia etc. desaparecen por completo. Trento viene a clarificar la posición de la Iglesia. No dice nada nuevo porque dice lo de siempre, pero se reafirma y desarrolla los rasgos propios de cada sacramento. Viene a refutar todos los errores de Lutero y sus seguidores. Incluso les da la razón en lo que la tienen, que es bien poco, porque es gravísimo lo que dicen después. Son cristianos, sí más o menos son cristianos, unos más que otros, pero han arrancado a la sociedad cristiana occidental prácticamente todos los canales de la gracia, que son los sacramentos.
Igualmente niegan la tradición dogmática. Trento no viene más que a aclarar y a reforzar y aunque no fue un concilio que consiguiese la reunificación entre católicos y protestantes, sí que fue un concilio que hizo un enorme bien a la Iglesia porque toca todos los temas y a partir de ahí la Iglesia adquiere una fortaleza e incluso vuelve a evangelizar territorios que se habían hecho protestantes y en el mundo católico se hace una labor importantísima que refuerza la fe y la mejor tradición, la verdadera tradición dogmática, que viene desde los Padres de la Iglesia.
Por último, ¿qué importancia tiene que un prelado de la gravedad y el peso de Monseñor Schneider rece ante el mismo Congreso de los Diputados por la conversión de los políticos, ahora que están desatadas las leyes inicuas como criminalizar el rezar delante de un abortorio?
Me parece muy oportuno porque al final lo que estamos viviendo no es más que un episodio del combate espiritual que viene librándose desde el pecado original, de manera ininterrumpida. Como dice San Pablo no luchamos contra la carne ni la sangre, por lo tanto las armas más importantes que tenemos a nuestra disposición son espirituales, es la oración. Más fuerte que eso no hay nada y además el ejemplo de que se rece delante del Congreso por la conversión de quienes tienen en sus manos seguir debilitando, corrompiendo y destruyendo la sociedad, es un ejemplo magnífico de lo que tenemos que hacer todos, en grupo y en la calle, no hay porque ocultarse. No podemos ser católicos vergonzantes. Si se consiguiera la conversión, por lo menos de algunos, de los políticos que están ahí, supuestamente, representando a la sociedad española, sería, desde luego, un logro enorme. El Rosario es una arma importantísima dentro de lo que es la oración y la oración en común también tiene una fuerza especial. Así que me parece una excelente iniciativa, verdaderamente inspirada.
Por Javier Navascués
32 comentarios
No estoy de acuerdo, es gente infiltrada, perteneciente a grupos sociales poderosos, que se hacen pasar por "católicos" para que confiemos en ellos la defensa de nuestros intereses y de paso sólo defienden los suyos, pero están únicamente para "domesticarnos". Un católico echado al monte es muy peligroso, y ellos lo saben. Muchos tienen apellidos mayores, con nombre de santo y compuestos (con un guion), y sólo defienden monarcas y sistemas constitucionales favorables.
En el régimen liberal de la Restauración canovista, la Iglesia gozó de una situación privilegiada. El estado recuperó la confesionalidad católica y mantuvo los gastos de culto y clero, aumentó el poder de la Iglesia, el clero regular experimentó una notable expansión, se abrieron centros educativos, de beneficencia, seminarios y noviciados, aunque hubo una cierta tolerancia hacia otras religiones, que no tenían derecho al culto público y no podían ir contra la moral católica, y se desarrollaron también centros de enseñanza inspiración krausista.
Salvá entiende el liberalismo como la doctrina que defiende la absoluta soberanía del individuo con entera independencia de Dios y su autoridad y la absoluta soberanía de la sociedad con absoluta independencia de lo que nazca de ella misma. Condena también el sufragio universal y el parlamentarismo.
Curiosamente, lo que hoy defiende el liberalismo es la autonomía del estado respecto de la religión, sin negar la libertad religiosa e incluso la colaboración con las iglesias, no la autonomía del individuo y la sociedad respecto de la religión, ya que el liberalismo es neutral respecto a las religiones. Permite que la persona pueda ser religiosa o no religiosa, católica, protestante, atea, agnóstica o que profese la religión que desee. El católico liberal y economista Jesús Huerta de Soto tiene una divertida conferencia en internet en que defiende que Dios es libertario. Obviamente yo me la tomo como un divertimento con ciertas intenciones propagandísticas, no como una exposición académica.
