Pedro Carlos González Cuevas reivindica el pensamiento tradicional español frente a la indigencia intelectual de la izquierda
Pedro Carlos González Cuevas, es historiador y profesor universitario. Es profesor titular de Historia de las Ideas Políticas y de Historia del Pensamiento Español en la UNED. Es autor de importantes obras sobre la derecha y el conservadurismo en España y experto en diferentes figuras como Ramiro de Maeztu, Charles Maurras, Carl Schmitt, Maurice Barrès, José Ortega y Gasset o Gonzalo Fernández de la Mora.
Aunque a la propia izquierda no le interesa que se hable de ello, lo cierto es que su indigencia intelectual ha sido denunciada por autores de peso…
La indigencia intelectual de la izquierda española es algo de sobra conocido y denunciado por algunos de sus portavoces más lúcidos como Josep Maria Castellet, Joan Fuster o Fernando Claudin. Lo había adelantado el gran Menéndez Pelayo. No obstante se ha tendido a ocultarlo. En ese sentido, toda la obra de un José Luis Abellán es un gigantesco fraude. No deja de ser significativo que cuando publiqué mi libro El pensamiento de la derecha española en el siglo XX en la editorial Tecnos, se pensó en la contrapartida izquierdista, pero los historiadores consultados rechazaron la petición. Seguramente era un reto excesivo para ellos. O no tenían la suficiente imaginación para inventarse una tradición. José Luis Abellán lo intento anteriormente, pero fracasó e hizo el ridículo. Su Historia crítica del pensamiento español fue un auténtico fraude.
¿Se podría afirmar por tanto que la izquierda española no ha aportado prácticamente nada al pensamiento español y tampoco al universal?
Lo dijo Ramiro de Maeztu. Lo cual puede relacionarse con el relativo atraso socioeconómico español y la lenta emergencia de nuevos grupos sociales, burguesía, proletariado. etc. Sin embargo, lo principal, a mi juicio, ha sido una extraña incapacidad intelectual y cultural en nuestra Ilustración e izquierda liberal.
No existe en nuestro suelo nada parecido a lo que Jonathan Israel ha denominado Ilustración radical de un Holbach, La Mettrie o Helvecio. Nuestra Ilustración es moderada, semejante en alguna medida a la anglosajona, compatible con la religión. Sus principales representantes fueron el Padre Feijoo y Jovellanos.
Tampoco existió en España un pensamiento liberal revolucionario digno de tal nombre. El liberalismo más lucido y representativo fue el de los moderados como el primer Donoso Cortes, Antonio Alcalá Galiano y Francisco Pacheco. En realidad, los grandes pensadores de la primera mitad del siglo XIX fueron los tradicionalistas Donoso Cortes y Jaime Balmes.
Ante esta ausencia de pensamiento, el remedio fue peor que la enfermedad. Julián Sanz del Río, afín al progresismo, eligió, en su viaje a Alemania, el krausismo, en lugar del positivismo de Comte o el idealismo de Hegel. Un gran error intelectual que no ha sido solo denunciado por Menéndez Pelayo, sino por Raymond Carr. Se eligió a Krause por el carácter laico de su filosofía. Pero ello obstaculizó la recepción del positivismo y del marxismo. No menos negativa fue la recepción de Proudhon por Pi y Margall. Su doctrina del pacto sintagmático y del federalismo fue una de las causas del fracaso de la I Republica. Hoy la izquierda sigue reivindicando a Pi y Margall.
No mucho mejor fue la aportación de la izquierda liberal en el ámbito de la historiografia.
Frente a la Iglesia católica inventaron los mitos de Al Andalus, los comuneros o los fueros como antecedentes históricos del régimen liberal. Como se demostró en la polémica de la ciencia española, los krausistas desconocían la historia del pensamiento español. Menéndez Pelayo tuvo que descubrir les la existencia de Raimundo Lulio, Juan Luis Vives y Francisco Suárez. En su Historia de los heterodoxos españoles Menéndez Pelayo les descubrió sus ancestros ideológicos. Así lo reconoció Juan Goytisolo en el caso de José María Blanco White. Igualmente con el abate Marchena. Los mitos de Al Andalus, de los comuneros y los fueros permanecen vigentes en el imaginario de la izquierda.
