Nota de la Secretaría de Estado (en español)
Publicamos nuestra traducción de la nota recientemente publicada por la Secretaría de Estado de la Santa Sede acerca del levantamiento de las excomuniones a los Obispos de la FSSPX y las declaraciones del Obispo Williamson.
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Ante las reacciones suscitadas por el reciente Decreto de la Congregación para los Obispos, con el que se levanta la excomunión a los cuatro Obispos de la Fraternidad de San Pío X, y en relación a las declaraciones negacionistas o reduccionistas de la Shoah por parte del Obispo Williamson de la misma Fraternidad, se considera oportuno considerar algunos aspectos de la situación.
1. Remisión de la excomunión
Como ya se ha publicado con anterioridad, el Decreto de la Congregación para los Obispos, con fecha de 21 de enero de 2009, ha sido un acto con el que el Santo Padre fue benignamente al encuentro de reiterados pedidos por parte del Superior General de la Fraternidad de San Pío X.
Su Santidad ha querido quitar un impedimento que afectaba la apertura de una puerta al diálogo. Él ahora espera que una igual disponibilidad sea expresada por los cuatro Obispos en total adhesión a la doctrina y a la disciplina de la Iglesia.
La gravísima pena de la excomunión latae sententiae, en la que dichos Obispos incurrieron el 30 de junio de 1988, declarada luego formalmente el 1º de julio del mismo año, era una consecuencia de su ordenación ilegítima por parte de Monsenor Marcel Lefebvre.
El levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro Obispos de una pena canónica gravísima pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad de San Pío X que, al momento actual, no goza de ningún reconocimiento canónico en la Iglesia Católica. También los cuatro Obispos, si bien absueltos de la excomunión, no tienen una función canónica en la Iglesia y no ejercen lícitamente un ministerio en ella.
2. Tradición, doctrina y Concilio Vaticano II
Para un futuro reconocimiento de la Fraternidad de San Pío X es una condición indispensable el pleno reconocimiento del Concilio Vaticano II y del Magisterio de los Papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y del mismo Benedicto XVI.
Como ya se ha afirmado en el Decreto del 21 de enero de 2009, la Santa Sede no dejará de profundizar con los interesados, en los modos juzgados oportunos, las cuestiones que aún permanecen abiertas para poder alcanzar una plena y satisfactoria solución de los problemas que han dado origen a esta dolorosa fractura.
3. Declaraciones sobre la Shoah
Las posiciones de Mons. Williamson sobre la Shoah son absolutamente inaceptables y firmemente rechazadas por el Santo Padre, como Él mismo ha remarcado el 28 de enero pasado cuando, refiriéndose a aquel feroz genocidio, reiteró su plena e indiscutible solidaridad con nuestros hermanos destinatarios de la Primera Alianza y afirmó que la memoria de aquel terrible genocidio debe inducir a “la humanidad a reflexionar sobre el imprevisible poder del mal cuando conquista el corazón del hombre”, añadiendo que la Shoah es “para todos advertencia contra el olvido, la negación o el reduccionismo, porque la violencia hecha contra un solo ser humano es violencia contra todos”.
El Obispo Williamson, para una admisión a funciones episcopales en la Iglesia, deberá también tomar distancia en un modo absolutamente inequívoco de sus posiciones sobre la Shoah, no conocidas por el Santo Padre al momento del levantamiento de la excomunión.
El Santo Padre pide el acompañamiento de la oración de todos los fieles para que el Señor ilumine el camino de la Iglesia. Que aumente el compromiso de los Pastores y de todos los fieles en apoyo de la delicada y pesada misión del Sucesor del Apóstol Pedro como “custodio de la unidad” en la Iglesia.
Desde el Vaticano, 4 de febrero de 2009.
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6 comentarios
Un saludo muy cordial.
¿Esto quiere decir que si el Papa hubiese sabido que el Obispo Willianson tenía esas ideas sobre la Shoah no le hubiese levantado la excomunión?
