Weigel sobre el próximo Sínodo de los jóvenes
Aunque la previsión es que sea menos movido que los sínodos sobre la familia, quizás merezca la pena atender por unos momentos al sínodo de los obispos previsto para el año que viene, 2018, sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Es lo que acaba de hacer George Weigel en un artículo publicado en First Things.
Les adelanto un resumen: vamos mal enfocados, pero arreglarlo sería facilísimo.
¿Y por qué vamos mal enfocados? Weigel ha leído el documento preparatorio y, aunque la cosa empieza bien, con una breve meditación sobre Juan, el discípulo amado, como modelo de joven que responde a la llamada del Señor, la cosa pronto se ve contagiada por esa cháchara sociologista a la que, por desgracia, tan acostumbrados nos tienen de un tiempo a esta parte. El documento naufraga en un largo y tedioso deambular por “un mundo que cambia rápidamente”, las “nuevas generaciones”, “los jóvenes y sus elecciones”, “todos los jóvenes, sin excepción” o el manido “hacia una generación (híper)conectada”.
¿Quieren más ejemplos? Les dejo un par:
“La combinación entre complejidad elevada y cambio rápido provoca que nos encontremos en un contexto de fluidez e incertidumbre nunca antes experimentado: es un hecho que debe asumirse sin juzgar a priori si se trata de un problema o de una oportunidad. Esta situación exige adoptar una mirada integral y adquirir la capacidad de programar a largo plazo, prestando atención a la sostenibilidad y a las consecuencias de las opciones de hoy en tiempos y lugares remotos.”
“La capacidad de elegir de los jóvenes se ve obstaculizada por las dificultades relacionadas con la condición de precariedad: la dificultad para encontrar trabajo o su dramática falta; los obstáculos en la construcción de una autonomía económica; la imposibilidad de estabilizar la propia trayectoria profesional. Para las mujeres jóvenes estos obstáculos son normalmente aún más difíciles de superar.”
Ya se habrán dado cuenta de que cuando los obispos se ponen a hacer sociología, lo que resulta es sociología bastante pobretona y banal, sociología de tercera división.
Conocemos ya de sobra la letra y la música, y a estas alturas ya sabemos positivamente, por experiencia propia, que todos estos acercamientos sociologistas a la vida sobrenatural acaban mal, en un intento por ajustar, aunque sea violentándolo, el mensaje evangélico a las exigencias del mundo (bajo capa de “reinterpretación”, al estilo Sosa).
Decíamos antes que Weigel también señala un modo sencillísimo de no quedar enredado en esas estériles disquisiciones: volver al modelo de quien, en un pasado muy cercano, sí supo conectar con los jóvenes: san Juan Pablo II. Que era lo contrario a un sesudo sociólogo.
Tras señalar que “también es digno de mención, aunque extraño, que el documento preparatorio ignore de manera integral al santo contemporáneo que fue un poderoso imán para los jóvenes durante su pontificado de veintiséis años, Juan Pablo II”, Weigel comenta:
“Me han preguntado docenas de veces por qué Juan Pablo II ejercía tal atractivo sobre los jóvenes, especialmente cuando, en sus últimos años, no se parecía a lo que la cultura juvenil se imagina como una “celebridad". Hay dos razones que me llaman la atención.
La primera es que Juan Pablo II creyó y vivió transparentemente lo que propuso. No les pidió a los jóvenes que soportaran ninguna carga que no hubiera soportado, que arriesgaran cualquier cosa que él no hubiera arriesgado. Los jóvenes tienen buen olfato para los farsantes y no había nada falso en la catequesis y el estilo de vida de Juan Pablo II: caminaba transparentemente por el camino propuesto, dando vida a sus palabras.