El resultado de esa denuncia fue la aprobación del libro por León XIII.
Nada extraño, ya que el libro se basa en las enseñanzas pontificias del magisterio antiliberal, tanto en el Syllabus (1864) de Pío IX como en las grandes encíclicas de doctrina social y política del propio León XIII, en particular Libertas (1888) sobre la libertad y el liberalismo.
En la encíclica Libertas se distingue por Leon XIII entre liberalismos de tres grados. El liberalismo de primer grado rechaza toda sumisión a las leyes divinas, tanto naturales como reveladas, tanto en la vida particular como por el Estado. El liberalismo de segundo grado admite la sumisión a la ley natural, pero no a la Revelación ni a la Iglesia. El liberalismo de tercer grado, el más moderado y propio de los liberales de signo católico, se somete también a la Revelación y a la Iglesia pero únicamente en la vida particular, sin propugnar que el Estado también lo haga. León XIII condena los liberalismos de los tres grados.
Es claro que el liberalismo de nuestros días se ha sacudido cualquier vestigio de respeto por la ley natural: divorcio, aborto procurado, fomento de la sodomía, sedicente matrimonio entre homosexuales, eutanasia, fusión entre los hombres y las máquinas etc.
Confío que esa página, a la que sólo le resta vender gayumbos rojigualdos, sea una broma.
Hay cosas en este dizque resurgir de un neotradicionalismo español que no es serio.
Si ya en aquel entonces, sus proposiciones provocaban la hilaridad entre la derecha dinástica y eran consideradas exageradas por los propios carlistas, imaginémonos ahora.
Su principal misión era atacar al resto de los catolicos, vamos como ahora el denominado Estado Islamico tiene como principal objetivo de sus ataques al resto de los musulmanes.
Así que estimado Mariner, no se muy bien quién son los “infiltrados”. Venga échate al monte a ver quien te sigue, con suerte tu perro.
Ríase mientras pueda, pero de momento ya se han tenido que cargar la Misa tradicional porque les ha entrado el pánico, y fulminar a más de un obispo díscolo que lo han largado a su casa por el vértigo que les daba; ya he asistido personalmente a tres o cuatro incidentes con chillidos del "mandao" de turno (uno ya con un obispo de Levante en Lourdes) al que le exigían una cosa tan básica como la Comunión en la boca de rodillas. Hay mucha gente que ya está en el monte, amigo.
Cierto. Y no vamos a dar nombres, qué falta hace. Pero con decir que casi todos los que han hecho pública profesión de catolicismo tienen en su debe no ya pecados, que pecadores somos todos, sino escándalos públicos monumentales, ya está dicho todo. A todos esos más les valdría ser católicos lo más privadamente posible. O rueda de molino al cuello y al fondo del mar con ellos.
FJL, Cándido Nocedal murió en 1885. El Partido Integrista se fundó en 1888. Su fundador fue Ramón Nocedal. No vale la pena corregir o matizar otros despropósitos ¿históricos? proferidos en su comentario siendo el nivel tan bajo. A seguir jugando con el perro
Leído lo de Luz de Trento en la entrevista a la que alude. Menos mal, porque esas páginas son tan ridículas que es difícil tomarse en serio lo que dicen.
Gracias por la aclaración. Y espero no haber ofendido.
2. El Liberalismo es Pecado cuando la autoridad eclesial/civil rechaza a Dios. Pero, el Liberalismo en el contexto económico se refiere al rechazo del Estado en el intervencionismo, no de Dios. Esto es muy importante que sea aclarado. Ver la Escuela de Salamanca. No es lo mismo liberales que libertarios. En la economía si no existe moral católica, entonces si son liberales de Dios.
3. El libro intitulado "El Liberalismo es Pecado" hace referencia a la autonomía individual de la autoridad eclesial/civil no a la economía.