Especialmente grave fue el caso de la izquierda obrera.
No fue sólo la negativa influencia del anarquismo, sino la nula calidad del Marxismo español. El socialismo español fue profundamente anti intelectual. Pablo Iglesias Posse no sólo eligió como mentor intelectual al torpe y sectario Jules Guesde, sino que marginó conscientemente a los intelectuales de los aparatos del partido. Nunca pudieron existir un Kautsky o un Bebel españoles. Ni tan siquiera se hicieron eco de las tesis de Otto Bauer o Karl Renner sobre las nacionalidades. Los intelectuales quedaban en los estatutos del Psoe excluidos de cualquier cargo y representación de tipo colectivo. Lo cual fue muy criticado por Ramiro de Maeztu y José Ortega y Gasset.
El Marxismo español brilló por su inexistencia. Posteriormente, militaron en el Psoe algunos intelectuales como Fernando de los Ríos y Julián Besteiro, pero eran miembros de la Institución Libre de Enseñanza y herederos del krausismo, y no aportaron nada nuevo al socialismo. Y lo mismo podemos decir del incalificable Luis Araquistain.
La hoy mitificada II República tampoco trajo ninguna novedad desde el punto de vista ideológico.
Significó, en un principio, el triunfo del liberalismo de izquierdas y del socialismo. Contó en sus comienzos con el apoyo de intelectuales que no eran de izquierdas como Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala. Pronto se desencantaron del nuevo régimen y en la guerra civil apoyaron a Franco.
Los intelectuales cuestionaron la II República. Lo hizo Maeztu y los miembros de Acción Española. E igualmente Luis Araquistain y los socialistas revolucionarios de Leviatán. Lo hizo Salvador de Madariaga en su libro Anarquía o jerarquía y lo hicieron los comunistas de Octubre. Etc.
El único representante intelectual de la II República fue Manuel Azaña Díaz, hoy mitificado. Se trató de un literato de segunda fila, que, pese a su vinculación a Francia, no se enteró de la existencia de Proust o de Mallarme. Como pensador político poco hay que decir. Fue un hombre del siglo XIX. Un liberal de izquierda caracterizado por su anticlericalismo. En su obra no existen huellas de Marx, Weber, Schmitt, Keynes, etc. Todo un anacronismo.
También la influencia de Gramsci ha sido notable…
El tema de Antonio Gramsci tiene mucho interés. Y es que, como señaló el filósofo marxista Luis Althusser, sus ideas eran mucho más tributarias de Croce, Gentile, Pareto y Mosca, es decir, de la derecha intelectual italiana, que de Marx y Lenin. Algo que han señalado igualmente Alain de Benoist y Diego Fusaro. En realidad, su tesis de la hegemonía ideológica ya estaba presente en la obra de Charles Maurras El porvenir de la Inteligencia y en la investigaciones de Agustín Cochin sobre las sociedades de pensamiento en la Revolución francesa.
Paradójicamente, la edad de oro de la izquierda intelectual tuvo lugar en la última etapa del régimen de Franco.
El desarrollo económico de los años 60 y la nueva teología política del Concilio Vaticano II debilitaron la cultura cívica del régimen y abrieron el paso a la izquierda intelectual en una universidad en plena expansión y con una legislación más permisiva. Esta tendencia fue apoyada por antiguos intelectuales afines al régimen. Fue el caso de Pedro Laín Entralgo y sobre todo José Luis López Aranguren.
Este último tuvo su labor creativa durante el franquismo con obras como Catolicismo y protestantismo como formas de existencia y Ética. Significativamente Catolicismo y protestantismo como formas de existencia fue presentada por su autor al Premio Nacional Francisco Franco, con gran cabreo de López Aranguren al no conseguirlo. Aranguren logró personificar la figura del intelectual, pero se limito al exhibicionismo sin aportar ninguna idea nueva.
La izquierda fue conquistando la Universidad y fundando nuevas revistas y editoriales. Por vez primera existió en España un Marxismo académico con Manuel Sacristán, Manuel Tuñón de Lara, Enrique Tierno Galván, Josep Fontana, Ramón Tamames, etc. La juventud universitaria bebió de estas fuentes. Su pensamiento era muy endeble, pero tenía a su favor la rebeldía característica del espíritu del 68 y la novedad. El régimen no dio respuesta al reto y, por ejemplo, Ricardo de la Cierva, en su etapa en Cultura Popular, apoyó obras de comunistas como Carlos París y Manuel Vázquez Montalban.