Y luego estaba su negativa a jugar a hacerse el “colegui” de una generación acostumbrada a que le dijeran lo increíble que era. Él presentó un estándar más alto, convocando a los jóvenes a arriesgarse a la aventura de una vida de virtud heroica. Él sabía que fallarían de vez en cuando, lo mismo que él. Pero eso no era excusa para bajar las expectativas. Más bien, era una razón para buscar la misericordia divina y volver a encontrar la verdad de Dios: arrepentirse, confesarse, ser perdonado, y luego intentar de nuevo, con la ayuda de la gracia, crecer en la santidad que es la vocación bautismal de todos. Nunca, nunca conformarse con nada menos que la grandeza espiritual y moral que la gracia de Dios hace posible en nuestra vida: ése fue el desafío de Juan Pablo II. Muchos jóvenes lo encontraron irresistible, en un momento histórico en que la pastoral juvenil en la Iglesia parecía moribunda e incluso imposible”.
Acaba Weigel su interesante artículo señalando que el documento preparatorio acaba con una especie de encuesta, en la que uno encuentra preguntas tan vagas como “¿Qué piden concretamente hoy los jóvenes de vuestro país/es a la Iglesia?” o “¿De qué modo tenéis en cuenta el cambio cultural causado por el desarrollo del mundo digital?”. Y sugiere tres puntos que le parecen más urgentes que esas preguntas:
- El contraste entre el catolicismo integral y el catolicismo light: “¿Por qué están creciendo los movimientos juveniles en la Iglesia que han abrazado la sinfonía de la verdad católica en su totalidad? ¿Cómo esos movimientos crean microculturas vibrantes en las que los jóvenes crecen en su relación con Jesucristo y se forman como discípulos misioneros, ofreciendo curación a las víctimas del campo de batalla del mundo postmoderno? ¿Cómo convoca la Iglesia a los jóvenes para ser católicos contraculturales, precisamente con el fin de convertir las culturas en las que se encuentran?”
- La crisis de la vida religiosa: “¿Por qué las órdenes religiosas light están muriendo, mientras que las órdenes religiosas que tratan de vivir los consejos evangélicos y la vida consagrada de una manera distintiva están creciendo? Lo mismo parece cierto para los seminarios. En estos casos, ¿cómo se puede redescubrir el carácter sagrado del sacerdocio como una participación única en el sacerdocio de Jesucristo al tiempo que se libera de las tentaciones del clericalismo, entendido como una especie de sistema de castas eclesiásticas?”
- El matrimonio: “Y como la mayoría de los jóvenes vivirán sus vocaciones cristianas como matrimonios, no como sacerdotes o religiosos consagrados, ¿el Sínodo 2018 podría aprovechar la oportunidad para presentar la vocación al matrimonio no como un ideal imposible, sino como un santo desafío que se puede cumplir por el poder de la gracia que Cristo nunca niega a su pueblo?”.
Buenas preguntas… sólo que si nos enfrentamos a ellas con honestidad igual obtenemos respuestas que preferimos no escuchar. Hay que reconocer que el sociologismo es mucho más cómodo.
30 comentarios
A Weigel habrá que decirle que San Juan Pablo II, que fue un magnífico no fue capaz de cortar la hemorragia de jóvenes que abandonaron la Iglesia.
Tras la avalancha de artículos que estáis publicandonde First Pages y tras leer muy concienzudamente esos artículos ya me he hecho una idea muy clara de la línea editorial de esa publicación. Son la Iglesia del futuro :)
Ya estamos HARTOS de que nos devalúen le fe, la doctrina, la moral, la espiritualidad y la auténtica caridad cristianas, desde las altas esferas vaticanas, que en vez de pastores santos y sabios, se han llenado de mediocres asalariados y mercenarios del rebaño de Cristo.
Y de esos dos párrafos del documento de marras que citas en tu artículo, hay uno que describe a la perfección la situación en la que nos encontramos en la Iglesia, desde hace unos añitos: "... provoca que nos encontremos en un contexto de fluidez e incertidumbre nunca antes experimentado". Pues, exactamente así nos encontamos ahora, en una terrible incertidumbre y confusión como nunca antes habíamos experimentado en la Iglesia.
San Juan Pablo II, ruega por la Iglesia, ruega por nosotros.
Muy bueno ese encuentro pero quien les va a hablar de la verdad?
Pienso que mucha sociologia no producira frutos espirituales tampoco materiales pues ese no es el campo de nuestra Santa Madre Iglesia.
