Nuevas (y sorprendentes) historias del Imperio español
Si algo caracteriza el panorama cultural de la última década es la proliferación de libros y estudios que desbaratan la leyenda negra y exponen la grandeza de la gesta española en América, pero también en Europa e incluso en otros continentes. Aquella leyenda negra, de marcado carácter anticatólico, nacida entre quienes envidiaban al Imperio español su fortuna, por desgracia demasiado a menudo difundida por los propios españoles, creo que se puede decir que se ha venido abajo ante esta avalancha de estudios que ponen en evidencia que, lejos de oprimir a los pueblos que formaban parte de su Imperio, la acción de España tuvo efectos netamente muy positivos, sin por ello negar algunos puntos negros, imposibles de erradicar de cualquier obra humana. El primero de estos efectos benéficos, por supuesto, fue la defensa y difusión de la fe católica, aquella que civiliza y abre las puertas a una vida mejor.
Es posible que algunos lectores, ávidos de conocer nuestro pasado, hayan leído a estas alturas varios de estos libros. Es posible también que piensen que ya lo saben todo (o casi todo) sobre el pasado del Imperio español. La lectura del último libro de Pedro F. Barbadillo, Historia desconocida del Imperio español, les convencerá de su error.
Barbadillo sigue aquí la senda de su Eso no estaba en mi libro de Historia del Imperio español, otro libro muy recomendable. Mantiene su estilo, ágil y de lectura agradable, combinando la amplia documentación con comentarios jugosos y en ocasiones irónicos que hacen que sus textos, sin perder pizca de rigor, sean lo contrario de aquellos libros áridos y sin alma que a veces se hacen pasar por libros serios de historia.
El libro se abre con un capítulo magistral: un repaso a la vida y obras del cardenal Jiménez de Cisneros que es, sencillamente, impresionante. Aquel clérigo rico y acomodado que lo deja todo para seguir el camino de Francisco de Asís (de quien tomaría su nuevo nombre) fue una de las figuras más determinantes de la historia de España. Entre otros aspectos, cabe destacar que su tarea como reformador religioso nos evitó las guerras de religión que asolaron a gran parte de Europa.
Luego, el autor nos ofrece un revelador fresco de la situación que se vivió en Europa, y muy especialmente en el Mediterráneo, durante el siglo XVI. La expansión turca, la traición reiterada de los reyes franceses y los esfuerzos de la Monarquía hispánica, que se saldan con aquella «más alta ocasión que vieron los siglos», Lepanto, que por mucho que les pese a algunos, y como muy bien demuestra Pedro F. Barbadillo, significó el cambio de dinámica por el que el Islam empezó su retroceso en Europa.
Los capítulos, muy variados, se van encadenando llevándonos de una cuestión interesante a otra de igual o mayor atractivo. La historia del toisón de oro es fascinante (como triste su decadencia) y las historias de espías, sobre todo españoles en la corte inglesa, son dignas de llegar a la gran pantalla. Aunque si se trata de una vida cinematográfica, la de Domingo Badía, alias Alí Bey, es imbatible. ¿Quién sabe hoy en día que el primer europeo en acceder a la Kaaba en la Meca (sin abjurar de su fe cristiana) era español? Otra vida admirable es la de Luis de Córdova, cuya memoria, en un país sin complejos, sería como la que en Inglaterra disfruta el almirante Nelson: sus gestas navales, siendo además ya septuagenario, son increíbles. El libro también se detiene en los problemas de consanguinidad en la rama de los Austrias reinantes en España… aunque advierte de que el agotamiento de una dinastía no es algo para nada extraordinario, al contrario, ha sucedido en diversas ocasiones y en países como Francia e Inglaterra.
Pero no sólo aborda este libro los grandes sucesos, sino que también se fija en aquellos que suelen pasar desapercibidos. Como los problemas de Felipe II para aprender francés o alemán, o la muerte del puritano inglés Cromwell por negarse a tomar quinina, que consideraba un veneno distribuido por los jesuitas, o también la historia de la recuperación de tantísimas obras de arte que las tropas napoleónicas expoliaron en España (aunque los coletazos llegan hasta no hace tanto: la Dama de Elche la devolvió Francia en 1941).
Si empezábamos el libro en el siglo XVI, sus últimos capítulos llegan hasta el siglo pasado. La historia del coronel Oswaldo Capaz y el Ifni demuestran que, a pesar de nuestra decadencia, los españoles todavía somos capaces de gestas notables; aunque su fusilamiento a manos de los republicanos en 1936 sencillamente por, en palabras suyas, ser «un jefe que manda soldados, no turbas alborotadas», es testimonio de la abyección a la que se llegó en aquellos años. Acaba Barbadillo repasando el origen de la fiesta de la Hispanidad el 12 de octubre, fiesta promovida eminentemente desde América y que echa por tierra las infundadas tonterías esparcidas por una ideología indigenista que, por mucho que esté en boca de presidentes y dignatarios, no deja de ser una ridícula ideología propia de personas acomplejadas, poco documentadas y encantadas de actuar, servilmente, como quinta columna al servicio de quienes desean que sus países no salgan nunca de su estado de subordinación y decadencia.
En definitiva, un libro para aprender, para disfrutar, para descubrir historias desconocidas que nos harán ser más conscientes de la importancia de España en la historia y de su papel trascendental para la supervivencia de nuestra civilización y de la fe católica.
8 comentarios
¿Y para los que no leimos más que lo que aqui ofrecen los blogs del padre Javier y el padre Iraburu? ¿Que libro aconsejarías a parte del que ocupa el tema de esta entrada?
Santo Jacobo Boanerges que intuiste
pequeño el caladero del mar de Galilea,
pasando el “Non Plus Ultra”, tus redes las tendiste
soñando el Finisterre que al occidente otea.
¡Qué sólido materno Pilar nos mereciste!
¡Qué egregio liderazgo el tuyo en la pelea!
Magnánima la forja que diste e infundiste
al noble temple hispano con tu alma jacobea.
Y cuando “Duc in altum” volvió a oírse un día
sonando cual clarín retando a la propuesta
del “Plus Ultra” embarcado en la Santa María,
Atlántico y Pacífico se abrieron a la gesta.
Santo y Bendito Patrón de las Españas:
¡Míranos tuyos! y ven por el Honor
del Nombre de Dios Vivo que en las puras entrañas
de Nuestra Santa Madre, con Él nos hermanó.
En Inglaterra se conoce esa colección con obras de Velázquez, Tiziano y otros como The Spanish Gift.
Por otro lado, cuando Napoleón se lleva cosas de la España conquistada se le llama "expolio", pero me imagino que Barbadillo nunca usa esa palabra para referirse a todos los objetos de arte precolombino que los españoles nos llevamos de América, especialmente los de oro y plata que fueron fundidos para acuñar moneda.
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