Mons. Müller: “Si se sigue en esta línea, sería la muerte del ecumenismo”
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El Obispo de Ratisbona, Mons. Gerhard Ludwig Müller, acusó a los representantes de la iglesia protestante alemana de “dividir” a la Iglesia Católica. En una entrevista a PNP, el Obispo responsable del movimiento ecuménico en la Conferencia Episcopal Alemana atacó las “declaraciones controvertidas” durante la visita del Papa a Alemania y cuestionó el ecumenismo católico-protestante.
Müller fue particularmente crítico con el obispo protestante de Berlín, Markus Dröge, quien escribió que Benedicto XVI “no tiene ni idea del ecumenismo”. Tales declaraciones sólo deben “ser descartadas como totalmente sin fundamento”, dijo el obispo de Ratisbona, afirmando: “Si se continúa en esta línea, sería la muerte del ecumenismo”.
También en el sínodo de la Iglesia protestante de Alemania, durante el fin de semana, hubo críticas a la visita del Papa. El Obispo de Ratisbona desestimó las observaciones de que Benedicto XVI hizo comentarios de aprecio sobre el reformador Martin Lutero privadamente en Erfurt pero no en su sermón. “Eso también habría sido totalmente anti-luterano”, dijo Müller. “En un sermón interpretando Juan 17, el contenido debe ser sobre Cristo y la unidad de sus discípulos, pero no una valoración histórico-teológica de Martin Lutero”. En la conversación precedente, sin embargo, “el Papa eligió un propósito que es también fructuoso ecuménicamente: la centralidad radical de Dios para Lutero”.
Müller explicó que antes de la visita del Papa se realizó “un juego traicionero con grandes expectativas”: “No sólo de que el Papa debiera dar un dramático paso ecuménico sino de que debiera diluir en agua la doctrina católica”. Después de la visita del Papa hubo ya intentos “dispersos” por parte protestante de insertar una “bacteria” (literalmente, un hongo que al fin quiebra el tronco de un árbol) en la Iglesia Católica “con la cual poner al Papa y los obispos contra la supuesta mayoría de la población católica”. Para Müller, “ellos quieren llevar a una parte de los fieles católicos para su lado o, alternativamente, protestantizar a la Iglesia Católica”.
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Fuente: Frates in unum
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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28 comentarios
El catolicismo y el protestantismo no tienen NADA en común.
Llevan como cosa de medio siglo en ese plan. No hay nada nuevo. Lo que hace falta es poner pie en tierra y dejar las cosas claras. Por eso este mensaje de Mons. Muüller es muy necesario y oportuno.
Y por supuesto, si hay un sector importante de fieles católicos que quiere protestantizarse, ya saben dónde tienen la puerta. Aquí no se obliga a nadie a ser católico, pero el que quiera serlo, que lo sea de verdad.
Saludos.
Cabe concluir que la sintonía de este obispo con el Papa Benedicto XVI es total, y en el punto del ecumenismo, muy sensible para la Iglesia en Alemania, aún más.
Pablo
Ojala Dios nos regale a monseñor Muller como proximo prefecto de la fe.Es un hombre integro, intachable, fidelisimo a Roma y al papa, defensor a ultranza de la fe catolica y servidor humilde y abnegado de Nuestro Señor Jesucristo.Seria una maravillosa noticia.
(Aclaro: no contestaré a nadie. Vuelvo a repetir: "Quien quiera entender, que entienda".
En Cristo y Maria.
Ignacio.
"El primer grito de Lutero: "¡al interior del alma”!" hubiese sido respondido por pocos, si no se hubiese acompañado a otro mucho más popular: "¡Oh tú, Papa de Roma, asnillo, mujer vieja, payaso, ya verás quién es el Doctor Martín!"; al cual una gran muchedumbre de descontentos -algunos con razón- respondió de inmediato: "¡Hurra!"; y entre todos estos heterogéneos paulatinamente -aunque no insensiblemente- fueron cayendo en otro grito aún más popular: "¡Vino, mujeres y canto!" al cual una innumerable masa respondió: "'¡Hurra, hurra, hurra, Herr Doktor Deutsche Martín Luther!".
La rebelión de Lutero surgió para liberar de una tirantez; y puestas sobre esa tirantez, las palabras de Lutero son liberadoras; pero suprimida la tirantez, son pura cháchara y su teología se disuelve en la contradicción y la incoherencia: la presuposición faltando la proposición pierde su sentido, como una respuesta a una pregunta ya inexistente.
Generación tras generación, Europa había sido educada en el Memento mori, en el recuerdo de la Muerte, del Juicio, del Infierno; había sido cargada de prácticas, de obligaciones y de shiboletes devotos; había sido aterrorizada con las hogueras de los herejes y las guerras religiosas y estaba acostumbrada a ver lo religioso en gestos y en exterioridades ya estereotipadas y vueltas rutinas y fetichismos; como por ejemplo, el "consejo" de celibato eclesiástico vuelto de más en más un "precepto", y por cierto, muy mal guardado; la compra del perdón de los pecados por medio de las "indulgencias"; el poder y la actividad política, el poder y la actividad económica del alto clero sustituyendo a la contemplación y la predicación de la Verdad…
Este terreno pedía un reformador, un hombre que llamase la religión a lo interior; pero un reformador es un hombre que impone cargas y no que las arroja; que aprieta y no que afloja; que ata por todas partes nuevos lazos y lazos rotos y no que los relaja; para lo cual tiene que ser en alguna forma un mártir. Cosa que por desgracia estuvo lejos de ser Lutero. Lejos de volverse mártir, se volvió popular… Yo soy un escritor religioso; si fuese popular, no sería un escritor religioso.
