He visto a Lorenzo...
En la fiesta litúrgica de San Lorenzo, ofrecemos un extracto de las revelaciones de la Beata Ana Catalina Emmerich referentes a la vida del santo diácono y mártir.
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“He visto a San Lorenzo, español, natural de la ciudad de Huesca. Su madre se llamaba Paciencia; del nombre del padre no me acuerdo. Ambos eran muy piadosos cristianos. No todos eran allí cristianos. Las casas de éstos estaban señaladas con una cruz tallada en piedra. Unas cruces eran sencillas y otras dobles.
Vi que Lorenzo tenía una devoción extraordinaria al Santísimo Sacramento y que próximamente desde los once años había sido dotado por Dios de una maravillosa sensibilidad para conocer la proximidad de la Eucaristía, aunque el Santísimo fuera llevado ocultamente. Dondequiera que fuese llevado, él le acompañaba y le adoraba con mucho fervor. Sus piadosos padres, que no tenían tanto celo, tachaban de excesivo el suyo.
Vi una prueba conmovedora de su amor al Santísimo Sacramento. Supo Lorenzo que un sacerdote llevaba secretamente la comunión a una leprosa, que habitaba una miserable cabaña junto a la muralla de la ciudad. Siguió por devoción secretamente al sacerdote hasta la cabaña y estuvo escuchando y orando mientras la enferma recibía la Comunión. Diósela en efecto el sacerdote, pero en el momento de recibirla la enferma vomitó, y con eso salió de la boca la sagrada forma. El sacerdote, de cuyo nombre no me acuerdo, llegó a ser santo; pero entonces se hallaba en grande apuro sin saber cómo sacar de aquella inmundicia el Sacramento.
Todo esto lo vio el niño Lorenzo desde su escondite, y no pudiendo contenerse, impulsado por su amor al Santísimo, penetró en la habitación y venciendo la natural repugnancia, se echó sobre el vómito y tomó en sus labios el Cuerpo del Señor. Vi que en premio de esta heroica acción recibió de Dios un gran valor y una fortaleza invencible. He visto también de una manera con que no puedo describir, que él nació no de la sangre ni de la voluntad de la carne, sino de Dios.
Vile como niño recién nacido y entendí que fue engendrado por sus padres en medio de la mortificación, después de haber recibido dignamente los santos sacramentos, en pudor y penitencia; que en el momento de ser engendrado fue consagrado a Dios y que por esta razón le había sido dada esta temprana devoción y este sentimiento de la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento. Yo tuve mucha alegría de ver aquí un niño engendrado como yo siempre creía que se debe en el matrimonio cristiano.
Después de aquella acción heroica no tardó Lorenzo en dirigirse a Roma, previo el consentimiento de sus padres. Allí le vi yo, en compañía de los más santos sacerdotes, visitar a los enfermos y encarcelados. No tardó en hacerse querer muy especialmente del Papa Sixto, que le ordenó de diácono. Le vi ayudar a Misa al Papa y vi que el Pontífice después de comulgar le daba a él la Comunión bajo ambas especies. Le vi también dar el Sacramento a los cristianos. No había comulgatorio como ahora. Los diáconos alternaban en el servicio de la Iglesia; pero vi que Lorenzo siempre ayudaba a Sixto.
Cuando éste fue encarcelado, en pos de él corrió Lorenzo y le llamó para que no le dejase; y vi que Sixto, por divina inspiración, le anunció su próximo martirio y le mandó que repartiera entre los pobres los tesoros de la Iglesia. Vile ir con mucho dinero en el pecho a una viuda llamada Ciriaca, en cuya casa había escondidos muchos cristianos y enfermos, y le vi lavarles a todos los pies humildemente, y socorrer imponiéndole las manos a aquella viuda que hacía tiempo padecía violentos dolores de cabeza, y curar enfermos y paralíticos, restituir la vista a los ciegos y distribuir abundantes limosnas entre ellos. La viuda le ayudaba en todas estas cosas, aún en convertir en dinero los tesoros de la Iglesia.
Vile entrar en una cueva y después en las catacumbas, y ayudar a todos y distribuir limosnas y dar la sagrada Comunión e infundir valor y consuelo, pues había en él fortaleza de alma sobrenatural e inocente y grave serenidad. Vile ir con Ciriaca a la cárcel donde estaba el Papa, y decirle cuando éste fue conducido al martirio que ya había distribuido los tesoros, y que como ministro del altar quería seguirle al martirio. El Papa le predijo otra vez su muerte. Después fue preso por los soldados por haber hablado de tesoros.” (Vio también el martirio de San Lorenzo y todas las circunstancias de la conversión de Romano e Hipólito y las curaciones en la cárcel, como refiere su vida, así como las apariciones de los ángeles y los consuelos que de ellos recibió en su martirio y la substancia de lo que le dijeron).