Estimado Marcelo:
Pienso que no hay que sobrevalorar esta nota. En mi opinión, creo que se trata meramente de satisfacer una "necesidad diplomática" con el fin de salir adelante, liberándose un poco de los molestos reclamos que vienen de diversos ámbitos pero manteniendo la idea original. Debo decirle que esto es algo común en la "diplomacia Vaticana”.
En esta perspectiva, leo los distintos asuntos que la nota trata. En primer lugar, pienso que no se trata de que Mons. Williamson “deberá aceptar que el número de judíos muertos en los campos de concentración alemanes fue de 6.000.000 exactamente, ni uno más ni uno menos” para poder ejercer el ministerio episcopal en la Iglesia. Pienso, en cambio, que la nota intenta “librarse” de los “pedidos de clarificación de posiciones” y de las “acusaciones contra el levantamiento de excomunión a un Obispo que niega el Holocausto”… pero que en la práctica implicará que Williamson rechace abiertamente la opinión que expresó en aquella entrevista (de hecho, perdón ya ha pedido… aquí se habla de tomar distancia de esas declaraciones) y no porque la existencia del Holocausto sea dogma de fe sino, más bien, para evitar innecesarios escándalos dentro y fuera de la Iglesia y poder ejercer “libremente” el ministerio episcopal sin acusaciones que lo entorpezcan.
En cuanto a lo de que se hayan cambiado las condiciones pactadas con la FSSPX, estoy casi seguro que no es así (sería bueno que algún periodista se lo preguntara a Mons. Fellay). Porque si leemos la nota según el “lenguaje diplomático vaticano”, pienso que al hablar de “pleno reconocimiento del Vaticano II” está, por un lado, calmando a las “fieras” que se rasgan las vestiduras ante la posibilidad de que la Fraternidad sea regularizada sin una aceptación minuciosa de cada punto del Vaticano II… pero, por otro lado, está salvando lo esencial en lo que el Papa obviamente no cedería: el reconocimiento del Vaticano II como un Concilio Ecuménico auténtico de la Iglesia Católica, dejando las puertas abiertas (una vez aceptado lo primero) a aquellas discusiones sobre los puntos conflictivos en los cuales la FSSPX tiene sus reservas. De lo contrario, esa frase de la nota (“pleno reconocimiento del Vaticano II”) estaría refiriéndose a algo que Ratzinger siempre criticó: el Vaticano II como “superdogma”. En este contexto, me parece iluminadora la siguiente frase del Card. Ratzinger:
“Defender el Concilio Vaticano II como válido y vinculante en la Iglesia, es y va a seguir siendo una necesidad. Sin embargo, existe una actitud de miras estrechas que aísla el Vaticano II y que ha provocado la oposición. Muchas exposiciones dan la impresión de que, después del Vaticano II, todo haya cambiado y lo anterior ya no puede tener validez, o, en el mejor de los casos, sólo la tendrá a la luz del Vaticano II. El Concilio Vaticano Segundo no se trata como parte de la totalidad de la Tradición viva de la Iglesia, sino directamente como el fin de la Tradición y como un recomenzar enteramente de cero. La verdad es que el mismo Concilio no ha definido ningún dogma y ha querido de modo consciente expresarse en un rango más modesto, meramente como Concilio pastoral; sin embargo, muchos lo interpretan como si fuera casi el superdogma que quita importancia a todo lo demás”.
Por último, considero importante la parte final: orar por el Santo Padre más que nunca pero también confiar en él. Él sabe bien lo que quiere hacer, sabe bien lo que debe hacer, sabe bien toda la oposición con la que cuenta, es un hombre de una gran sabiduría, y también conoce muy bien la Curia Romana y todo lo bueno y todo lo malo que hay en ella. No será tan fácil frustrar sus intenciones. En otras ocasiones ya ha demostrado que, como afirmó Mons. Fellay, “las reacciones más o menos inadecuadas ante sus actos lo pueden hacer sufrir pero ciertamente no hacen que cambie de parecer”.
Espero, Marcelo, que mi visión de esto pueda ser un humilde aporte en la comprensión de situaciones tan difíciles,
Francesco
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