Fellay: "El Santo Padre tenía un tono dulce, verdaderamente paternal"
"Siento alegría y satisfacción y no son los sentimientos de una persona que piensa haber vencido". "Lo he sabido pocos días atrás en la oficina del cardenal Castrillón. Nos abrazamos". "Roma nos quiere realmente bien". "Todo ha cambiado y eso se lo debemos al Papa". Todas estas son frases de un hombre feliz ante el histórico decreto del pasado sábado: monseñor Bernard Fellay. El diario italiano “Libero” publicó el pasado domingo una entrevista en la cual el Superior de la Fraternidad de San Pío X habló acerca del levantamiento de las excomuniones y de la situación actual sin dejar de lado su análisis sobre la crisis actual de la Iglesia. Ofrecemos nuestra traducción.
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Monseñor, el 30 de junio de 1988 usted era consagrado obispo por Monseñor Marcel Lefebvre, junto a otros tres sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X. Este acto hizo de ustedes y del obispo brasileño Antonio De Castro Mayer los primeros excomulgados después del Concilio Vaticano II. Hoy usted es el Superior general de la Fraternidad, lo que en el apresurado lenguaje periodístico es definido como “el jefe de los lefebvristas”. Estamos en Menzingen, Suiza, en la Casa general. Tenemos sobre la mesa el decreto de la Santa Sede que levanta aquellas excomuniones. ¿Qué siente?