“Los tormentos no se acababan. Duraron toda la noche con extraordinaria crueldad. Entre dos lugares de suplicio había un espacio de columnas, donde estaban todos los instrumentos de martirio. El ingreso en aquel lugar era franco y había muchos espectadores. Allí fue martirizado hasta ser tostado en las parrillas. Después de ser confortado por el ángel, volviéndose en las parrillas habló alegremente. Por sí mismo se había colocado sobre ellas sin dejarse atar.
Conocí que por favor divino había dejado de sentir en gran parte aquel tormento, y que estaba en él como en un lecho de rosas. Otros mártires habían padecido más espantosos dolores. Sus vestidos de diácono eran blancos. Tenía una faja en la cintura, una estola, un cuello redondo sobre los hombros y un manto ceñido como el de San Esteban. Vi que fue sepultado por Hipólito y el sacerdote Justino, y que muchos lloraron en su sepulcro, sobre el cual se dijo Misa. Lorenzo se me apareció una vez que yo sentía escrúpulos sobre si había de comulgar. Me preguntó sobre el estado de mi espíritu y me dijo después de oírme, que podía comulgar al día siguiente.”
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Tomado de “Vida y visiones de la Venerable Ana Catalina Emmerich”, del Padre Carlos Schmoeger.
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16 comentarios
Hoy es el aniversario de la muerte de mi abuelo materno, al que quise mucho y no tuve la suerte de tenerlo mucho tiempo conmigo; rezaré a S. Lorenzo por él. Gracias por su artículo.
Incluso en este texto, se puede encontrar una sutil alusión al tema .
Hay serias dudas sobre qué en sus escritos puede atribuirse a ella y qué al poeta Brentano, su copista, dado que ella no escribía.
En todo caso, hay que tomar los escritos con cautela.
Todas las "revelaciones particulares" han de ser tomadas con cautela, y las de la Beata Ana Catalina Emmerich no son una excepción.
En su caso, se sabe también que hay cosas que son, con más probabilidad, atribuibles a Brentano que a ella misma.
De todas formas, eso no tiene por qué hacernos desechar todo lo que se encuentra en sus escritos.
En cuanto a la "genealogía de Cristo", lo que ella "ve" de especial es la transmisión de una "Bendición" que Dios prometió a la humanidad desde la misma caída de Adán y Eva. La forma en que esto se expresa en sus escritos puede que no sea la más teológicamente precisa, pero la idea de la "Bendición" - y de "esa" Bendición en particular - recorre toda la Sagrada Escritura.
http://www.montfort.org.br/index.php?secao=cadernos&subsecao=religiao&artigo=emmerick&lang=eng
http://www.montfort.org.br/index.php?secao=cadernos&subsecao=religiao&artigo=emmerick&lang=bra
A ver, luis, ¿dónde está la herejía en el hecho de no ver reproducción sexual en el estado paradisíaco?
Y respecto al sexo y a la reproducción sexual, me remito a la doctrina catolica. Lo unico que falta es tener que demostrar que el sexo es bueno, ochocientos años despues de los albigenses. Y que decir que la reproducción en el Paraíso hubiera sido por medio de la palabra es un disparate absurdo y enfebrecido, que sòlo puede atribuirse a Brentano. Por algo cuando la beatificación de Ana Catalina hubo que poner un caveat grande como una casa de que no implicaba esto aprobar sus escritos.
"... vi una imagen de Eva, y cómo nacería si no fuese por el pecado original. Vi su cuerpo totalmente diverso. No vi intestinos ni evacuación como ahora. Me acuerdo que vi un corazón y muchos recipientes saliendo de él,los cuales confluian en un bolsa redonda, en la cual reposaba un bebé con los brazos cruzados, con la cabeza contra el lado derecho de Eva ... y el bebé crecía formando una protuberancia en el lugar... donde Longinus abriría el pecho de Jesús; allí la piel se abría sin dolor y el bebé salía como de una llaga de labios puross. Vi al bebè alimentarse de su madre, sin cordón umbilical, sino de un pequeño tubo que sus labios protegíante. El bebé se alimetaba también de su madre, en la cual no vi mamas. Yo creo que la concepción era a través de la palabra, inconscientemente, y sin cópula carnal".
