Un rabino habla sobre la Iglesia

Me ha impresionado el texto que recoge Russell Reno en el último número de First Things. Son palabras de un rabino, J. David Bleich, que presenta como «un eminente estudioso del Talmud» sobre las que haríamos bien en reflexionar.

La cuestión que se plantea el rabino es cuál es el motivo por el que Dios permite que exista la Iglesia católica. Una cuestión que se parece, a la inversa, a otra que destacados teólogos católicos se han planteado: si Dios se ha hecho hombre, si el Mesías ha venido y nos ha abierto las puertas del cielo, ¿por qué el pueblo de Israel no lo ha reconocido?

Para este rabino la cuestión es otra: si, desde su punto de vista, la Iglesia es una distorsión, un obstáculo a los planes de Dios, ¿por qué el Todopoderoso permite su existencia?

Su respuesta tiene un valor especial por cuanto viene de alguien por completo ajeno a la fe cristiana. El rabino Bleich escribe:

«El judaísmo tiene una deuda de gratitud con la Iglesia católica por haber llenado una laguna que hemos permitido que se desarrolle. El Rambam [Maimónides] se preguntaba por qué el Santo, bendito sea, permite que florezca el cristianismo. Su respuesta fue que la Iglesia era mantenida viva y tenía amplia difusión para propagar la creencia en el Mesías. Si el Rambam viviera hoy, estoy seguro de que reconocería que ese papel lo cumplen ahora otros y habría ofrecido una respuesta diferente a su pregunta. Hoy respondería que la Iglesia merece elogios por preservar el reconocimiento de la santidad de la vida humana en todas sus fases, como se manifiesta en su categorización del feticidio como homicidio. Los judíos estaban encargados de promulgar esa enseñanza con hechos y con palabras. Para nuestra eterna vergüenza, la Divina Providencia encontró otras formas de hacerlo».

Más allá de la grandeza de espíritu que hay que poseer para escribir estas palabras, pienso que es un enorme testimonio, especialmente cuando la tentación de amoldarse al mundo y dejar en un segundo plano la defensa de la vida desde la concepción a la muerte natural es tan intensa.