Con la democracia liberal, la izquierda consolidó su hegemonía a través de diarios como El País y la creación en la etapa socialista, de lo que Marc Fumaroli ha denominado Estado cultural. Los socialistas compraron a los intelectuales.
Sin embargo, pronto pudo percibirse la escasa calidad de ese tipo de pensamiento. El Marxismo de Sacristán no se consolidó en una escuela. Y lo mismo ocurrió con Tuñón de Lara, un auténtico fraude intelectual, repudiado por las nuevas generaciones de historiadores. Tierno Galván apareció en algunas investigaciones como un farsante carente de originalidad. Fontana acabó apoyando al separatismo catalán. Y Tamames terminó en la derecha y defendiendo el liberalismo económico.
Otros izquierdistas, como José Luis Abellán, rompieron con el socialismo escandalizados por su política neoliberal.
Y es que la izquierda socialista perdió toda dimensión proyectiva, limitándose a la administración de lo existente. El militante izquierdista típico fue un mero gregario sin formación cultural. Ejemplos, José Blanco, Adriana Lastra o Gabriel Rufián.
En lugar de una izquierda social emergió, ante el final de los regímenes comunistas, lo que Jean Bricmont denomina izquierda moral, que se basa en la reivindicación del feminismo radical, de los colectivos LGTBI, el antirracismo, la memoria histórica de las izquierdas y el antifascismo. Igualmente el multiculturalismo, con la alianza con el Islam para acabar con la influencia del catolicismo.
En el caso de Podemos, ha, reivindicado a pensadores como el neoestalista Zizek, Agamben, Laclau y Mouffe, aparte de Lenin. Más escandalosa ha sido su alianza con el nacionalismo de cara a la destrucción del Estado. De originalidad, nada.
Pese a todo lo que dice, ¿por qué la izquierda cree tener superioridad moral e intelectual?
En realidad, la culpa de esta anómala hegemonía recae en la derecha, que abandonó el debate y la guerra intelectual. La Faes ha sido totalmente ineficaz, limitándose a la economía. El torpe José Maria Aznar cometió el error gravísimo de reivindicar al mediocre Azaña. Con lo cual demostró que estaba hegemonizado por la izquierda. El PP asumió la memoria histórica, la ideología de genero, y todo lo que ha reivindicado la izquierda. Y el conjunto de la derecha sigue en esa apatía situacional. Lo se por experiencia propia. La influencia de revistas como Razón Española ha sido muy escasa.
Hace poco fui contratado por okdiario, reivindiqué a figuras de la derecha y polemicé con representantes de la izquierda, con éxito y audiencia. Pero fui cesado sin explicaciones. Para Inda es más importante el fútbol
¿Qué podemos hacer para revertir esta hegemonía de la izquierda?
Todo esto exige una decisión política y cultural. Poco hay que esperar del PP. Está por ver lo que hará VOX. En cualquier caso, creo que la contra hegemonía debería ir por tres caminos:
1. Activar el campo político y cultural de la derecha mediante redes, revistas, sociedades de pensamiento, periódicos y editoriales.
2. Reivindicacion de figuras del pensamiento español como Fernández de la Mora, Ramiro de Maeztu, Ortega y Gasset, Menendez Pelayo, Vázquez de Mella, Xavier Zubiri, Eugenio D Ors, Donoso Cortes, Millan Puelles, Luís Díez del Corral, Jesús Pabon, Gustavo Bueno, Dalmacio Negro Pavón etc.
3. Difusión del pensamiento y la obra de pensadores e historiadores extranjeros como Carl Schmitt, John Gray, Alain de Benoist, Alasdair MacIntyre, Roger Scruton, Raymond Aron, Renzo de Felice, Augusto del Noce, Julien Freund, Francois Furet, Ernst Nolte, George L. Mosse, Emilio Gentile, Leszek Kolakowski, Karl Lowith, Hans Georg Gadamer, etc.
Por Javier Navascués Pérez
39 comentarios
Son todos, sin excepción, de hondo calado intelectual e histórico.