Lo suyo es predicar a Jesus tal y como nos lo ensenan los evangelios, el deposito de la Tradicion y el Magisterio de la Iglesia.
Que Jesus y Maria lo bendigan siempre!
¿Hay algo falso en que a los jóvenes les cuesta encontrar empleo y más si son mujeres?.
¿Y no está eso relacionado con el hecho de la tardía emancipación, del uso de anticonceptivos y del aborto? .
Caso real en la ciudad de la provincia de Cádiz donde resido : el pasar delante de una tienda de ropa deportiva me encuentro con una manifestación, familiares y amigos de una empleada protestan porque ella ganó un juicio contra su antiguo jefe que la despidió por quedarse embarazada, y todavía el tipo de negaba a pagar la indemnización.
Esa mujer fue muy valiente, pero no todas tienen las mismas fuerzas para arriesgarse a ir al paro por tener un hijo.
La situación vergonzosa de nuestro país es que muchas mujeres temen el quedarse embarazadas.
Y denunciar eso no es sociología de tercera.
Eso sí, recibe el aplauso de Pablo Iglesias y de toda la casquería progre del mundo y de la Iglesia. Gran mérito el del porteño.
Hoy no es tiempo de chocolates con churros. Es tiempo de lucha, de muerte, de arriesgarse. De hablar poco y de hacer.
Y todo eso desde lo de siempre: Misas, comuniones, confesiones, trabajos. Lo demás es cuento chino disfrazado de cosa seria que no va aningún lado.
No es comportamiento cristiano hablar como hablas del Papa.
Es de mala educación hablar mal de alguien a sus espaldas.
Mejor que tu malestar lo pongas delante del Señor y ores con fe para que te aumente la caridad.
¿Tú conoces a Francisco personalmente?
Las personas a las que te refieres como casquearía progre del mundo tienen los mismos derechos que tú quieres para ti.
En fin, discúlpame, un enfado lo tiene cualquiera pero en público mejor nos comportamos.
Me dirijo a ti porque te deseo lo mejor. Que el Señor te bendiga y te de sabiduría.
Cordiales Saludos.
Y además un bla, bla, bla contradictorio. Por un lado se nos dice que hay que ser sencillos en todo (con eso se cargaron la liturgia), simples como el Evangelio.
Pero luego resulta que un pequeño párrafo bien clarito, necesita de documentos de 200 páginas llenos de palabras de hombres que te dejan más confuso que al principio.
Total, una perenne contradicción.
Una de las cosas que más me gusta de Medjugorge es la astucia que destila la Virgen al insistir en leer la Biblia y ponerla delante y en alto en todas las casas.
Y es que la Biblia sí que es sencilla y en general se entiende todo a la primera y basta un parrafito. (algunas excepciones hay claro)
Siempre echando la culpa a algo. ¿Porqué no se reconoce que la capacidad de elegir de los jóvenes viene dada, en un altísimo porcentaje, por una grave crisis de valores, virtudes, compromiso, fe...que no se ha sabido inculcar?
¿Nos negamos a entonar un mea culpa?
¿Es que los que tienen un trabajo estable con condiciones económicas mejores, se comprometen más y mejor? No, rotundamente No.
Si quieren un estudio sociológico sincero que lo hagan sin miedo, aunque tengan que ponerse colorados, sólo así podrán, podremos, coger al toro por los cuernos.
Nadie en Europa quiere criar una prole miserable en una chabola.