En "El liberalismo es pecado" nada halló contra la sana doctrina, antes su autor D. Félix Sardá y Salvany merece alabanza, porque con argumentos sólidos, clara y ordenadamente expuestos, propone y defiende la sana doctrina en la materia que trata, sin ofensa de ninguna persona.
Pues convendría recuperar el nombre de esa asociación o, si lo tienen registrado, cambiarlo por otro. En los buscadores solo aparece esa gente, manifiestamente propagandistas de Vox.
Pertenecen, como ahora otros, a ese pequeño grupo de catolicos cuyo principal motivo de su existencia es perseguir al resto.
Mis disculpas, Luz de Trento, Martillo de Herejes, Espada de Roma.
Y por favor dejen de meterse con los catolicos liberales a los que el cura Sarda llamaba despectivamente “mestizos”, váyanse al monte con perros o gatos, pero olvídense de nosotros, que obsesión.
Y reiteró mi sorpresa por el nuevo binomio masonería-NOM, por favor donde está la judería, el pueblo deicida, si abandonan la mítica conspiración judeomasonica, están traicionando el legado de Sarda.
¿Acaso porque en la unidad de su absoluta y radical negación de la soberanía divina las resume y comprende a todas?
¿Acaso porque más que otra alguna ha extendido por todo el cuerpo social su infección y gangrena?
¿Acaso porque en justo castigo de nuestros pecados, ha logrado lo que algunas otras herejías no lograron, ser error oficial, legalizado, entronizado en los consejos de los príncipes y prepotente en la gobernación de los pueblos?
No; que estas razones son precisamente las que han de mover y forzar a todo buen católico a predicar y sostener contra él, cueste lo que cueste, abierta y generosa cruzada."
Félix Sardá, "El liberalismo es pecado", introducción.
¡Dios, Patria, Fueros y Rey Legítimo!
¡Viva Cristo Rey!
Tenga usted un poco de honestidad intelectual y no utilice el término católico liberal. Salvo que lo entienda al modo del cáncer cerebral, que se dice cerebral no porque lo sea sino porque corrompe el cerebro.
Y, "medice cura te ipsum", deje de hostigar a los católicos y váyase con sus filias a o otro sitio.
Una cosa es la deformación actual propia de la primavera conciliar y otra desconocer el enorme aporte español a la filosofía perenne. Trento, el Concilio que puso la Summa junto a la Biblia en el altar, fue obra de España.
Y españoles fueron los salmanticences, los Padres Arintero, Urdánoz, Rodríguez, Royo Marín; y, como si fuera poco, el RP Santiago Ramírez.
Se nota que dedica su tiempo libre a jugar con el perro. Patazo de ignorante, no descuido, pero da igual. “Tal para cual” y asunto liquidado.
¿Sorpresa? No sea cínico, hombre. Mire si es causa tanta risa y es tan infantil, ridículo y simplón hablar de lo relacionado con los judíos, que los Estado liberales lo tienen en su código penal.
1. Una vez definido qué es Liberalismo según contexto, en el económico o como en cualquier ámbito de la acción humana es pecado todo aquello que va en contra y/o sin Dios, de Su Cristo y Sus mandamientos.
2. La fe no la puede imponer el Estado, pues es acto meritorio al aceptar a Cristo Rey en libertad.
3. Todo pensamiento, obra u omisión contra Dios, en el espacio público o privado, todo lo anticristiano es pecado.
4. Ahora bien, ¿el Estado, entelequia, es cristiano? Primero entendamos y definamos qué es Estado y cuáles son sus límites en cuanto a la libertad y responsabilidad humana. El Verbo nos advierte en el primer libro de Samuel Capítulo 8 y Encarnado nos dice: Mt 22, 15-21.