Es una pena, lastima y desgracia que no sepamos apreciar y valorar
las obras literarias que publicaron estas mentes preclaras, privilegiadas
y verdadero regalo de Dios, que Vd. nos cita y que la mayoría de nosotros,
aunque nos suenen, nuestra necedad ayuda a no saberlas usar para contrarrestar esta situación caótica presente.
Ánimo Don Javier: La excelencia es privilegio de minorías.
Luego llegó Rajoy y su "atemperamiento" de la ideología del Partido Popular.
De ahí vienen buena parte de los males actuales de España.
¿Quiere esto decir que Lulio, Vives y Suárez fueron antepasados ideológicos de los heterodoxos españoles?
Bendito país en el que el positivismo de Comte o el idealismo de Hegel no tuvieron recepción.
Creo que Carlos González Cuevas hace una radiografía de eso que, efectivamente, llaman "la derecha". Otros " el conservadurismo". Puede parecer un refugio ante la debacle intelectual, moral y espiritual que estamos viviendo pero no es la solución. La solución pasa por reivindicar la cruz y la eucaristía.
¡Viva el padre Feijoo, abajo Holbach!
Me extraña ver a Ortega y Gasset. Al respecto es fundamental "Ortega en su espíritu", del RP Osvaldo Lira. Y que decir de Aron o Gadamer, formados en groseros errores ideológicos. No es conveniente leerlos sin una sólida base formativa, porque no se podrán advertir sus filosofemas.
Me extraña la ausencia de Jaime Eyzaguirre, del RP Osvaldo Lira, Juan Antonio Widow, Juan Carlos Ossandón, Miguel Ayuso, Rubén Calderón Bouchet, Thomas Molnar, entre otros.
En síntesis, toda teorí que provilegie el pensamiento sobre el conocimiento tiene un error de base, el subjetivismo;y, peor aún, si se funda en la defensa de la democracia y los derechos humanos, las dos columnas del antocatolicismo.
Solo echo de menos, y más en infocatólica, alguna de sus referencias al papel de González de la Mora y su influencia en la desteologización, secularización y desideologización del pensamiento de derechas para centrarse en la sola gestión del desarrollo económico hasta llegar al difuso y genérico liberal-conservador hoy dominante.
Con gratitud le animo a reeditar algunos de sus títulos descatalogados.
No obstante, me extraña que don Pedro mencione el error intelectual (otro triste ejemplo de la lamentable captatio benevolentia ante la hegemonía cultural izquierdista) ,de José María Aznar al reivindicar desde la derecha política la figura de Azaña y no se refiera para nada al enorme error político de haber permitido con mayoría en el Congreso la condena parlamentaria del régimen de Franco.
Siendo un jovencito percibí claramente aquello como una tremenda injusticia, conociendo como conocía el carácter criminal de la izquierda durante la guerra civil, a la que nadie en el Parlamento enfrentaba a sus documentadísimas apelaciones guerracivilistas previas a la guerra, a su desprecio de la democracia formal, a su genocidio de católicos, a sus chekas, ni a sus brutales purgas ideológicas.¡Qué ocasión, señor Aznar, para haber pedido una condena simultánea de todo eso!! ¡Qué cobardía la suya, que conoce la historia de España! ¡Qué error, inmenso error!!
Ese fue, sin dudarlo, el pecado original de la paralela indigencia ideológica de la derecha pepera. En la que se apoltronó Rajoy, creyendo estúpidamente que "la economía es lo más importante". Porque todas las aberrantes leyes ideológicas zapateriles trazan su origen en aquella infausta sesión parlamentaria. Desde entonces, la izquierda sabe que ideológicamente esa derecha no es ni enemigo ni adversario. Es la nada con sifón. Y en muchos casos, colaboracionista.
Muchas gracias por su amable aclaración. Efectivamente, el espíritu escolástico destila todo el sumo aprovechable de quién venga. Considerando este presupuesto, concuerdo con usted.
Simplemente insisto en la necesidad de la solidez doctrinal para no desbarrar.
Cordialmente,
un español americano.
