Aborto prioritario o teoría de la «túnica sin costuras»
Estamos pendientes de las elecciones presidenciales estadounidenses, una de las pocas elecciones en las que la cuestión del aborto es una de las determinantes del voto de muchas personas. Como de costumbre, aparecen los debates sobre el peso que el aborto debe tener a la hora de orientar el voto de los católicos, si debe de ser conditio sine qua non, o si debe sopesarse junto con otras cuestiones que incluyan la justicia social, la búsqueda de la paz, etc (lo que allí llaman la teoría del «seamless garment»).
Estaba leyendo el enésimo debate sobre esta cuestión cuando he leído la referencia a la carta que el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe envió a los obispos estadounidenses en 2004 y que aborda la cuestión. Y la deja clarísima.
He encontrado la traducción de la carta en la web Ius Canonicum y es un dechado de rigor y brevedad (son seis puntos). Lo que me hace pensar en cuántas veces nos enfrascamos en discusiones sobre algo que la Iglesia enseña con una claridad pasmosa y que nosotros ignoramos (o preferimos ignorar).
El documento se titula «Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales» y se dirige al episcopado estadounidense con ocasión de la reunión plenaria de la Conferencia Episcopal celebrada en Denver del 14 al 19 de junio de 2004. Aborda la cuestión de si un cooperador formal con el aborto puede recibir la Sagrada Comunión, pero en su argumentación deja muy claro que el aborto o la eutanasia no se encuentran en el mismo nivel que otras cuestiones que no son intrínsecamente injustas y donde puede haber legítima discrepancia.
«1. Presentarse para recibir la Sagrada Comunión debería ser una decisión consciente, basada en un juicio razonado respecto de la propia dignidad para hacerlo, según los criterios objetivos de la Iglesia, haciéndose preguntas como: «¿Estoy en plena comunión con la Iglesia Católica? ¿Soy culpable de algún pecado grave? ¿He incurrido en una pena (p.ej. la excomunión, el entredicho) que prohíbe que reciba la Sagrada Comunión? ¿Me he preparado ayunando por lo menos una hora antes?» La práctica de presentarse indiscriminadamente a recibir la Sagrada Comunión, simplemente como consecuencia de estar presente en la Misa, es un abuso que debe ser corregido (cf. Instrucción Redemptionis Sacramentum, n. 81, 83).
2. La Iglesia enseña que el aborto o la eutanasia son pecado grave. La Carta Encíclica Evangelium vitae, respecto de decisiones judiciales o leyes civiles que autorizan o promueven el aborto o la eutanasia, declara que existe «una grave y clara obligación de oponerse por la objeción de conciencia. En el caso de una ley intrínsecamente injusta, como una ley que permite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito por tanto obedecerla, o ‘participar en una campaña de propaganda a favor de tal ley o votar por ella’» (n. 73). Los cristianos tienen «una grave obligación de conciencia de no cooperar formalmente en prácticas que, aún permitidas por la legislación civil, son contrarias a la ley de Dios. En efecto, desde el punto de vista moral, nunca es lícito cooperar formalmente con el mal. Tal cooperación nunca puede ser justificada invocando el respeto a la libertad de otros o apelando al hecho de que la ley civil lo permite o lo requiere» (n. 74).
3. No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia. Por ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena de muerte o en la decisión de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón indigno de presentarse a recibir la Sagrada Comunión. Aunque la Iglesia exhorta a las autoridades civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer discreción y misericordia al castigar a criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena capital. Puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y la eutanasia.
4. Aparte del juicio de un individuo respecto de su propia dignidad para presentarse a recibir la Santa Eucaristía, el ministro de la Sagrada Comunión se puede encontrar en la situación en la que debe rechazar distribuir la Sagrada Comunión a alguien, como en el caso de un excomulgado declarado, un declarado en entredicho, o una persistencia obstinada en pecado grave manifiesto (cf. canon 915).
5. Respecto del grave pecado del aborto o la eutanasia, cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta -entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia-, su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que termine con la situación objetiva de pecado, y advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía.
6. Cuando «estas medidas preventivas no han tenido su efecto o cuando no han sido posibles», y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, aún se presenta a recibir la Sagrada Comunión, «el ministro de la Sagrada Comunión debe negarse a distribuirla» (cf. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos «Sagrada Comunión y Divorcio, Católicos vueltos a casar civilmente» [2002], n. 3-4). Esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena. Tampoco es que el ministro de la Sagrada Comunión esté realizando un juicio sobre la culpa subjetiva de la persona, sino que está reaccionando ante la indignidad pública de la persona para recibir la Sagrada Comunión debido a una situación objetiva de pecado.
Nota: Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia. Cuando un católico no comparte la posición a favor del aborto o la eutanasia de un candidato, pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto es considerado una cooperación material remota que sólo puede ser admitida ante la presencia de razones proporcionalmente graves».
+Joseph Card. Ratzinger, Prefecto
34 comentarios
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Por cierto, don Carlos, la bailarina que se lo monta con el presidente argentino comulgó en las criptas vaticanas no hace mucho; no se queje usted tanto, en Argentina estarán mal pero en el Vaticano están peor.
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Resultaría curioso poder observar las oquedades en esos cerebros.
En la formidable lucha contra el aborto, que es la que se produce en la arena política de Norteamérica, parece que Bergoglio no quiere entrar, tendrá sus razones. Las mías son otras bien diferentes.
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De todas formas, lo grave sería que un papa no recibiese a un político que se opusiese al aborto, y digo yo que lo habrá hecho.