Temprano en la mañana comenzamos a entrar en el hipódromo para el encuentro que se daría recién en la tarde. Al mediodía del verano austral y tropical, el sol radiante quemaba sin piedad y con mangera de bomberos se trató de refrescar las cabezas sobre todo de las chicas, casi todas de cabello morocho. Pero todo esto no pudo frenar el entusiasmo de la juventud. A pesar del intenso programa, cada uno de los numerosos discursos y homilías en ese viaje del Papa era sustancioso, claro e incisivo. Así tambien aquella tarde con los jóvenes:
"Ciertamente el ideal que el Señor propone en las bienaventuranzas es elevado y exigente. Pero por eso mismo resulta un programa de vida hecho a la medida de los jóvenes, ya que la característica fundamental de la juventud es la generosidad, la abertura a lo sublime y a lo arduo, el compromiso concreto y decidido en cosas que valgan la pena, humana y sobrenaturalmente. La juventud está siempre en actitud de búsqueda, en marcha hacía las cumbres, hacia los ideales nobles, tratando de encontrar respuestas a los interrogantes que continuamente plantea la existencia humana y la vida espiritual. Pues bien, ¿hay acaso ideal más alto que el que nos propone Jesucristo?
Por eso yo, Peregrino de la Evangelización, siento el deber de proclamar esta tarde ante vosotros, jóvenes del Perú, que sólo en Cristo está la respuesta a las ansias más profundas de vuestro corazón, a la plenitud de todas vuestras aspiraciones; sólo en el Evangelio de las bienaventuranzas encontraréis el sentido de la vida y la luz plena sobre la dignidad y el misterio del hombre."
Sí señores, Juan Pablo no trató de comprar a la juventud con rebajas de la plena verdad por falsa misericordia ni con descuentos de las exigencias del Evangelio, mal camufladas con falsos "discernimientos" acerca de cual mandamiento de Dios se puede obviar, cuando fastidia. Si bien supo evocar y compartir la alegría con los jóvenes, Juan Pablo no les vendió el cuento de que la existencia del cristiano en la tierra debiera ser pura alegría de festival:
"Los jóvenes, poniendo en juego su generosidad, no han de tener nunca miedo al sufrimiento visto a la luz de las bienaventuranzas. Han de estar siempre cerca de los que sufren y han de saber descubrir en las propias aflicciones y en las de los hermanos el valor salvífico del dolor, la fuerza evangelizadora de todo sufrimiento".
Sí señores, se atrevió hablar a los jóvenes del valor salvífico de todo sufrimiento! No lo esquivó como un tema escabroso, acusando gratuitamente un injusto sistema económico como culpable de todo sufrimiento. Lo mismo vale para otro tema, ante el cual los nuevos Hippies canosos del Vaticano ya claudicaron:
"5. Bienaventurados los limpios de corazón. Jesús asegura que los que practican esta bienaventuranza verán a Dios (Cf.. Matth. 5, 81). Los hombres de alma limpia y transparente, ya en esta vida, ven en Dios, ven a la luz del Evangelio todos los problemas que exigen una pureza especial: así, el amor y el matrimonio. Sobre estos temas la Iglesia ha hablado siempre, y sobre todo en nuestro tiempo, con mucha claridad e insistencia, proyectando la luz de su doctrina particularmente sobre la juventud.
Qué importante es educar a los jóvenes y a las jóvenes para el «amor hermoso», con el fin de alejarles de todas las asechanzas que tratan de destruir el tesoro de su juventud: de la droga, la violencia, el pecado en general; y orientarles por el camino que lleva a Dios: en el matrimonio cristiano, camino real para la realización humana y santificación de la mayoría de las mujeres y hombres; y también, cuando Cristo llama, en la entrega radical exigida por la vocación sacerdotal o religiosa. La Iglesia necesita hoy muchos apóstoles para evangelizar el mundo del nuevo milenio que se acerca, y espera encontrar esos evangelizadores entre vosotros, hombres y mujeres jóvenes del Perú."
Ùltimamente escuchamos mucho hablar de los pobres, pero con un concepto espiritualmente muy pobre de la pobreza. No así Juan Pablo:
"10. Bienaventurados los pobres de espíritu (Matth. 5, 3). Esta es precisamente la primera de las ocho bienaventuranzas que proclamó Jesús en el sermón de la montaña.