Por otro lado, con respecto a los pensadores españoles que el doctor González menciona, creo que son suficientes. No necesariamente todo profesor, compilador, animador cultural, opinador en programas de tv o catedrático, por más buena persona, amigo o incluso brillante que pueda ser es un PENSADOR. Así, algunas de las figuras que usted menciona hacen una gran labor de difusión (algunos, por lo menos), pero no tienen ni la importancia ni el vuelo sistemático de heterodoxos como Bueno. A la larga, evidentemente, lo importante es salvar el alma, y ahí quizá un compilador modesto o un tertuliano o la "vetula" analfabeta de santo Tomás lleva ventaja a un heterodoxo profundo y genial. Pero es un gran error observarnos narcisistamente entre nosotros y entre nuestros amigos, echarles autobombo y considerarlos "geniales". A la larga, se pierde la seriedad académica y la batalla cultural, convirtiéndonos en parroquiales amiguistas que al final acaban generando problemas de abandono de la cultura como los que se denuncian en esta entrevista.
Por lo demás -y teniendo conocimiento de los múltiples campanarios sectarios de nuestros medios hispanos- creo que lo que dice Lord Acton es un elogio, querido doctor González.
De ahí que
Una cosa es destilar lo que haya de bueno en autores errados pero con cierta solidez. Otra muy distinta, afirmar que los autores españoles mencionados en el post sean suficientes. Ni por asomo. Y algunos son completamente prescindibles, como el mismo Bueno, Zubiri u Ortega, sin ir más lejos. Sirvirán como simple bagaje cultural, pero no para una formación seria.
Por lo demás, los autores que ha señalado son académicos de primer nivel y de mucho mayor vuelo intelectual que varios de los mencionados en el post. Están muy lejos de ser divulgadores o comentadores. Otra cosa es que sean prácticamente desconocidos en los ambientes conservadores y de derecha. Estos ambientes se mantienen en la indigencia intelectual precisamente porque se nutren de autores deficientes y de bajo coto: Gadamer, Zubiri, Ortega, Heidegger, Bueno y demás heterodoxos. Un autor ateo, agnóstico o escéptico es o deshonesto o poco inteligente, y la filosofía para serlo realmente a de impregnar toda la vida.
La derecha y el conservadurismo son el aspecto menos antipático de la progresía, pero no más que eso. Son los niveles menos descompuesto del liberalismo.
Es difícil creer que alguien pueda considerar un pensador sistemático o filosóficamente profundo a Ortega, por ejemplo. Otra cosa es la celebridad que alcanzó. Por lo menos escribía muy bien y tiene algunas cosas interesantes. Pero de ahí a compararlo a él o a otros con Canals, el RP Lira o el RP Ramírez OP y muchos otros, poco leídos o conocidos, hay una distancia sideral.
Israel es,a la larga o la corta,la derrota de sus enemigos históricos.
Ortega y Gasset y Gregorio Marañón tienen tanta relación con la derecha como la pueda tener Holbach.
-LA división izquierdas/derechas es confusa. Hay derechas incompatibles con la sana doctrina.
Si de debatir ideas se trata, ¿es compatible la derecha con un debate en torno al asunto, tan de moda por otro lado, del exceso de concentración de riquezas? ¿Plantearse si el exceso de concentración de riquezas es consecuencia del sistema o si es el sistema en si mismo; plantearse si es conveniente o si supone un riesgo para la independencia de las naciones y de las personas, eso es de izquierdas o de derechas? Valga como ejemplo.
-LA vieja idea marxista del catolicismo como superestructura al servicio de la casta de poder. Con los años he llegado a la conclusión contraria. Si España ha resistido mucho mejor, y hasta donde ha sido capaz, que otros países a las ideas modernistas es porque ha planteado la batalla intelectual, pero también porque durante mucho tiempo ha pervivido un ethos católico que la animaba. Las ideas modernistas entraron mayoritariamente a través de la política y como consecuencia de la preocupación y las, muchas veces, justas reivindicaciones sociales. Para mi un ejemplo no de atraso sino de luminosidad.
Por otro lado, no había entendido muy bien el sentdo de algunas de las respuestas en la entrevista. AL confrontación de ideas es algo que está muy bien teniendo una buena formación, y hay que tener la humildad de aprender de todo el mundo. Y felicito y agradezco al señor Gonzalez Cuevas por jugarse el tipo enfrentándose a la hidra.
