Los negros en las guerras de independencia americanas
La independencia de los países americanos de España es quizás una de las páginas de la historia más distorsionadas. La historia oficial está narrada desde un punto de vista exclusivamente criollo e ilustrado (todo el que no encaje en alguna de esas dos categorías es sistemáticamente silenciado), ofreciéndonos un relato simplista que oculta unos hechos mucho más complejos, y por ello mismo, también mucho más interesantes.
Recuerdo que una de las primeras pistas para replantearme mucho de lo que había leído al respecto me la dio un profesor chileno en Barcelona, quien me dijo que “la relación que se supone en los países coloniales entre metrópolis y colonias, se estableció en la Hispanoamérica independiente entre los criollos ilustrados y masones y el resto del pueblo”. Todo esto me ha venido a la memoria leyendo un librito, “¡Viva el Rei! Los negros en la independencia” del recientemente fallecido Luis Corsi Otálora, que aborda el aspecto poco conocido de la actuación de la población de origen africano durante las guerras por las que los países americanos se independizaron de España.
A estos negros, que habían llegado como esclavos, se les permitía obtener ganancias destinadas a su propia liberación. Es lo que observó el barón von Humboldt en su famoso viaje a México, en el que constató que de los casi 800.000 negros bajo jurisdicción española, casi el 50% eran libertos, situación que contrastaba con la de la América anglosajona, que entonces disponía de un millón de negros, casi todos esclavos.
Los datos que aporta Corsi Otálora, basándose en los estudios de Jorge I. Domínguez, son muy reveladores: la participación de los negros “en la Milicia Real a finales del siglo XVIII alcanzaba el 34% en México (en donde prácticamente había desaparecido la esclavitud), el 42% en Venezuela y el 42% en Cuba”. O sea, que el ejército español en América tenía un marcado color oscuro.
Otro dato interesante: la reacción de las élites criollas a la Real Orden de Gracias al Sacar promulgada por Carlos IV en 1795 y que abolía las últimas barreras que limitaban la igualdad de derechos de los negros: en Caracas, indignados, llegaron a escribir un Memorial amenazando al rey con hacer estallar el imperio. Como escribe Domínguez, “la élite se sintió furiosa por la escasez de mano de obra y su pérdida de posición relativa ante los negros libres”.
Para enmarcar es la respuesta del rey de España ante una protesta venezolana en contra de unas negras que, acogiéndose a la citada Cédula, habían adquirido “patentes de blancura” que les abrían las puertas a todas las corporaciones: “Y yo, el Rei, no teniendo tiempo ni paciencia para oír los dime y diretes de los vecinos de Caracas sobre la condición social de mis vasallas Rosa y Dominga Bejarano, decreto sean tenidas por blancas aunque sean negras”.
¿Qué ocurrió cuando la amenaza de acabar con el Imperio español se hizo una realidad? Citando al historiador John Lynch, las élites criollas “tuvieron que coger la oportunidad de la independencia no solo para tomar el poder de España, sino, sobre todo, para impedir que lo hicieran los pardos”.
El testimonio del general Joaquín Posada Gutiérrez, muy cercano a Bolívar, es también muy clarificador: “La independencia fue impopular en la generalidad de los habitantes; las clases elevadas fueron las que hicieron la revolución: los ejércitos españoles se componían de 4/5 partes de hijos del país; los indios en general fueron tenaces defensores del gobierno del Reino, como que presentían que como tributarios eran más felices de lo que serían como ciudadanos de la República”.
Los negros, por su parte, se mantuvieron fieles a la Corona española de forma abrumadoramente mayoritaria. Elemento que utilizaría Bolívar para convencer a los ingleses de que le prestasen más ayuda para someter a esos negros fieles a España con el siguiente argumento: “El ejemplo fatal de los esclavos y el odio del hombre de color contra el blanco, promovido y fomentado por nuestros enemigos, van a contagiar todas las colonias inglesas”.
Otro episodio digno de ser considerado es el de la capitulación del puerto de La Guaira en Caracas: “Cuando a los 700 negros, mulatos y zambos que integraban su infantería ofreció Paez la opción de incorporarse a la nueva República, solamente 6 aceptaron. Los demás pudieron embarcarse hacia la plaza fuerte de Puerto Cabello, la cual, bajo las órdenes del inquebrantable comandante Sebastián de la Calzada, resistiría hasta noviembre de 1823, con casi todos sus hombres enfermos o heridos”.