«Los pobres de espíritu son aquellos que están más abiertos a Dios y a las “maravillas de Dios” (Act. 2, 11). Pobres, porque están siempre dispuestos a aceptar ese don de lo alto, que proviene del mismo Dios. Pobres de espíritu son los que viven conscientes de haberlo recibido todo de las manos de Dios como un don gratuito y que valoran cada uno de los bienes recibidos. Constantemente agradecidos, repiten sin cesar: “Todo es gracia”, “demos gracias al Señor nuestro Dios”… Los corazones abiertos a Dios están, por eso mismo, más abiertos a los hombres. Están dispuestos a ayudar desinteresadamente. Dispuestos a compartir lo que tienen. Dispuestos a acoger en su casa a una viuda o a un huérfano abandonados. Siempre encuentran un lugar disponible dentro de las estrecheces en que viven. Y encuentran también siempre un poco de alimento, un pedazo de pan en su pobre mesa. Pobres pero generosos. Pobres, pero magnánimos».
Así, pues, pobres de espíritu son aquellos que, careciendo de bienes terrenales, saben vivir con dignidad humana los valores de una pobreza espiritual rica de Dios; y aquellos que, poseyendo los bienes materiales, viven el desprendimiento interior y la comunicación de bienes con los que sufren necesidad.
De los pobres de espíritu es el reino de los cielos. Esta es la recompensa que Jesús les promete. No se puede prometer más. Esta bienaventuranza que, en cierto sentido, comprende todas las demás, hemos de proyectarla sobre los pobres reales, teniendo en cuenta todas las clases y formas de pobreza que existen en nuestro mundo y mirando también a tantos hombres ricos que son terriblemente pobres. [...]
11. Junto a la primera quiero citar ahora la última bienaventuranza, la referente a los que sufren persecución por causa de la justicia, los que son perseguidos por dar testimonio de la fe: son auténticos pobres de espíritu y por eso Jesús dice también que de ellos es el reino de los cielos (Cf.. Matth. 5, 10).
Yo os invito a una solidaridad especial con estos pobres, que son tantos en nuestro mundo de hoy: víctimas de esas pobrezas que afectan a los valores espirituales y sociales de la persona. Los jóvenes, que tanto aprecian el valor de la libertad, pueden comprender muy bien lo que es sufrir por falta de libertad, sobre todo por falta de libertad religiosa. No olvidemos nunca a estos hermanos nuestros a quienes Cristo felicita en su octava bienaventuranza. Son los preferidos del Señor y por eso han de ser también los preferidos de los amigos de Jesús, los preferidos de la Iglesia."
Tampoco tiene despredicio la parte final, con la que se despide de los jóvenes, que le escucharon con un atento silencio, totalmente desacostumbrado en ese colectivo tan emocional:
"12. Queridos jóvenes: Si queréis ser de verdad felices, buscad la identificación con Cristo. «El es el verdadero protagonista de las ocho bienaventuranzas: no es sólo el que las ha enseñado o enunciado, sino que es, sobre todo, el que las ha realizado del modo más perfecto durante y con toda su vida».
Es verdad que las bienaventuranzas no son mandamientos. Pero ciertamente están comprendidas todas ellas en el mandamiento del amor, que es el «primero» y el «más grande». Las bienaventuranzas son como el retrato de Cristo, un resumen de su vida y «por eso se presentan también como un “programa de vida” para sus discípulos, confesores, seguidores. Toda la vida terrena del cristiano, fiel a Cristo, puede encerrarse en este programa, en la perspectiva del reino de Dios» (Cf.. ibid.).
Jóvenes, vosotros estáis en condiciones de entusiasmares con ese programa. Pero para poder realizarlo necesitáis recurrir a la oración, acudir con humildad, confianza y sinceridad al sacramento de la reconciliación y participar con fervor en la Eucaristía.
Necesitáis también mirar a la Santísima Virgen, a quien la tradición de la Iglesia ha llamado siempre bienaventurada. Que María sea vuestra Madre. Procurad descubrir, a través de la meditación frecuente, la fidelidad con que Ella vivió el espíritu de las bienaventuranzas. Que Santa María os guíe siempre por el camino de la verdad, del bien, del amor y de la generosidad.
No es éste el momento para indecisiones, ausencias o faltas de compromiso. Es la hora de los audaces, de los que tienen esperanza, de los que aspiran a vivir en plenitud el Evangelio y de los que quieren realizarlo en el mundo actual y en la historia que se avecina.