Seguramente mucha gente no lo sepa, pero durante la profunda crisis del siglo XVII los arbitristas -oh, esa constelación de personajes estrafalarios- hablaban con una libertad que puede sorprender. No fue solo el padre MAriana, fueron muchos los que criticaron las políticas de intervención de precios y devaluación de la moneda. O la inflación de cargos públicos y eclesiásticos -donde se colocaban a muchos segundones-, o los sistemas de elección de alcaldes y corregidores.
El ministro Nithard convocó la Junta de Alivios en Castilla y Juan José de Austria la Junta de Comercio en Aragón. Los tratados y reivindicaciones, hasta donde se, eran públicas.
Antes nos podemos encontrar a los salmantinos. a los famosos y a otros quizá no tanto. Gente estupenda como Pedro de Valencia o Fernández Navarrete. O a alguien como Miguel Caja de Leruela, ¡todo un comunista en pleno siglo de Oro! jeje.
Después al Conde de Oropesa con sus reformas fiscales y económicas. Tambien preocupado, como antes lo estuvieron otros muchos, por potenciar la industria autóctona.
Este tipo de ideas eran las porpias de la época, las que circulaban por el viejo continente. En muchos casos nuestros intelectuales actuaron como vanguardia. Obviamente no llegaron a cuestionar el sistema estamental en sí mismo -un sistema de privilegios y endogamias-, pero resultaba un ejemplo de sociedad cristiana que está en diálogo con las ideas de su tiempo e inmersa en el debate interno.
La política del gobierno es claramente frentista y guerracivilista .Va a utilizar los poderes absolutos que le concede el " Coronavirus " para cambiar el régimen por la puerta trasera . No ; de manera consensuada, ni por los procedimientos que la Constitución establece para su reforma. Para ésto cuentan con el apoyo de los separatistas .
No se si la oposición tiene algún debate para combatir esta estrategia.
Un cordial saludo : Paz y Bien.
El enemigo de todos nosotros,de nuestra asediada civilización judeocristiana es el marxismo y sus miasmas que nos gangrenan.Es el enemigo a batir y donde debemos focalizar nuestros ataques.Nos va la vida en ello.
Sigamos el ejemplo de Juan Carlos II y de Benedicto XVI.Pensamiento en acción y reivindicar siempre la herencia judeocristiana.
Israel siempre,siempre Israel.
Pero esa indigencia supieron compensarla en la II República con insultos, amenazas y el amedrentamiento de la derecha, lo mismo que nos está pasando actualmente. Muchos de la derecha conservadora y generalmente cristianos creyentes, son presas del miedo al principio y después de la marginación, de la exclusión social. Así se hicieron con el Poder en 1931 y se han hecho ahora con el Gobierno de Pedro Sánchez, facilitado por la cobardía y la comodidad del PP ya desde Aznar y aún antes con Adolfo Suárez.
Un ejemplo de ello fue lo que sucedió con la consideración del aborto en el Tribunal Supremo de EEUU, cuyos magistrados fueron atemorizados por un grupo de presión en el año1973. Lo mismo pasö también con la homosexualidad en la Asamblea de los Psiquiatras Americanos APA que también fueron amedrentados por el Lobby homosexual recién organizado en el mismo año, y otros muchos ejemplos que se pueden poner.
Actualmente, sin necesidad de apoyo intelectual, utilizando la misma estrategia, se han apoderado de la cultura y la política en todo occidente europeo y americano. Añádase a eso la compra de voluntades con dinero, una vieja fórmula, y la existencia actual de grandes fortunas partidarias del aborto, Soros, Gates, Ford, Rotschild, Zuckerberg, etc para frenar el aumento de población en el mundo.
Hay que reaccionar y enfrentarse a esta situación, mas que con teorías, con valentía y decisión.
Algo parecido ocurrió con la homosexualidad que por presiones del Lobby homosexual los psiquiatras Americanos dejaron de considerar esta anomalía como una enfermedad y abrieron otra seña de identidad de la izquierda la defensa de ese trastorno psicológico como un derecho.
Luego vino la ideología de género para sustituir la antropología natural por otra antinatural basada en el capricho y el sentimentalismo de la persona.
Ya se que estas consideraciones son muy pragmáticas pero es lo que actualmente domina nuestras sociedades de un modo totalitario y tiránico y nos costará mucho tiempo desembarazarnos de ellas.
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