5. Defiendo el liberalismo económico, único termino relativo a la libertad individual, el contrato voluntario y el libre mercado, porque está en la ciencia de Dios, porque nace de la Iglesia Católica; porque para ejercer la obra corporal de misericordia se tiene que dar las condiciones: (1) libertad, sin libertad cristiana no es posible la misión (2) propiedad privada, quien puede dar algo es porque lo tiene, y (3) el intercambio o relación libre; porque es la mejor fórmula, en la ciencia que nos ha dado Dios, para la creación de riqueza, para ayudar con recursos materiales según la providencia divina y la fe que obra en la caridad en Cristo a los desvalidos para el mundo (Mt 25, 35-36). Basten dos ej. "La parábola del Buen Samaritano" (Lc 10). Para vendar heridas, echar aceite y vino, poseer un burro, una posada y los denarios para los gastos, aparte de la obra de Dios, ¿que hay detrás en el mundo? Y el "Sepulcro de José de Arimatea" (Mt 27) Cuando José ofrece su Sepulcro nuevo ¿a qué se debe?
6. Libertad individual, respetada por Dios, en base a la moral cristiana, los Mandamientos, el Evangelio del Reino y la Voluntad, la Palabra y el Espíritu de Dios.
7 ¿Por qué nace en la Iglesia Católica, no del protestantismo (Adam Smith)? Pues leamos a ... Juan de Mariana, Domingo de Soto, Diego de Covarrubias, Tomas de Mercado, Luis de Molina, Martín de Azpilicueta, Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, Luis de León, Melchor Cano, etc. de la Escuela de Salamanca. O el libro "En defensa del libre mercado" del padre Robert Sirico.
“¿Y qué pide ella de vosotros, esa Iglesia, después de casi dos mil años de vicisitudes de todas clases en sus relaciones con vosotros, las potencias de la tierra, qué os pide hoy? Os lo dice en uno de los textos de mayor importancia de su Concilio: no os pide más que la libertad: la libertad de creer y de predicar su fe; la libertad de amar a su Dios y servirlo; la libertad de vivir y de llevar a los hombres su mensaje de vida”.
(Pablo VI, Mensajes del Concilio a la Humanidad, Mensaje a los gobernantes, 8 de diciembre de 1965, núm. 4).
Nada más que libertad para la Iglesia. Ningún servicio del Estado a la realeza de Jesucristo.
9. San Pablo nos dice que quien no trabaje que no coma. La riqueza temporal no es un juego de suma cero. No se trata de solo una tarta que hay que dividir, sino que la riqueza temporal es dinámica y que puede crecer. Por ello, todo el que estudia Economía sabe que se llega a la conclusión de que el beneficio no solo no es malo (es bueno por ser utilidad para la sociedad), sino que es necesario para sostener la vida humana, y también, como Pablo de Tarso, de que no basta con albergar buenos sentimientos hacia los pobres (solidaridad y altruismo). Por lo que, en la misión apostólica de misericordia corporal de cada cristiano, uno tiene que comprender las virtudes del libre mercado. Es decir, para que los pobres coman, hay que saber producir alimentos. Y al haber muchos pobres, hay que saber desarrollar ese sistema a gran escala. Pero, puede preguntarse usted: ¿pues para eso no está el Estado? A lo que le respondo con el primer y segundo mandamiento y el Evangelio de N.S. Jesucristo.
10. El libre mercado, al permitir la prosperidad, hace más por los pobres que el Estado. El Cristianismo es compartir: lo mío es tuyo y lo tuyo mío. No lo que hace el Estado: lo tuyo es mío. El Evangelio nos pide ser generosos. En la parábola del Buen Samaritano actúa la virtud personal, no el Estado ni el colectivismo. De ahí que el protagonismo deba corresponder a los actores no estatales, como las familias; son los que han de ejercer de cuerpos intermedios. Por ello, la familia es tan atacada por el marxismo (hoy ideología de género), se debilitan cuando el actor principal es el Estado. Si éste se convierte en la primera opción, cuando la gente necesite alimentos, asistencia médica, vivienda o ayuda en la lucha contra las drogas, tenderá a expulsar al resto de actores. Lo explicaba Benedicto XVI en Caritas in Veritate: el Estado que hace todo, regula todo y suministra todo, terminará prescindiendo del hombre. El libre mercado es compatible totalmente con la economía del don de la Gracia bajo el principio de subsidiariedad, por lo que el actor principal ha de ser la sociedad generosa, las personas; la economía del don es la del “No-Estado” o "Estado-limitado". El Estado ha de ser un sustituto y un garante en caso de emergencia.