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Voy a recordar a un tal Mariano oriundo de Pontevedra, cuyas opiniones sobre el aborto son muy conocidas por los moluscos que pueblan las famosas rías gallegas. Bergoglio suele citarse mucho, el de Pontevedra no cita a nadie en sus famosas intervenciones, eso explica que las encíclicas de Mariano sean mucho más amenas que las del argentino. Lo que necesitamos con urgencia es un papa gallego. De Galicia, claro.
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De cualquier modo, millones de católicos NI SIQUIERA votaron provida en cuanto a los legisladores, donde el discurso de las "chances" no tiene sentido. Es una VERGÜENZA.
Votamos como somos. Católicos blandos y cobardes.
LA CLARIDAD DE LA EXPOSICION ES CONTUNDENTE.
En los Estados Unidos es diferente, son una democracia, y allí el debate sobre el aborto es un asunto central en muchas campañas. Veremos pronto si Amy Coney Barrett es confirmada por el Senado.
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Palas, mi caso, sencillamente, es distinto del de don Carlos. Él parece querer votar. Yo no. Y los motivos por los que yo no voto son ajenos al asunto del aborto. Soy libre y no quiero ser esclavo de una impostura. Los que quieran votar que lo hagan, mientras puedan.
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Estoy segura que si este gobierno consigue llevar adelante la ley de la eutanasia llegue quién llegue después se quedará ahí, como se ha quedado todo y, no solo eso, sino que por razones tácticas seguiremos de victoria en victoria hasta la derrota final. O sea, hasta el Apocalipsis que espero sea pronto.
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Así que sabiendo esto, el sacerdote o ministro que niegue la comunión a personas en situación de pecado mortal lo que está haciendo es un gran acto de amor hacia el pecador al evitarle algo mucho peor.
Por el contrario, y sería para que obispos, cardenales y sacerdotes reflexionaran, en caso de ser ellos quienes impartan la sagrada comunión a un pecador declarado incurrirían en una gravísima ofensa a Dios y, no me cabe duda, pecarían ellos también.
La verdad es un bien supremo, no puede suministrarse de forma que no cause molestias a algunos o que no incomode a otros. Por dar testimonio de ella Jesucristo se hizo hombre y murió. No se puede comer de ese cuerpo y convertir la verdad en una vulgar ideología.
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Lo que pasa es que, en mi opinión, es falso que la cuestión del aborto esté presente en las elecciones estadounidenses (desde mi experiencia de vivir aquí). Primero, muy poca gente realmente vota considerando eso. Segundo, presentar a Trump como un defensor de la vida es erróneo. ¿Qué ha hecho en defensa de la vida? No ha modificado nada (o muy poco) respecto del aborto. Y ahora, ¡oh casualidad!, dice que en los próximos cuatro años, ahora sí que sí, va a tomar medidas en este sentido. A mí, personalmente, me recuerda en cierto modo a la situación política española en este asunto. Y yo hace muchos años que en España voto en blanco...
Desgraciadamente, el ambiente favorable al aborto se ha abonado de tal manera que no es posible un giro radical, y menos si ser o no mandatario de un país depende de un plebiscito.
Si hay una mayoría que no discute el derecho al aborto en la sociedad, al menos en algunos supuestos, en las universidades y medios de comunicación, es que no hay nadie que lo discuta, al menos en público.
Algo parecido le pasa a Putin en Rusia.
Me gustaría tener medios y autorización para mostrar a todos los proabortistas las imágenes en 3D de los gestados desde el momento de la fecundación.
En esta terrible lacra creo que el "ojos que no ven" es el mejor aliado del demonio.
Pero es que hoy en día, en España y en toda Europa, con internet a toda mecha, no existe excusa de ningún tipo para que la gente no sepa la verdad sobre el genocidio constante que se comete con el aborto.
Y aunque sobre la libertad de los países del "primer mundo" habría mucho que debatir, no te arrestan, ni te matan (de momento) por calificar el aborto como el asesinato deseado contra el más indefenso de los hombres.
Lease el comentario del evangelio de hoy de el evangelio.org sobre los deberes de cada uno.
Con sus conocimientos no votar yo diría que es pecado. ¿De que le sirve toda su ciencia?
Si usted reconoce que no ha votado, tentiendo como tenemos un gobierno social comunista corrupto hasta las trancas, es para hacerselo mirar. Y si encima presume de ello es una contradicción inexplicable salvo que tenga usted lagunas mentales.
Por supuesto que nigun partido es perfecto, ni los mejores, ni siguen el ideario católico 100 por 100, pero tiene usted al menos una opción para que en España se respete a la IGLESIA y para mejorar o al menos no emperorar cuestiones como el aborto o la eutanasia. No se si de da cuenta pero usted y muchos como usted son culpables por omisión de cualquier avance que realice este gobierno en el aborto y en otras cuestiones morales graves. Lo siento, pero es así.
Reconozco que el partido que parece más fiable en ese sentido es VOX, pero ni les conozco ni han gobernado nunca, así que, sin demostración, ya no me fío de nadie. Si gobiernan y veo que algo se mueve en ese sentido entonces les votaré, pero no antes. Porque resulta que, en cuestiones de moralidad al Partido de Le Pen en Francia le importa tanto el aborto como al de Macron. Se puede ser de derechas y no garantizar nada con respecto a lo que a mi más me importa.
Se aborta tanto en la Rusia de Putin como en Norteamérica y, si me apuras, hasta en la Turquía de Erdogan. Se aborta en todo el mundo y con todos los gobiernos imaginables. El aborto es una lacra mundial.
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