Por desgracia, la actitud polémica también influyó malamente en el Catolicismo, a pesar de que allí no fue tan exclusiva: hay que ver por ejemplo las pavadas exegéticas en que incurre el gran exegeta Maldonado por su manía de polemizar con los calvinistas. Una gran parte del Catolicismo moderno -sobre todo en España y aledaños- se ha edificado sobre el Concilio de Trento más que sobre el Evangelio; es decir, se ha configurado en contra del Protestantismo; lo cual comporta una especie de imitación subconsciente. No se mueve libremente el que esgrime contra otro: depende del otro en sus movimientos.
El Protestantismo se llevó cautivas una cantidad de nociones –o digamos más bien de esencias- cristianas, que el Catolicismo necesitaba y que el Catolicismo abandonó y aun combatió, viéndolas convertidas en "herejía": como por ejemplo, la lectura y el estudio de la Biblia, tan intensos en los Santos Padres, sustituidos por la lectura de obras de autores devotos de más en más chabacanas y deleznables; y otra lista de cosas excelentes, que por haber vivido en países protestantes, podría yo hacer fácilmente ...
La Contrarreforma quiso reforzar el celibato eclesiástico -el cual tengo por loable y santo- por medio del rigor, convirtiéndolo en una especie de absoluto; de manera que por eso un hombre es sacerdote, por no estar casado, y basta; es decir, eso es un carisma, que incluso dispensa a veces de la obligación de trabajar; y que tiene por sí solo un poder santificador y perfeccionador de la natura humana: lo cual es un error en teología. La Contrarreforma exteriorizó más la fe, convirtiendo en objeto preponderante de ella a la Santísima Virgen -mi Madre y Señora- e incluso al Papa -al cual acato y obedezco- convertido en más infalible de lo que en realidad él mismo pretende; disolviendo la fe pura de un Dios transcendente en devociones exteriores o "mandatos de hombres".
La Contrarreforma exaltó la virtud militar de la "obediencia"; y ella considerada más en su cómodo automatismo que en su espíritu; hasta volverla una especie de virtud teologal, que puede sustituir incluso a la conciencia personal. La Contrarreforma defendió y propagó la noción suareciana de "la acción primero que la contemplación", que es una plaga en la Iglesia hoy día, y ha traído el triunfo del mediocre agitado sobre el sabio débil; e incluso la persecución del sabio. Finalmente, la Contrarreforma aumentó el sacramentalismo y disminuyó la predicación; rebajó la contemplación y la caridad en apologética y beneficencia -las cuales no son malas, pero no son sumas-; alejó más y más a los fieles del Poder eclesiástico -lo que llaman "la Jerarquía"- haciendo de la Iglesia la sociedad más totalitaria que existe; y se entregó desaforadamente a la "propaganda".
Y así otras cosas. Todo con poco resultado religioso, por cierto. Esto es la faz negativa de la Contrarreforma; no quiero negar aquí su inmensa faz positiva; que otros ya ponderan bastante."
R.P Castellani, L. CRISTO VUELVE O NO VUELVE, Ed. Dictio, Págs. 294-297
Ya puestos, ¿por que no probar el ecumenismo con la macumba brasileña, o con los de la santa muerte del cartel de medellín? Total, lo único que parece importar es unirse con quien sea y a cualquier precio.
Esta beatería babosa de los hermanitos separados, de verdad que me corta la regla. Si están separados será por algo, y quizás mejor que sigan así. Y desde luego, hermanos míos no son, eso está claro.
Un servidor cada vez que oye, lee o ve algo de esto se pregunta: ¿Qué hubiese hecho S. Pío V y el resto de Stos. Padres anteriores al Concilio Vaticano II...? ¿Qué hubiesen hecho tantos santos que lucharon contra esos herejes...? ¿...? ¿...? ¿...? ¿...?
In Cristo.
Servus Mariae.
Hasta la misma Virgen se lo dijo en sus locuciones al Padre Gobbi en octubre del 86, ante la primera jornada de Asis.
Para orar todos juntos, deberíamos hacerlos todos al mismo Dios, que no es el mismo en algunas religiones, y además hay muchas diferencias casi insalvables con los protestantes.
Déjense de tratar de unir religiones, ésto se llevará a cabo sólo en la segunda venida de Jesús, y preocúpense de salvar almas entre los mismos católicos, que a causa del Concilio Vaticano ll, de la Pederastia y del Ecumenismo, están confusas o alejadas de la Iglesia Católica.
Sr. Franz:
Dicen que "el que se pice es porque ajos come", y efectivamente, quizá me estoy picando un poco más allá de lo que me debiera picar, pero me parece que usted también me está poniendo un poco el ajo delante de la boca con su pregunta. Sí, está claro que Dios Ntro. Sr. dijo eso, palabras sagradísimas, pero le quiero refrescar un poco la memoria para que no olvide que en otra parte del Sto. Evangelio dice: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre si no es por mí" (Jn, 14,16) y "tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia" (Mt. 16,18) ¿cómo podemos ir por otros caminos al Padre y por ende en otra que no sea la Sta. Religión por Él fundada? No digo que hoy día, ni nunca, los hombres de las Iglesia estuviesen libres de pecado, pero lo que está claro es que la Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica (y está en los Cielos, y en los santos, y en los que quieren serlo, de esta tierra), y que es la única religión por donde nosotros, los pecadores (sacerdotes incluídos) nos podemos salvar. "Extra Ecclesia nulla Salus".
In Christo.
Servus Mariae.
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