12. Liberalismo es todo aquello que aparte a Dios, en la esfera privada/pública, de Su ley eterna, natural y moral, que transgreda a Cristo. Se puede ser católico y sacerdote, político, filósofo, científico, empresario, empleado, etc. siempre y cuando se tenga como esposa a la santidad, se tenga como centro a Cristo. San Ignacio de Loyola lo define así: todo lo que el cristiano encuentre en la tierra habrá de ser tomado o dejado «tanto en cuanto» le ayude o perjudique para su vocación única, que es glorificar a Dios y crecer en santidad.
14. Porque Cristo Rey implica que no hay más soberano, otro soberano (Estado: césar, rey, dictador, ...) en la acción humana: este es el Reino de Dios, el de las almas. El Logos de Dios es claro en 1 Sam 8. ¿Es Dios liberal por ello?
15. No se debe confundir la regulación (coacción | planificación) del Estado en el intercambio de bienes y servicios con la justicia mediante ley positiva (regular el pecado, la tendencia al mal). Es decir, la justicia social (directivas externas a la conciencia interna) a la justicia general, distributiva y conmutativa. Es decir, la caridad no la hace el Estado o el colectivismo, sino la persona individual.
16. El Socialismo (colectivismo propiedad, igualdad y justicia social) nace de un error en la división del Cristianismo: el Nominalismo y el Protestantismo (marxismo); y es hijo del Liberalismo (libertad individual de la propiedad, contrato voluntario y libre mercado). Según lo que se aplique en economía los resultados de una sociedad (interrelaciones personales) son completamentes distintos. La imposibilidad científica del socialismo está demostrada y, sin embargo, imperan los partidos socialistas empeñados en que "yo ya tengo mis ideas no me confunda usted con hechos". Pero, ante los hechos, ningún país socialista genera riqueza sino ruina y miseria, no valen los argumentos: el sistema socialista consistente en la colectivización de los medios de producción, la eliminación de la propiedad, en mayor o menor grado, y la instauración de un orden económico basado en el intervencionismo del Estado en todas las esferas de la vida económica y social conlleva y desarrolla (1) la propiedad común la cual garantiza el fin de la generosidad y la caridad: “las limosnas deberían darse a partir de los bienes privados y no de los comunes”; (2) el concepto de polilogismo, tesis marxista que defiende que diferentes grupos razonan de manera distinta. El polilogismo de clases marxista dio pie al polilogismo de razas Nazi, y también lo encontramos en la base del razonamiento de todos los movimientos nacionalistas; (3) una visión holística de la acción humana de dualismo artificial que pretende diferenciar entre la acción egoísta o altruista como sucede cuando economistas y politólogos quieren diferenciar entre racional e irracional. A menudo en estos planteamientos se ignora el carácter subjetivo de la acción, –presente en el individualismo metodológico– , donde la cooperación voluntaria en las acciones de uno no están en conflicto con las del otro sino que tienen que necesariamente disciplinarse a las acciones de los demás; y (4) es la demostración de la imposibilidad científica del cálculo económico en un entorno de ausencia de propiedad lo que no permite la competencia entre usos alternativos para un mismo recurso, lo que a su vez imposibilita la formación de precios que reflejen en cada momento la escasez relativa de los bienes y sirven para disciplinar el comportamiento de los agentes económicos. Es decir, es imposible establecer el Socialismo como sistema de dirección económica para el mundo entero, aunque los socialistas se empeñen en afirmar que es real el que los burros vuelan...y ya ven la maldad en sus leyes socialdemócratas: aborto, eutanasia, etc.