Ahora que ya tenemos un monumento a Blas de Lezo, quizás podríamos pensar en algún tipo de homenaje a estos negros que demostraron una fidelidad a su rey y a su patria mayor que la de muchos de sus contemporáneos blancos.
18 comentarios
Desde América Latina otros blogueros defienden el carácter católico de las revoluciones, y justifican la independencia como una forma de preservar las esencias católicas frente al liberalismo español.
Desde España se suele ver a los libertadores como masones traidores a la corona y su católica majestad.
Respecto a los negros lo cierto es que la Constitución de Cádiz de 1812 no abolió la esclavitud, y Fernando VII lo que abolió fue la constitución liberal y en sus reinos siguió habiendo esclavos.
Bolívar y otros libertadores redactaron leyes abolicionistas y para mediados del s.XIX en las nuevas repúblicas americanas la esclavitud dejó de esistir.
Por contra en la porción de Imperio que nos quedó, en Cuba y Puerto Rico, los españoles seguimos manteniendo legalmente la posesión de esclavos.
Con gobiernos absolutistas, liberales o conservadores, con los Borbones, los Saboya o la República, nadie se atrevía a enfadar a la burguesía cubana emancipando a sus esclavos.
Se sabe que incluso cuando el papa Gregorio XVI en 1836 condenó la esclavitud, las autoridades cubanas impidieron que los escritos papales se dieran a conocer en la Isla.
No fue hasta 1886 que definitivamente se acabó con aquella vergüenza y se liberó a 200.000 esclavos negros en Cuba.
Por cierto, los negros y mulatos podían servir en la milicia colonial pero en batallones segregados de los blancos.
Gringo dime ¿cuál es la sardina a la que arrimas tantas de tus ascuas? Curioso, curioso que cuando "Te Cuentan" sobre la no masonería de ciertos criollos, ni aparezcas por acá. Y ahora parece que el muelle en tus posaderas de pronto saltó.
Así que no me queda claro (tal vez sí) si es que no tienes ascuas ni sardinas, sólo un mar de leche agriada. Que te sea leve los berrinches. Te pronostico úlceras, pero no te deseo las ASCUAS por las que, con tanta obstinación muchos “ruegan”.
grigo dixit:
“Por cierto, los negros y mulatos podían servir en la milicia colonial pero en batallones segregados de los blancos.”
¿Como los GRINGOS en el siglo XX hacían, y los Holandeses? Y no digamos de las reservas de indios y las prohibiciones de casarse con estos en anglo América.
Que es lo mismo que pasó en 1833 en la peninsula, que es el equivalente peninsular al 1816 argentino, el 1824 peruano, el 1823 mexicano, etc.
No son guerras de independencia, son guerras civiles. Es el liberalismo contra el trono y el altar, la ilustración contra la tradición, la masonería contra la Unidad Católica, la soberanía popular contra el reinado de Cristo.
Como los liberales ganaron en todas partes, inventaron una historieta diferente en cada nuevo ridículo estado para que los recién inventados nacionalistas tuvieran su pienso. Pienso que luego fue devorado por los católicos también en gran parte. De ahí la confusión actual.
Para los peninsulares es más fácil de entender porque pueden ver repetido el proceso de forma casi idéntica a día de hoy con sus separatistas, mientras que los hispanoamericanos han desarrollado una fuerte religión política nacionalista a la manera descrita por Rousseau que les impide entender nada.
El número de horros, libertos o manumisos era muy grande en los dominios españoles y portugueses y prácticamente nulo en los anglosajones.
En general en las Guerras de Independencia los batallones de morenos-o blandengues que también se llamaban en La Argentina-lucharon por ambos bandos, pero yo creo que más al lado de los independentistas porque les prometieron la abolición de la esclavitud.
Distinto es el caso de los indios que perdían más que ganaban con la Independencia.
* Manoel Dias de Oliveira
Antonio Francisco Lisboa
Ambos hijos de "escrava forra", es decir esclava liberta.
Como venezolano y científico social haría algunas precisiones.