A ejemplo de la joven Santa Rosa de Lima, empeñad vuestras energías en construir un Perú donde brille la santidad, donde se plasmen las bienaventuranzas del reino."
Mediten y retransmitan este mensaje a la juventud con la voz vibrante San Juan Pablo II y ahórrense su Sínodo de degradación de la sublime vocación sacerdotal hacia un perfil psico-sociológico de acompañamiento y justificación del pecado más que de santificación del pecador. De perversos sínodos, líbranos Señor!
Más seriedad, rigor y veracidad. Tu sabes que No. No tapes el sol con el dedo.
Pero bueno si queréis que la Iglesia predique que hay que tener hijos sin tener en cuenta la cantidad de jóvenes que ni se pueden ir de casa de sus padres, pues vale.
Luego os quejareis de inviernos demográficos.
El dinero importa según, cómo, para que, por que.
Actualmente se le da una importancia absoluta para todo.
Antes se casaban con un proyecto de vida más que con la vida resuelta.
He visto barrios de familias con familia numerosa, con pocos recursos cuyos hijos y sus nietos hoy tienen profesiones, estudios, casas, coches, y viven bien. Se atrevieron a vivir y se buscaron la vida.
Weigel no tiene ninguna credibilidad cuando se basa en Juan Pablo II ya que es el gran manipulador de éste en su biografía (dejando a un lado su natural anglocentrismo, tanto por su origen como por el mercado al que dirigia la citada biografía por su manipulación del pensamiento social y económico del Papa)
A título de ejemplo
"Comentario a la biografia papal escrita por George Weigel"
por Marcos y Luisa Zwick
www.arbil.org/(65)weig.htm
"Esta situación exige adoptar una mirada integral y adquirir la capacidad de programar a largo plazo, prestando atención a la sostenibilidad y a las consecuencias de las opciones de hoy en tiempos y lugares remotos.”
Y digo yo...¿Así piensan hablar a los jóvenes...? ¡La madre del cordero! Desconectan a la segunda línea. Si no hay quien lo entienda, si es que hay algo que entender. Ésto sí que es lenguaje líquido... Un rollo patatero.
La fe permea toda la vida y todas las situaciones que uno pueda estar atravezando o atravesará.
El joven rehuye las palabras rebuscadas, redundantes o huidizas. ¿Cuesta tanto hablar la VERDAD de frente y sin rodeos?
Todos necesitamos nutrir la fe con la Verdad, y digo todos porque no es exclusividad de los jóvenes.
El mundo es hostil a Dios, y aleja a los jóvenes... y a los no-jóvenes Deberíamos preguntarnos, más bien, si hemos evangelizado a tiempo y destiempo, si hemos dado testimonio de verdadera vida cristiana... si no hemos negado a Cristo tan reiteradas veces por acomodarnos al mundo, si no hemos traicionado a Jesús con un beso relativizando la verdad y las exigencias del evangelio, que por ser "exigente" ejerce una atracción irresistible por las almas nobles...
No hace falta complicar las cosas, la fe es sencilla.
"Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Lc 10,21
Lo mismo dígase en la historia de la Iglesia y...de los papas.
Un sucesor de Pedro, por el solo hecho de surgir en la actualidad, no es mejor que los del pasado.
Sto. Tomás señalaba, con su tino habitual, que se dan "cursus celerrimi, se praeter viam" (= carreras aceleradísimas, pero fuera de camino). En tales casos, el modo de "progresar", es volver atrás y embocar por la recta vía.
¿El "Papa Borja" fue mejor que "León Magno", por el solo hecho de llegar siglos después?
¿No fue el propio Cristo, el que hizo adelantar considerablemente la institución matrimonial y familiar, volviendo notoriamente atrás? ¿No fue ÉL , quien, ante la enredada casuística divorcista rabínica, sentenció: "Al principio no fue así" ? Volviendo de tal modo al comienzo de todas las épocas, que habían degradado, lo que salió perfecto de las manos mismas de Dios?
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