Un tweet del Vaticano que no entiendo
Me llega el mensaje que aquí reproduzco desde la Sala de Prensa de la Santa Sede (la que publica las noticias oficiales del Vaticano). Y por mucho que lo intento, no logro entenderlo.
No entiendo que se asuma acríticamente un neologismo, “Dorantes” (divorced remarried), que es conceptualmente engañoso y que sólo sirve para extender la confusión, al mezclar planos diferentes (matrimonio sacramental/matrimonio civil) y normalizar una situación irregular e injusta: se trata de casados sacramentalmente que han abandonado a su cónyuge, y se han divorciado y vuelto a casar civilmente, un vínculo que entre bautizados la Iglesia no reconoce.
No entiendo tampoco que se plantee la búsqueda de un equilibrio entre dos polos opuestos: misericordia y Magisterio. Es una idea falsa. No se trata de dos polos opuestos, sino de una misma cosa: la palabra y el obrar de la Iglesia, que es maestra y misericordiosa al mismo tiempo, sin tener que rebajar ni lo uno ni lo otro, ni mucho menos buscar un engañoso término medio. El Magisterio es en sí pura misericordia para nosotros pobres pecadores que muchas veces erramos el camino, y la misericordia se encarna en ese Magisterio que nos guía hacia el camino de la salvación.
Está muy bien pedir disculpas, pero no, los fieles católicos, la Iglesia, no nos merecemos, no se merece este espectáculo de confusión.
12 comentarios
Saludos cordiales.
Los obispos fieles a Cristo y a su iglesia lo que deben hacer, como dije ayer en otro blog, es largarse ahora mismo de este sínodo apestado de azufre. No se puede defender la Verdad en un ambiente viciado de nulidad desde el comienzo, a juzgar por las manipulaciones que han salido a la luz.
Increiblemente otros piensan como yo, y aunque quizás no sirva de mucho, hay una petición en "change.org" solicitando a los obispos fieles que se marchen de una vez y no avalen con su presencia la validez de este circo. Serán responsables ante Dios y ante sus hermanos de todo el escándalo que se está produciendo y de las conscuencias nefastas que aun somos incapaces de prever. Nosotros también somos responsables de exigirle a nuestros pastores que se comporten como tales.
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