(1) La Real Cédula de Gracias al Sacar fue una cédula fiscalista, que tenía como finalidad SACAR DINERO de aquellos pardos que habían logrado fortuna y que eran discriminados legalemente por los blancos, tanto criollos como peninsulares. Para entendernos, pardos era sinónimo de mestizos, no solo negros, sino toda esa gradaciones de pigmentaciones de piel por diversas mezclas de ancestros; en todo caso no blancos: mulatos (hijo de negro y blanco), zambos (hijo de indio y negro), cuarterones, quinterones, salto atrás, etc. En concreto, si ud., no era blanco (mestizo, quinterón, negro, indio, zambo, etc) y tenía plata, pagaba un predeterminado monto y COMPRABA un título de limpieza de sangre... Por cierto, en Caracas por décadas la gente se burlaba de una idea descabellada diciendo: "téngase por blancas a las negras Bejarano", by the way, las negras Bejarano hicieron fortuna vendiendo unas tortas de zanahorias muy buenas...
(2) La esclavitud era más llevadera en la América hispana que en la anglosajona, ciertamente. Pero esclavitud, al fin y al cabo.
(3) El tema racial durante la guerra de independencia de Venezuela fue mucho más complejo y poroso que lo que el bloguer habla. Es correcto lo de Calzada. Es cierto que muchos pardos se inclinaron por la Corona, como Antonio Domínguez, un feroz realista. También es cierto que esa opinión fue cambiando como consecuencia del trato que empezaron a recibir los mismos pardos, la mayoría de la población, por parte de las tropas reales, que se comportaron como tropas de ocupación y cometieron infinidad de actos barbáricos contra la población civil, como quema de poblaciones, fusilamientos masivos, violaciones, pillaje, quema de gente en iglesias... Gracias a los llaneros (pardos) del asturiano José Tomás Boves... Por cierto, la ascendencia del asturiano Boves sobre la peonada llanera se debía a que en la práctica los trataba como iguales, saltándose a la torera las reales leyes que segregaban a los pardos de la sociedad. En 1815, con la muerte de Boves en Urica y la llegada del Ejercito de Pacificación de la Costa Firme de Juan Pablo Morillo la cosa cambió. Morillo no estaba por la labor de tratar como iguales a los llaneros y a los pardos en general, así que restableció las distinciones raciales en el ejercito real, haciendo que muchos llaneros cambiaran de bando y se incorporaran a las huestes de José Antonio Páez, que les deba igual trato que Boves, aunque evitando que hicieron los desastres contra la población civil... ejemplo palmario de esto fue el negro Juan José Rondón, artífice de la victoria de Bolívar en Boyacá.
(4) Cuando Bolívar habla de los usos de los negros contra los independentistas por parte de las autoridades reales, lo hace en el contexto de lo que había sucedido en Haití durante su independencia: los negros haitianos se alzaron y asesinaron a todos los blancos de la isla, lo que causaba terror por todo el Caribe. Era una campaña propagandística contra los realistas, naturalmente, no sin bases, porque la Primera República había caído gracias a los negros esclavos de Barlovento que habían subido a Caracas al grito: "mueran los blancos, ¡viva el Rey!"
(5) Bolívar acuerda con el presidente haitiano Petion que al llegar de nuevo a Tierra Firme libertaría a los negros que se unieran a la causa independentista -lo que efectivamente hizo- por lo cual Petion lo ayudó para la expedición de Los Cayos...
El número de negros y mulatos que tenían pequeños negocios en las ciudades como Caracas, La Habana, Cartagena, etc...fue importante, lo que cuál es bastante chocante en un sistema esclavista.
La esclavitud es un sistema igualitario dónde apenas hay diferencias, pero en América parece que la suerte, la habilidad personal y otras causas marcaban casi tantas diferencias entre ellos como las que marcaron entre los hombres libres.
Lo que hago es destacar que dependiendo del blogger de infocatolica al que leas, tendrás dos historias opuestas de América.
El padre Olivera defiende que los libertadores eran católicos para nada masones, y que su traición al rey y la corona estaba justificada precisamente para proteger América del liberalismo español.
Por contra su tocayo Jorge se inclina por la conspiración con la pérfida Albion para acabar con el Imperio, por parte de militares y criollos traidores que en lo que pensaban era en mantener privilegios y ganar dinero.
