25.11.19

Predicadnos a Cristo, no la asimilación al mundo

He leído el último editorial de Philippe Maxence en L’Homme Nouveau, titulado “Predicadnos a Cristo, no la asimilación al mundo”, y me ha parecido magnífico. Un grito dolorido de un católico humilde que no se resigna a acostumbrarse a ver a la Esposa de Cristo convertida en una ONG buenista. Un grito que, aunque originado en Francia, es perfectamente trasladable a nuestro contexto español.

El origen de este escrito es la Asamblea plenaria de los obispos franceses, reunidos en Lourdes desde el pasado 5 al 10 de noviembre. Escribe Maxence al respecto:

« En Le Figaro, Jean-Marie Guénois, señalaba que Mons. Éric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims, elegido presidente de la Conferencia Episcopal de Francia en abril pasado, había abordado «todos los temas de actualidad: lucha contra la pedofilia, “ecología integral” (…) velo musulmán, inmigración». «Ninguna palabra, sin embargo, - escribe el periodista-, sobre la cuestión de la caída de las vocaciones sacerdotales y sobre la reforma de los seminarios, a pesar de que formaban parte de la agenda de esta asamblea».

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18.11.19

Un libro que deja huella: J.C. El sueño de Dios

He de empezar mis comentarios sobre J.C. El sueño de Dios, el último libro de Miguel Aranguren, con una confesión: no me apetecía nada leerlo. Una novela, larga, y sobre un tema tan manido… la vida de Jesús. Tengo siempre una larga lista de libros por leer, y francamente, pensaba que éste se había colado y que lo mejor era despacharlo rápidamente. Decidí abrir al azar por varias páginas, para hacerme una idea e incluso poder recomendarlo a algún amigo aficionado a la narrativa: dado el tema, daño no podría hacerle. Así que fui abriendo páginas al azar y leí algunos párrafos: aquello no era lo que yo esperaba. Me intrigaron, me llamaron la atención, algunos incluso me conmovieron. No había otra: había que leerlo desde el principio.

Qué suerte tuve, pues he disfrutado enormemente leyendo este libro singular. No está al alcance de muchos recrear en forma de novela los años de vida oculta de Jesús y sonar a nuevo, a fresco, sorprender al lector. Y menos aún hacerlo desde una fe que no disimula y aparece de modo nada forzado.

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13.11.19

El éxito de los primeros 10 años de Ordinariato

Cuando hace diez años Benedicto XVI anunció la creación de un ordinariato para anglicanos que deseaban la plena comunión con Roma no hubo grandes entusiasmos. La decisión fue tildada por algunos de capricho personal del Papa entonces reinante y criticada abiertamente por los expertos en “ecumenismo” (que demostraban, así, que su ecumenismo no era el de la Iglesia).

El recibimiento de aquellos anglicanos por parte de los católicos tampoco fue muy efusivo: de manera parecida a lo que le ocurrió al santo cardenal Newman, la desconfianza hacia los hasta hacía nada “rivales” fue generalizada: ¿qué nos tienen que enseñar estos anglicanos que, además, y por si fuera poco, cuidan tanto la liturgia e incluso osan criticar algunas de nuestras prácticas?

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29.10.19

Gasparro: el pintor-teólogo que no deja indiferente

Mucho se habla acerca de la importancia de la belleza en un mundo en el que la fealdad nos acecha en cada esquina (la cita de Dostoievski es aquí de rigor). Mucho se habla, en efecto, pero no es tan frecuente toparse con ella entre las obras de nuestros contemporáneos. Por eso impacta tanto cuando te la encuentras de frente. Es lo que me ha ocurrido al tener noticia de un joven pintor (acaba de cumplir 36 años) natural de Bari. Se llama Giovanni Gasparro y tras su pintura hay una potente reflexión que vale la pena conocer.

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18.10.19

¿Qué es eso del «denislamismo»?

En relación con nuestras actitudes hacia el Islam, hasta ahora el concepto-trampa más usado es el de «islamofobia». Y digo trampa porque cualquier crítica al Islam es asimilada a este concepto y condenada cómodamente al basurero donde se reúnen todos los apestados.

Ahora Le Figaro, en una reciente editorial, lanza un nuevo concepto: «denislamismo», del fracés «déni», negación, e islamismo. Esto es, la negación del islamismo que tenemos ante nuestros ojos, muchas veces precisamente para no ser acusados de «islamofobia».

El atentado islamista en la Gendarmería de París por parte de un funcionario converso al Islam ha llevado a Le Figaro a lanzar esta aguda reflexión en una muy interesante editorial de la que traduzco los párrafos más sustanciosos:

«Pero, seamos claros: si tuviéramos que contentarnos con rastrear los fallos del sistema de seguridad, las disfunciones en la cadena judicial o las disimulaciones en las palabras del ministro del Interior, Christophe Castaner, nos quedaríamos sin duda al margen de lo esencial, que se puede expresar en pocas palabras: si no vimos nada de lo que estaba sucediendo en la jefatura de policía de París, ¡fue porque no queríamos ver nada!

Y si no queríamos verlo, es porque somos, colectivamente, víctimas de un mal extraño, particularmente virulento en las administraciones, las oficinas ministeriales y las redacciones periodísticas, una enfermedad del espíritu, que se acerca a la ceguera voluntaria, una enfermedad que será necesaria, si queremos combatirla, decidirnos a llamarla por su nombre: denislamismo.

El denislamismo es esta extraña mentalidad que siempre nos hace ver un «"desequilibrado"» detrás de cada atentado perpetrado en el territorio nacional.

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