Pero dejando atrás el Genesis lo que quiero preguntar es qué hay de raro en las visioens de San Lorenzo, transcribo el párrafo al que hago alusión." Vile como niño recién nacido y entendí que fue engendrado por sus padres en medio de la mortificación, después de haber recibido dignamente los santos sacramentos, en pudor y penitencia; que en el momento de ser engendrado fue consagrado a Dios y que por esta razón le había sido dada esta temprana devoción y este sentimiento de la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento. Yo tuve mucha alegría de ver aquí un niño engendrado como yo siempre creía que se debe en el matrimonio cristiano. "
En el veo que ha sido engendrado por sus padres no por Dios pero que ha sido consagrado a Dios en el momento de ser engendrado y es esto a lo que se refiere la Beata, que todos los niños cristianos deberían ser engendrados así. También dice que nació después de recibir sus padres el Santo Sacramento del Matrimonio.Yo no veo "luis" una sutil alusión a que no hay reproducción sexual, diciendo claramente la Beata que fue engendrado pro sus padres (no por Dios)
Ana Catalina Emmerich nació el 8 de septiembre de 1774 en Flamsche, una pequeña aldea de la diócesis de Münster, en Westfalia, al noroeste de Alemania.
Sus padres eran campesinos de extremada pobreza y marcada religiosidad. A la edad de doce años se vio obligada a trabajar en el campo, para luego ganarse el pan como costurera. Desde los cuatro años venía teniendo numerosas visiones y mociones espirituales que ella encajaba con total inocencia. Cierto día se enteró sorprendida de que las demás niñas de su aldea no hablaban con sus ángeles de la guarda.
Una vez cumplidos los veintiocho años, ingresó en el convento agustino de Agnetenberg, en Dulmen. Su celo y entusiasmo, sin embargo, incomodaron al común de las hermanas, que, al no comprender los éxtasis en los que entraba cuando estaba en la iglesia, en su celda o mientras trabajaba, la trataban con cierta antipatía. Cuando la Revolución francesa suprimió su convento en 1812, se vio obligada a buscar refugio en la casa de una viuda pobre. En 1813 quedó postrada en cama hasta su muerte once años después.
El elegido
Fue poco después cuando el famoso poeta Klemens Brentano la visitó. Para su asombro, ella lo reconoció y le dijo que él había sido elegido como el hombre capaz de ayudarla a que se cumpliera el mandato de Dios… concretamente, que escribiera por el bien de innumerables almas la revelación que Él le había hecho. Brentano tomó breves notas sobre los principales puntos y, en vista de que ella hablaba el dialecto de Westfalia, él procedió a traducirlas inmediatamente al alemán. Conforme iba escribiendo, se lo leía y cambiaba y borraba hasta que ella lo aprobara en su totalidad.
En 1833 aparecieron los primeros frutos del esfuerzo de Brentano, La dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo de acuerdo a las meditaciones de Anne Catherine Emmerich. Brentano preparó para su publicación el trabajo La vida de la Santísima Virgen María, pero no apareció hasta 1852 en Múnich. Valiéndose de los manuscritos de Brentano, el padre Schorger publicó en tres volúmenes La vida de Nuestro Señor y años más tade, en 1881, una gran edición ilustrada de la misa, obra que gozó de una enorme popularidad. Desde su aparición, los escritos de Ana Catalina Emmerich han cautivado a todos aquellos que se han acercado a ellos. Su característica principal es la profusión de detalles al relatar la vida en la tierra de Cristo y de la Virgen María: la manera que tenía el Señor de recogerse la túnica al subir las escaleras, la bandeja que sostenía el cáliz de la Última Cena, la organización interna de los equipos de constructores de la Torre de Babel, el color de los gajos del interior del fruto del árbol del Bien y del Mal...
Aunque quizá el rasgo más sobresaliente sea la sencillez y claridad casi infantil de la propia autora. La beata reconoce en numerosas ocasiones, en mitad del relato, que no recuerda cómo continuaron los sucesos de la narración.
Polémica antisemita
Sobre las polémicas alusiones al pueblo judío que se encuentran en su obra, la escritora ortodoxa Lina Murr Nehmé afirma: "Es verdad que en La amarga Pasión escribe acusaciones sobre todo contra los judíos, pero es porque narra una tragedia que tuvo lugar en tierra judía. Cuando narra tragedias que han tenido lugar en tierras paganas, acusa a los paganos. De hecho, es lógico: la muchedumbre, con algunas excepciones, en general es perseguidora, y la escena de la Pasión lo demuestra con fuerza. Para ella, los hombres y las mujeres no son buenos o malos en función de su religión o ideas, sino por motivo de sus actos. Por ejemplo, describe a Pilatos y a los grandes sacerdotes judíos con la misma severidad, pero utiliza un tono muy diferente cuando habla de la mujer de Pilatos, o de los judíos, o de los romanos compadecidos que mostraban gestos de misericordia hacia esta persona que, para ellos, no era ni Dios ni el Mesías, sino un simple condenado".
