Ricardo Martín de Almagro: “El Rosario del día 26 tendrá su continuidad en una nueva asociación”

Ricardo Martín de Almagro se graduó en Derecho, ADE y ahora también Economía. Tras especializarse en finanzas y regulación financiera, empezó a trabajar en banca. Además, contribuye como articulista de revistas como La Iberia o Posmodernia y se encuentra redactando dos libros de economía para una editorial de renombre internacional. En el ámbito del apostolado, es uno de los integrantes iniciales de la Juventud Protectora de Las Ermitas de Córdoba, así como organizador del Rosario por la Juventud de España, que tuvo lugar el pasado 26 de febrero en Madrid y valora a continuación.

Es el momento del Rosario, de que la juventud despierte. ¿Cómo calificaría lo vivido el sábado?

Ha sido una respuesta insólita, nunca vista en España. Las previsiones que manejábamos quedaron sobrepasadas y pudimos vivir una jornada de fe, de devoción, de gran emotividad. El evento ha traspasado las fronteras de España gracias a las redes sociales y la cobertura de ciertos medios, siendo seguido con asombro en países de la Hispanidad. Podemos afirmar con rotundidad que el sábado pasado firmamos un éxito sin precedentes, Dios quiso disponer una jornada asombrosa para pedirle a Él y su Madre la intervención por la Juventud de España.

Este año las previsiones de asistencia se desbordaron.

Nuestras expectativas iniciales eran repetir aproximadamente la afluencia que hubo en 2018, cuando se convocó por primera vez. Sin embargo, en vez de ser cerca de mil personas hay fuentes que señalan que triplicamos esa cifra. Todo lo que fuese reunirnos y demostrar públicamente la Fe ya era un éxito, pero gozar además de un respaldo y seguimiento tan amplio ha hecho que la convocatoria fuese todo un triunfo. Un regalo de Dios no solo para los organizadores, sino también para Madrid.

¿Cómo vivió la marcha desde dentro, siendo el maestro de ceremonias de la misma?

En mi caso particular, me encontraba al frente de la marcha para dirigirla y marcar los tiempos y velocidad de esta. Inicialmente, en la Basílica Pontificia de San Miguel, al reunirnos en una plaza pequeña y salir apenas si pude calibrar cuánta gente secundaba el rezo del Santo Rosario. Durante el trayecto apenas si pude ver cuántos éramos por encabezar al grupo. Sin embargo, cuando llegamos a la Gran Vía y bajamos por ella, pude contemplar desde los pies de la Plaza de España cómo una columna de fieles había paralizado el centro de Madrid. Ante esa visión de miles de personas y al frente de ellas la Virgen, no pude sentir otra cosa que admiración y agradecimiento hacia cómo Dios dispone las cosas para que tengan lugar maravillas como la del sábado. No tenía palabras ante semejante hueste lanzando alabanzas al Señor y a la Virgen María.

¿Cuál fue el momento más emotivo?

Toda la convocatoria fue emotiva. Cuando el coro cantaba la solemnidad se esparcía y afloraban las emociones. De hecho, más de un fiel se le vio con lágrimas en los ojos. De tener que rescatar alguno, me quedaría con los cánticos y vítores a Cristo Rey bajando la Gran Vía. También el Ave María cuando llegábamos a la Plaza Mayor fue un momento precioso.

La gente se quedaba atónita como si viese pasar marcianos.

Muchos se quedaban asombrados, otros no entendían muy bien qué pasaba, había también quienes se acercaban por curiosidad y preguntaban por el Santo Rosario. Después, mucha gente al vernos se nos unía y engrosaba nuestras filas para la alabanza a Cristo y a Nuestra Señora. Gran parte de los viandantes se sorprendían al contemplar una multitud rezando y portando con nosotros tanto las banderas del Sagrado Corazón como la talla de la Virgen de Ven.

¿Qué dirían a los que creen que el Rosario no sirve para nada?

Que tengan la gallardía y el coraje de venir a uno.

¿Esperan llevar esta iniciativa a las demás ciudades de España?

Actualmente nos encontramos dilucidando cómo proceder al respecto. Queremos extender esta gran oración que es el Rosario y hacer que florezca en más zonas de España, además que hay quienes nos han escrito pidiéndonos que lo llevemos a su ciudad. Tenemos que pensar bien cómo hacerlo, ya que es una iniciativa que redunda en la salud espiritual de la ciudad misma. Por eso, nos encontramos trabajando y sopesando cuáles serían los siguientes pasos que dar para que esta iniciativa se extienda a más ciudades.

Ahora mismo estamos terminando de digerir lo vivido el sábado. De momento debemos ver si formalizaremos la actividad a través de una asociación con página web, redes sociales, etc. Pero, sea como sea, tomando las decisiones con la mayor libertad y paz posibles, favoreciendo la naturalidad y adaptándonos a los tiempos. Si el sábado logramos un éxito de semejante tamaño fue gracias a la naturalidad y paz con la que se procedió en cada momento, amén del esfuerzo que invertimos.

Cuando una sociedad toca fondo y se hunde en el vicio, ¿Se hace necesario un heroísmo que apueste por la virtud, por la santidad?

Hoy, ser católico y actuar consecuentemente es lo más revolucionario que podemos vivir. Estamos sumidos en una crisis existencial que empuja a miles a suicidarse, que hace crecer a ritmo descontrolado los casos de enfermedades mentales. Vivimos en una sociedad sin esperanza porque no espera, y no espera porque no cree que haya nada que esperar. Como si fuéramos cáscaras vacías, buscamos en el mundo aquello que nos pueda llenar. Sin embargo, el alcohol, las drogas, la pornografía… ¿A qué llevan? Solo a sentirnos cada vez más miserables, nos hace ver que somos seres ruines, inclinados a cometer el mal y a padecer las consecuencias que de él se derivan, como las adicciones y demás maquinaciones que nos impiden ser libres. Sin embargo, seguir los pasos de Cristo en el Calvario nos lleva a la virtud, y de la mano de ésta a la Santidad. No debemos tener ningún tipo de miedo o complejo por ser lo que defendemos. Son miles de personas las que andan atormentadas por el caos de la sociedad posmoderna que padecemos y no debemos dejarlos desamparados. Por generosidad, caridad y esperanza debemos mostrarle las bondades que tiene seguir este camino tan difícil. Precisamente porque cuesta, merece la pena. Si cumplir con nuestra labor como católicos hoy se ve como un nuevo heroísmo, no dudemos en ser héroes.

En estos tiempos se necesita heroísmo. ¿Cómo se puede formar parte de esta milicia del Rosario?

En las próximas semanas nacerá como asociación el movimiento que iniciamos este grupo de amigos tan intrépido. Conforme vea luz y empiece a consolidarse la web, las redes sociales y el buzón podremos empezar a comunicarnos con cada vez más gente. Por lo pronto, si queréis colaborar no dejéis de apoyar y difundir toda posible iniciativa. Y, por supuesto, no dejéis de rezar no solo por nosotros, sino por España y por sus jóvenes.

Por Javier Navascués