Alexander Tschugguel: “Tiré la Pachamama al Tíber al verme obligado a librar a la Iglesia de ese ídolo”
El Instituto San Bonifacio fue fundado como una plataforma para apoyar la lucha por la fe católica tradicional y defender esa fe cuando y donde sea necesario hacerlo. La humanidad solo puede salvarse mediante la fe en nuestro Señor Jesucristo y Su Iglesia. En un mundo en el que el aborto, la eutanasia, la destrucción del matrimonio, la desintegración de estructuras evolucionadas naturalmente y los ataques sin disfraz a nuestra fe son recordatorios diarios para esta organización de la necesidad de resistencia y están listos para resistir. Sus medios de resistencia incluyen la investigación, conferencias, conferencias y el establecimiento de redes de personas de ideas afines, así como la organización de reuniones de oración periódicas, procesiones y Misas santas.
Hablamos con su fundador, Alexander Tschugguel, que nos explica la razón de ser de esta asociación y nos habla de su militancia católica.
¿Por qué decidió fundar el Instituto San Bonifacio y con qué fines?
Decidí fundar el Instituto para conectar a católicos tradicionales con ideas afines con objeto de organizar la resistencia católica contra los errores del mundo moderno.
Hoy se habla mucho de derechos humanos, pero es muy importante que haya grupos para defender los derechos de Dios…
Los derechos humanos se inventaron para reemplazar gradualmente el orden natural. Dios nos llama a honrarlo, seguir sus reglas y vivir de acuerdo con su Evangelio. La cultura atea del mundo moderno quiere que la honremos a ella en lugar de a Dios, que sigamos sus reglas en lugar de las reglas de Dios y vivamos según sus leyes, en lugar de las leyes de Dios.La mayor diferencia entre las dos es que la ley de Dios es eterna y puramente buena, mientras que la ley del mundo cambia cada segundo y se ha vuelto cada vez más corrupta y, a veces, incluso mala (por ejemplo: ver el aborto como un derecho humano).
¿Por qué es tan importante luchar por la familia y por la vida?
En primer lugar, porque la familia es la forma en que Dios quiere que vivamos aquí en la tierra, es la forma de vida instituida por Dios y, por lo tanto, debe ser defendida. Obviamente también porque los niños por nacer son las personas más perseguidas en la actualidad y necesitan que luchemos por ellos. En segundo lugar, la familia es la base de toda sociedad intacta.