Sus escritos no son parte del Magisterio de la Iglesia ni sustituyen a la Revelación contenida en las Escrituras, aunque han sido frecuentemente utilizados como una narración piadosa que puede servir a muchos para entender el peso de nuestros pecados y la grandeza del sacrificio que hizo Jesús por nosotros.
Murió el 9 de febrero de 1824 en la localidad de Dulmen. Un rumor acerca del robo del cuerpo fue la causa de que se abriera su tumba seis semanas después de su muerte. El cuerpo fue encontrado fresco, sin ningún signo de corrupción. En 1892 el proceso de beatificación fue introducido por el obispo de Münster.
Su Santidad Juan Pablo II, dirigiéndose a los fieles congregados el 3 de octubre de 2004, durante la beatificación de Ana Catalina, declaró: "La beata Ana Catalina Emmerich mostró y experimentó en su propia piel la amarga Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. El hecho de que, de hija de pobres campesinos que insistentemente buscaba la cercanía de Dios, se convirtiera en la famosa "mística de Münster" es una obra de la Gracia divina. A su pobreza material se contrapone su rica vida interior. Igual que la paciencia para soportar sus debilidades físicas, nos impresiona la fuerza del carácter de la nueva beata y su firmeza en la fe. Esta fuerza la recibió ella de la Santa Eucaristía. De este modo, su ejemplo abrió a la completa pasión amorosa hacia Jesucristo, los corazones de los hombres pobres y ricos, de las personas cultas y humildes. Aún hoy comunica a todos el mensaje salvífico: gracias a sus heridas hemos sido curados" (cf. 1 P 2, 24).
Fuente: Semanario Alba
Nos perderíamos algo muy interesante y edificante si rechazáramos "a priori" todos los escritos atribuidos a la Beata Ana Catalina.
Y cometeríamos un serio error si aceptáramos como suyo todo lo que se le atribuye, y un error mucho más grande aun si quisiéramos proponer sus escritos como una "continuación" de los textos de la Sagrada Escritura.
El libro que hemos citado en este post (confieso que no lo he leído entero, aunque sí en gran parte), parece un estudio realmente serio.
Por último, muchas gracias a todos por la interesante información que aportan sobre este tema.
Respecto de las sutilezas del texto, resulta sugestivo que cuando se relata la concepción de un niño, se haga alguna referencia a algún tipo de acción extrínseca que cohonesta o contrabalancea la unión sexual, como la "mortificación" el "pudor" y la "penitencia" en la cual habría sido engendrado Lorenzo. Advierto la absoluta inatingencia de la mortificación y de la penitencia en relación con el acto conyugal, que de suyo es fuente de gozo y unión entre los cónyuges, conforme la doctrina católica. Ciertamente el escrito no niega que haya sido engendrada por los padres, pero insinúa cierta moralidad negativa sobre la sexualidad, que por otra parte, como hemos visto en las citas supra, tiñe la errada doctrina de las visiones.
Sin ir más lejos, la concepción de María Santísima por sus padres Joaquín y Ana es también asexuada (un simple abrazo en que se transmite un misterioso objeto), recalcando que esta concepción sería la que hubieramos tenido todos de no haber habido pecado original, lo que demuestra la conexión que establece el texto entre sexualidad y pecado:
"Cuando se abrazaron, rodeados por el resplandor, entendí que era la Concepción de María en ese instante, y que María fue concebida como hubiera sido la concepción de todos sin el pecado original. Joaquín y Ana caminaban así, alabando a Dios, hasta la salida. Llegaron a una arcada grande, como una capilla donde ardían lámparas, y salieron afuera. Aquí fueron recibidos por los sacerdotes, que los despidieron".
También quiero recalcar que esta Beata era muy joven cuando murió,50 años y estas visiones serían posiblemente bastante anteriores, casi una niña, religiosa y entragada a Dios, ¿qué iba a saber de la relación entre un homre y mujer?ella sólo escribía lo que veía, veía escenas y sentimientos a veces.
De todas maneras, gracias a estas visiones mucha gente ha podido contemplar la Pasión de Cristo como nunca,su vida, se han descubierto reliquias y la Casa de la Virgen entre otras gracias a
la precisión de sus textos.
La primera condición de una revelación privada es su ortodoxia.
Y lo peor es que es una manera muy típica de manejar lo sexual en cierto pensamiento "catolico", a partir de la dañada influencia jansenita.
Videtur, al respecto, Joseph Pieper, "Las Virtudes", Capítulo referido a la castidad.
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