17. Para un católico y economista esto es fundamental: la Escuela Española de Economía. La Universidad de Salamanca era el centro del aprendizaje escolástico en la España del siglo XVI. El primero de los teólogos morales en investigar, escribir y enseñar allí fue Francisco de Vitoria (1485–1546). En el trabajo de Vitoria sobre economía, argumentaba que el precio justo es el precio al que se ha llegado de común acuerdo entre productores y consumidores. es decir, cuando un precio se fija por la interacción de oferta y demanda, es un precio justo. Lo mismo pasa con el comercio internacional. Los gobiernos no deberían interferir con los precios y relaciones establecidos entre comerciantes a través de fronteras. Las lecciones de Vitoria sobre comercio entre españoles e indios (publicadas originalmente en 1542 y de nuevo en 1917 por el Carnegie Endowment) argumentaban que la intervención de gobierno en el comercio violaba la regla de oro. La Escuela de Salamanca exploró casi todos los aspectos morales y teóricos de la ciencia económica. Estos pensadores estuvieron a favor de la libre empresa y la lógica económica. Consideraban el precio de los bienes y servicios como una consecuencia de las acciones de los comerciantes. Los precios varían dependiendo de las circunstancias, dependiendo del valor que las personas dan a los bienes. Ese valor depende a su vez de dos factores: la disponibilidad del bien y su uso. El precio de bienes y servicios es el resultado del funcionamiento de estas fuerzas. Los precios no están fijados por la naturaleza, ni determinados por los costes de producción: los precios son el resultado de la estimación común de los hombres. Martín de Azpilicueta (1493–1586), monje dominico, el más importante jurista canónico de su tiempo y que acabó siendo asesor de tres papas sucesivos. Usando el razonamiento, Azpilicueta fue el primer pensador económico que dijo clara e inequívocamente que la fijación de precios por el gobierno es un error. Cuando abundan los bienes, no hay necesidad de fijar un precio máximo; cuando no es así, el control de precios hace más mal que bien. En un manual sobre teología moral de 1556, Azpilicueta señalaba que no es pecado vender a un precio superior al oficial cuando es acordado por todas las partes. Azpilicueta fue también el primero en decir abiertamente que la cantidad de dinero es lo que más influye a la hora de determinar su poder adquisitivo. “En igualdad de condiciones”, escribía, “en los países en los que hay una gran escasez de dinero, todos los demás bienes vendibles, e incluso las manos y el trabajo de los hombres, se entregan por menos dinero que allí donde es abundante”. Para que una moneda establezca su precio correcto en términos de otras monedas, se intercambia con beneficio, una actividad que era polémica entre algunos teóricos por razones morales. Pero Azpilicueta argumentaba que intercambiar moneda no iba en contra de la ley natural. Este no era el propósito principal del dinero, pero “sin embargo es un uso secundario importante”. Hacía una analogía con otro bien del mercado. El propósito de los zapatos, decía, es proteger nuestros pies, pero eso no significa que no deban venderse obteniendo un beneficio. En su opinión, sería un error terrible cerrar los mercados de intercambio de moneda, como pedían algunos. El resultado “sería llevar al reino a la pobreza”.
Diego de Covarrubias y Leiva (1512–1577), considerado el mejor jurista de España desde Vitoria. El emperador le nombró Canciller de Castilla y acabó convirtiéndose en obispo de Segovia. Su libro Variarum (1554) fue la explicación más clara del origen del valor económico hasta la fecha. “El valor de un artículo”, decía, “no depende de su naturaleza esencial, sino de la estimación de los hombres, aunque esa estimación sea absurda”. Parece algo muy sencillo, pero fue olvidado por economistas durante siglos, hasta que la Escuela Austriaca redescubrió esta “teoría subjetiva del valor” y la incorporó a la microeconomía.
Los escritos más complejos de Molina se referían al dinero y el crédito. Como Azpilicueta antes que él, entendía la relación entre dinero y precios y sabía que la inflación derivaba de una mayor oferta monetaria. “Igual que la abundancia de los bienes hace que bajen los precios”, escribía (especificando que esto supone que la cantidad de dinero y el número de mercaderes permanecen igual), una “abundancia de dinero” hace que los precios aumenten (especificando que la cantidad de los bienes y el número de mercaderes permanecen igual). Llegaba a señalar cómo salarios, rentas e incluso dotes acaban aumentando en la misma proporción en la que aumenta la oferta monetaria.
