Orwell y la anticoncepción
George Orwell consideraba la anticoncepción como algo perverso, una mentira, una trampa, un modo de dominación que pervierte la capacidad de gozar de lo que la vida nos regala. Es lo que nos recuerda Dan Hitchens en un artículo recientemente publicado en First Things.
Orwell no era un teólogo moral y menos aún un católico, pero tenía una deslumbrante capacidad para captar en profundidad los elementos más perversos del mundo moderno y, de este modo, presentarse en sorprendente armonía con lo que la Iglesia enseña, en este caso podemos aventurar que la discutida Humanae Vitae no le hubiera desagradado.
Fue Christopher Hollis, uno de los amigos más íntimos de Orwell, quien, recordando a su amigo recientemente fallecido (y de modo prematuro, por culpa de una tuberculosis), afirmó que «una de las convicciones más interesantes y profundas de Orwell era su convencimiento sobre el profundo mal que era la anticoncepción». Y añadía que Orwell pensaba que «esa gente que quiere tener sexo sin niños son culpables de una profunda falta de fe en la vida, y que una generación que tiende a pensar que ese deseo es legítimo está inevitablemente condenada».