La Misa (Antonio Pérez Villahoz)
Título: Preparar, vivir y agradecer la Misa
Autor: Antonio Pérez Villahoz
Editorial: Cobel Ediciones
Páginas: 124
Precio aprox.: 4,95€
ISBN: 978-84-15024-27-9
Año edición: 2010
Lo puedes adquirir en Cobel Ediciones.
Para muchas personas asistir a la Santa Misa no deja de ser un acto que, si bien tiene carácter religioso, no incide mucho en sus vidas porque lo tienen como un cumplimiento pero como poco más.
De vez en cuando conviene que se nos diga que la Eucaristía es fundamental para nuestras vidas de creyentes y que conviene estar aleccionados sobre tal importancia. Y nos conviene porque no es poca cosa comprender qué se celebra en la Misa y, sobre todo, qué recibimos de ella.
El libro, editado por Cobel, dice, desde el mismo título “Preparar, vivir y agradecer la Misa” lo que en el texto puede leerse. Y es bien cierto que nos ayuda, primero, a preparar tal momento espiritual; luego a saber lo que celebramos y, por último, como hijos agradecidos, a manifestar gozo por lo recibido.
Así, el autor, Antonio Pérez Villahoz, pretende ayudarnos “a tratar mejor a Dios en la Eucaristía y en esos ratos de conversación que tienes con él al comenzar el día” (p 5). Además, a “tratar mejor a Jesús” (p 5) a quien, en determinadas ocasiones, maltratamos al hacer de menos la Santa Misa.
Y, en efecto, así lo hace porque resulta más necesario de lo que pueda parecernos.
Preparar
La preparación de la Santa Misa, espiritualmente hablando, ha de ser momento muy especial para quien se siente hijo de Dios y quiere gozar de la misma.
Para eso, nada mejor que orar en el sentido de preparación de la Eucaristía así como orar antes de la comunión. Sin olvidar que la Misa tiene uno unos “momentos” (p 41 ss.) que, comprendidos y entendidos, nos han de servir para sentirnos plenamente miembros de la Iglesia católica.
Vivir
Pero la Santa Misa se vive. En tal sentido, no podemos acudir a la Casa de Dios de forma inopinada, como si se tratase de una rutina.
Así, la Misa tiene una estructura, todo un desarrollo que tiene pleno sentido y que nos ayuda a reconocer, en nuestra vida, que el sacrificio de Cristo se llevó a cabo con plena conciencia de su valor intrínseco.
Por eso, desde los mismos ritos iniciales a la liturgia de la Palabra y de la Eucaristía, así como la Plegaria Eucarística y el rito de la Comunión (sin olvidar el mismo rito de conclusión) nos ayudan en la comprensión del gran regalo que nos hizo Jesucristo en el Cenáculo de su última Pascua (p 61 ss.).
Agradecer
¿Qué mejor fruto de la Santa Misa que el agradecimiento?
A lo largo de la historia del catolicismo, han sido muchas las personas, conocidas o desconocidas, que nos han legado toda una serie de oraciones con las cuales podemos agradecer a Dios el don de la Eucaristía. Así, desde la clásica de Sto. Tomás de Aquino (“Gracias te doy, Señor Santo, Padre Todopoderoso, Dios eterno… te has dignado alimentarme con el precioso Cuerpo Sangre de tu Unigénito Hijo mi Señor Jesucristo”, p. 84) hasta la más actual de S. Josemaría (“Señor, creo que estás Tú aquí, porque con la Transubstanciación te has escondido en las especies sacramentales (…) Voy a llenar mi corazón de esperanza” (p 101) todas ellas nos permiten ser, como se suele decir, agradecidos y, así, bien nacidos porque dar las gracias a Quien nos permite gozar de tales momentos para el espíritu, es, sobre todo, obligación grave para un católico.
Por otra parte, tenemos que tener en cuenta que el autor de este verdadero “manual oracional” relacionado con la Santa Misa tiene, al escribirlo, una clara intención: que nos sirve, que se útil para los que lo leamos. Por eso cada uno de los cuatro apartados del libro utiliza la palabra “Para…” porque su voluntad es que, en efecto, sea un instrumento espiritual efectivo.
Además, no podemos olvidar que también se nos hecha una mano a la hora de orar en el primer momento del día en el que, por haber amanecido una vez más al mundo, tanto tenemos que agradecer a Dios.
Qué dicen los santos sobre la oración o, también, y para concretar, nos ofrece el autor del libro, “Un posible guión para tu oración” en el que nos facilita, para aquellos momentos de aridez espiritual, la tarea de comunicación con Dios a través de tal instrumento del alma. Así, hasta 6 ideas al respecto de preparar, para un buen comienzo del día, la oración.
Y ya para terminar, cuando se lee un libro con intención de decir algo sobre el mismo, se debe hacer una recomendación de a qué tipo de personas puede ir dirigido. En este caso particular deberían ser las siguientes:
- Para aquellos creyentes que no se sientan capaces de establecer su propia forma de oración.
- Para aquellos creyentes que se sienta cohibidos al relacionarse con Dios.
- Para aquellos creyentes que, simplemente, quieran orar, aprender a hacerlo o perfeccionar la oración.
- Para aquellos creyentes que quieren gozar con la Santa Misa.
- Para aquellos creyentes que quieran seguir siendo conscientes de que lo son y cómo lo son.
Eleuterio Fernández Guzmán
13 comentarios
Yo no sé si la Santa Misa tiene que ser tan corta como Ud. dice. A mí me parece que lo mejor es que se celebre con devoción y sabiendo que lo que se hace es recordar algo muy importante para la humanidad: Dios hecho hombre se entregó por nosotros y eso nos salvó para toda la eternidad.
Este libro sirve, precisamente, para eso: para comprender la forma en la que la Santa Misa ha de llegar a nuestros corazones de hijos de Dios y poder gozar de y en ella.
Siempre comulgamos de rodillas a lo largo de una larga balaustradas a manos de unos cinco o seis sacerdotes que poco antes terminan de dar Confesión (desde las 11 de la mañana). El Domingo a otra iglesia con culto de normal duración tomando comunión en fila, de pie, aunque en la boca quienes queremos.
Por favor habrá Misas de 20 minutos y otras de veinte minutos pero esta Santa Misa es de lo mejor con respecto al fervor... Nadie puede decirme que una Misa de 20 minutos no vale.
A Dios gracias doy que puedo oír Misa diaria comulgando y hasta confesando. Recuerdo ya hace no mucho en realidad que había que ayunar 3 horas, y hace un poco más ayunar 12 horas. Todo pre-Conciliar, dirían algunos, claro...
Por cierto que desde hace un año el nuevo párroco para la Consagración dice “...for all” (... por muchos) pero de inmediato y entre dientes apenas perceptible para la mayoría siempre añade “per multis” Me hace sonreír pues aun actúa en obediencia, es mi opinión. Yo no protestaré
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