Los saberes inútiles de Simon Leys

Simón LeysQue Simon Leys sea prácticamente un desconocido entre los católicos españoles dice muy poco de la “cultura católica” en nuestro país. Empezando por quien escribe estas líneas, que no había abierto un libro de Leys hasta hace cosa de un año. La recomendación de un buen amigo me llevó hasta su Breviario de saberes inútiles, un libro magistral que debería estar en la biblioteca de cualquier católico con interés por la literatura, por la historia, por la política.

El libro de Leys (seudónimo de Pierre Ryckmans), en realidad una recopilación de artículos y estudios, se compone de dos grandes bloques. Por un lado, el que se centra en la crítica literaria, donde Leys exhibe una deliciosa erudición y capacidad de juicio, sosegado y muy aquilatado. Ante el lector irán desfilando Cervantes, Balzac, Orwell, Waugh, Gide, Malraux, Simenon, Chesterto, Nabokov, Conrad… Obviamente se supone que el lector conoce al menos algo de esos autores. Lo que sí puedo asegurar es que tras leer los apuntes de Leys uno comprende mejor al escritor objeto de las reflexiones de Leys.

El otro gran bloque es el dedicado a China, algo de rigor tratándose Leys de uno de los más prestigiosos sinólogos. Aquí se nos ofrecen desde finas reflexiones sobre aspectos de la antigua cultura china hasta una disección magistral de lo que constituyó el maoísmo. Estos dos grandes bloques se completan con una serie de escritos de temática marina y con la respuesta, demoledora, de Leys a Christopher Hitchens a propósito de las acusaciones de este último contra la Madre Teresa de Calcuta. Una carta que deberían leer todos los católicos con un mínimo de cultura (y que sacerdotes y obispos deberían saberse de memoria).

Pero este resumen no hace justicia a Leys, alguien que empieza recomendándonos que, entre dos médicos de igual capacitación, elijamos al que haya leído a Chejov. Sus escritos encierran mucho más que mero conocimiento académico. Y es que Leys recoge infinidad de reflexiones brillantes, como aquella de Hemingway cuando le preguntaron sobre el mensaje oculto en sus novelas: “No hay ningún mensaje en mis novelas. Cuando quiero enviar algún mensaje voy a la oficina de correos”. O lo que escribió Baudelaire sobre Victor Hugo, una reflexión a la que fácilmente encontramos otros destinatarios: “uno puede a la vez poseer un talento especial y ser un imbécil”. O la jugosa anécdota de lo que le espetó Louis Massignon a su amigo Pío XII cuando éste dudaba sobre si pronunciarse sobre una cuestión, la guerra árabe-israelí de 1948, temiendo que nadie quedaría contento. Las palabras de Massignon, “Eres el papa, no escribes para que te lean, escribes para exponer la verdad” no han perdido un ápice de actualidad.

Del gran Evelyn Waugh, recoge Leys una enseñanza, profunda bajo un envoltorio de frivolidad, como la escritura del propio Waugh: “del catolicismo aprendió a no tomarse este mundo demasiado en serio”. Y del escritor polaco Kazimierz Brandys una advertencia que sigue estando vigente: “La historia contemporánea nos enseña que lo único que hace falta es un individuo mentalmente enfermo, dos ideologías y trescientos matones asesinos para tomar el poder y silenciar a millones de personas”. Acabaré este florilegio de citas con una observación sobre la burocracia maoísta que se puede aplicar a otras burocracias mas cercanas en el tiempo y el espacio: “La constante preocupación y la principal labor de los burócratas no es corregir sus fallos, sino disimularlos”.

La pregunta es evidente: ¿cómo es que no habíamos oído hablar de Simon Leys antes?

3 comentarios

  
Palas Atenea
Eso mismo me pregunto yo. Corro a comprarme su libro y gracias por la recomendación. Creo haberlo visto en las continuas visitas que hago a las librerías y, además, Acantilado es una editorial que edita a autores muy poco conocidos, razón por la cual debe de haber mucho más gente de criterio independiente de la que parece porque si no ya habría quebrado. El problema es que algunos de ellos son tan poco conocidos que, al no tener referencias, pasan inadvertidos. Simon Leys nunca se había cruzado en mi camino hasta ahora pero, con estas referencias, tendré mucho gusto en leerlo. Gracias.
15/06/18 5:33 PM
  
Palas Atenea
Recuerdo haber leído de esta misma editorial dos libros de lo más extraños: "Pasión de las santas Perpetua y Felicidad", que presenta la novedad de una mártir cartaginense, Santa Perpetua, que escribió sobre la situación de los mártires cristianos de comienzos del s. III e "Informe de Alemania en el año 1943. Últimas cartas desde la cárcel de Tegel " de Helmuth James Graf von Moltke, en el que se recogen varias cartas escritas por ese noble prusiano, tanto a un amigo inglés como aquellas que fueron dirigidas por él a su esposa antes de su ejecución a comienzos de 1945. En ellas se relata el juicio que presidió el juez Freisler en el que fueron acusados de formar parte del complot para acabar con Hitler en la Guarida del Lobo el jesuita Alfred Delp y él mismo. Yo conocía bien la biografía de ambos y había leído los escritos del P. Delp, pero nunca pensé tener acceso a las cartas de Moltke y esta editorial, con sus extraños criterios, me lo facilitó.

También es posible leer a Roth, Zweig, Bashevis Singer y Chesterton, entre otros.
15/06/18 6:16 PM
  
Palas Atenea
Supongo que es más correcto cartaginesa que cartaginense, pero el primer nombre parece sugerir que la mártir pertenecía a la cultura de los antiguos cartagineses cuando, en el s. III, Cartago pertenecía a una provincia romana y ella escribió en latín el relato "Passio Perpetuae et Felicitatis" durante la persecución de Septimio Severo. También es curioso que fuera anterior al mismo San Agustín, que era, como ella, de la misma provincia norteafricana.
15/06/18 6:28 PM

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