Los demonios del Padre Joan, la sorpresa de Jaume Vives

A Jaume Vives algunos le conocieron por sus correrías en Iraq, una experiencia de la que nació el muy recomendable documental Guardianes de la Fe o el libro Testigos de un genocidio. Otros lo descubrieron antes, cuando se lanzó a vivir como un sintecho (Pobres pobres. 8 días viviendo en la calle), o sonrieron en momentos complicados viendo las juergas que se montaban en su balcón de la calle Balmes, o tomaron conciencia de lo que se nos venía encima con la ley de eutanasia gracias a Vividores, otro de los proyectos en los que se ha volcado el hipervitaminizado e incansable Jaume. Iniciativas dispares, pero que tienen un sello propio: una autenticidad que hace pocos cálculos (o directamente ninguno) y que se lanza a pecho descubierto, con la verdad por delante, confiando en que ésta es el mejor escudo contra los ataques que, forzosamente, provoca.

La excelente noticia de la aparición ahora de la primera novela de Jaume pone de manifiesto que aún no ha agotado su capacidad de sorprendernos. ¿Jaume Vives novelista? Pues sí, y además con nota.

Y no es tarea fácil: la ingente y creciente marea de libros mediocres publicados a supuesta mayor gloria del autor así lo atestiguan. Pero Jaume vuelve a sorprendernos con un thriller  policíaco construido a través de un gran flashback, una especie de cruce entre la novela de pistas, la novela negra con toques costumbristas y la novela psicológica sacerdotal en la estela del Bernanos de Diario de un cura rural.

Lo primero, y más importante, que hay que decir de Los demonios del Padre Joan es que funciona. Como buen thriller, atrapa al lector, que se sumerge en cavilaciones e hipótesis intentando descubrir al culpable. Las muertes en el puente de Vallcarca, en Barcelona, se suceden, y todo parece girar en torno a un sacerdote que quizás sea la víctima o quizás un personaje deleznable que se merece todos los males que puedan recaer sobre él. El tema se las trae: venganzas, abusos, crueles asesinatos… todo ello sobre fondo de vida parroquial y con una galería de actores secundarios sublime y que serán clave para desentrañar el misterio.

Claro que Jaume no podía escribir una novelita de mero entretenimiento, algo superficial para pasar el rato. Jaume tiene muchas cosas que decir: sobre el mundo y sus problemas, sobre la bondad y la maldad, sobre la amistad y el odio, sobre el fariseísmo de la masa que condena sin juicio, sobre el impacto de la fe cristiana en nuestras vidas. Pero el gran acierto de esta novela es que no nos las suelta de golpe, sino que nos las va dosificando, y lo hace sin caer en esa trampa tan frecuente de poner la trama al servicio de las ideas de fondo que quiere transmitir. Los resultados suelen ser nefastos: son obras, a veces con la mejor de las intenciones, adoctrinadoras, que aparecen como teledirigidas y que invariablemente pierden fuerza e interés. No es el caso de Los demonios del Padre Joan, donde el autor nos deja unos cuantos recaditos, sí, pero cuya trama se va desarrollando por ella misma, con su propia lógica y dinámica, sin ser nunca mera excusa para colocarnos determinados discursos.

¿Qué más puedo añadir? Que abrí el libro con benevolencia (Jaume se ha ganado a pulso el beneficio de la duda) pero con cierto escepticismo. Que no pude dejar de leerlo hasta el final y que disfrute de lo lindo con él. Que creo que puede ser un regalo ideal para aquel hijo o amigo que no leen cosas muy profundas y que con este libro tendrá entretenimiento y motivo para reflexionar por el mismo precio. Que estas Navidades voy a regalar unos cuantos ejemplares del libro de Jaume. Una grata sorpresa que vale la pena dar a conocer.