Usaba este marco para rechazar los límites aceptados del cobro de intereses, o “usura”, un punto muy peliagudo para la mayoría de los economistas de este periodo. Argumentaba que debería ser permisible cobrar intereses sobre cualquier préstamo que implique una inversión de capital, incluso cuando el retorno no se llega a materializar.
La defensa de la propiedad privada de Molina se basaba en la creencia de que la propiedad estaba justificada en el mandamiento “no robarás”. Pero fue más allá que sus contemporáneos al dar también sólidos argumentos prácticos. Cuando la propiedad sea común, decía, no se cuidará y la gente luchará por consumirla. Lejos de promover el bien público, cuando la propiedad no se divida, las personas fuertes del grupo se aprovecharán de las débiles monopolizándola y consumiendo todos sus recursos. Como Aristóteles, Molina también pensaba que la propiedad común garantizaría el fin de la generosidad y la caridad. Pero llegaba a argumentar que “las limosnas deberían darse a partir de los bienes privados y no de los comunes”.
19. En la mayoría de los escritos actuales sobre ética y pecado, se aplican distintos estándares al gobierno y a los individuos. Pero no en los escritos de Molina. Argumentaba que el rey puede, como rey, cometer diversos pecados mortales. Por ejemplo, si el rey concede un privilegio de monopolio a algunos, viola el derecho de los consumidores a comprar al vendedor más barato. Molina concluía que quienes se benefician están obligados por ley moral a compensar los daños que causan.
Juan de Lugo (1583-1660) tiene una sentencia famosa: "Pretium iustum mathematicum licet soli Deo notum". ¿Es por ello un libertario, es esta sentencia Liberalismo? El cardenal Juan de Lugo se planteó si está dentro de la capacidad humana llegar a descubrir el precio del equilibrio de las cosas. A lo que afirma que el precio justo de equilibrio de las cosas depende de tan inmensa cantidad de circunstancias que solamente Dios puede llegar a conocerlo. Vitoria y sus discípulos resolvieron difíciles problemas económicos mucho antes del periodo clásico. Formados en la tradición tomista, usaron la lógica para entender el mundo que les rodeaba y buscaron instituciones que promovieran la prosperidad y el bien común. Así que no es sorprendente que muchos de los escolásticos tardíos fueran apasionados defensores del libre mercado. Libre mercado no es sinónimo de pecado, pues el pecado lo cometen las personas, sea libre o no el mercado, porque el mercado somos todos nosotros.
20. La Verdad debe imperar y estar presente en el orden de cualquier sociedad. En la Escuela de Salamanca se desarrolló este orden cristiano y son principios racionales iluminados por la fe católica. En una sociedad actual, donde conviven millones de personas, cabe preguntarse si para que esa sociedad sea libre, sociedad entendida en las interrelaciones entre las personas. Por ello, es pecado grave el intento continuo de los economistas o del ser humano el querer modelar, planificar y/o diseñar la Economía, la realidad de la acción humana. Pecado de ir contra la Providencia de Dios. El comercio no es más que un conjunto de intercambios. En esencia, intercambios que las personas llevan a cabo voluntaria y pacíficamente. La cosa es tan simple como te doy algo que es mío y me das algo que es tuyo (esto nadie lo puede negar). Se trata del ejercicio del derecho de propiedad. El intercambio que no es pacífico y voluntario, y en el que no salen ganando las dos partes es a lo que conduce el socialismo: a la ruina económica irremediablemente. De manera que en el análisis del intercambio debemos ser realistas y no perdernos con sofismas.
Que yo sepa está página se llama infocatolica no infovaticana.
Así que los catolicos en comunión con nuestro Papa Francisco, tenemos perfecto derecho a participar.
Y a mi no me importa que participen los cismaticos sedevacantistas o lefevristas que pululan por aquí, a los que nunca negaré su derecho a expresarse libremente.
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