Yo personalmente estoy más cerca de esa última postura. Puede que efectivamente Bolivar, San Martín y demás no fueran masones pero el apoyo que recibieron de Gran Bretaña (como la Legión Británica tropas de élite inglesas e irlandesas sin las cuales Bolivar no habría vencido al ejército español) fue evidente.
Y es absurdo decir que se separaron de España para defenderse del liberalismo, cuando Fernando VII abolió la constitución de Cádiz y gobernó como monarca absolutista al cual todos sus súbditos católicos estaban obligados a obedecer pues era rey por voluntad divina, según la costumbre de la época.
Pero ya se sabe que la Iglesia se sube al carro del vencedor y nadie en América va a condenar por traidores a los libertadores.
En cuanto a los negros me adhiero a lo dicho por otros, que el que se les tratara algo mejor en las colonias españolas que en las inglesas o francesas no justifica la esclavitud en un país que presumía de cristiano, y que fue la última nación europea en abolir la esclavitud en sus colonias, cuarenta años más tarde que Inglaterra y Francia.
La Iglesia le apartó del sacerdocio y excomulgó y los tribunales ordinarios le condenaron a muerte por traidor.
La herejía de la que acusaron a Hidalgo fue bastante rebuscada pues él hacía lo mismo que otros curas en la Península, incitar al pueblo con argumentos religiosos para empuñar las armas, solo que los curas españoles lo hacían para echar a José I Bonaparte y él para echar a Fernando VII Borbón.
Por estas cosas de la religión en México luchaban los independentistas bajo el estandarte de la Virgen de Guadalupe y los españoles o realistas bajo otros estandartes de sus vírgenes y patrones (Santiago del arama de caballería, santa Barbara de artillería, etc.).
Y todos creían tener a Dios de su lado.
Nota: Soy historiador y he publicado algo sobre el tema.
A EE.UU este asunto le costó una guerra civil pero la desmotadora de algodón había hecho posible disminuir la mano de obra; en cambio la zafra había que hacerla a mano y sólo con varones de una edad determinada lo que hacía depender el negocio de la trata.
Los países cristianos tendrían que haber hecho valer su cristianismo por encima del negocio pero tratamos con seres humanos y no con ángeles. En realidad si se lleva el cristianismo a sus últimas consecuencias tendrían que suprimirse actividades de por si inhumanas, como la minería, por ejemplo, porque no sólo hay que atender a la libertad sino a la justicia.
La minería y la agricultura se podían seguir realizando con mano de obra asalariada como de hecho ocurrió y seguía siendo rentable. Solo que algunos eran tan egoistas que no querían ni pagar un sueldo a los trabajadores.
La esclavitud además era un perjuicio económico para los trabajadores libres que no podían competir con los esclavos que les salían más baratos a los patronos.
Era pues un sistema perverso en el que algunos hasta preferían perder la libertad para al menos poder comer, lo que hoy en día los papas llamarían una estructura de pecado.
Cuando se adentra uno en los detalles, y piensa en que los esclavos eran marcados con hierro candente, en los castigos físicos, los abusos sexuales, la separación de las familias, el desprecio por la salud especialmente en las minas de plata y oro donde la esperanza de vida era de apenas dos años, por mucho que se quiera adulterar la realidad de la América colonial hispana es terrible.
Por cierto, (1) los negros y mulatos no fueron y no son un grupo numéricamente alto en Venezuela, por eso siempre se habla de pardos, una mezcla de gente no blanca, por tener diferentes grados de liga y por tanto de pigmetación de piel, que sí fueron y sí son la mayoría de la población. Esos fueron los que algunos de entre ellos lograron fortuna. (2) La discriminación social también era contra los blancos, jamás y nunca era lo mismo ser blanco criollo que blanco peninsular, ser blanco de orilla (canarios, que por cierto abundaban) y ser peninsular. La familia de Miranda, canaria, era discriminada por ser canaria y panadera. De hechos a Miranda se le decía despectivamente el hijo del panadero... por ello su familia le manda a Europa para que vea otro ambiente. (3) La esclavitud en América hispana era más benigna que en la anglosajona, lo que no significa para nada que no los discriminaran. Gracias a la Iglesia, se veía en el acto de dar libertad a un esclavo un acto de altísima misericordia así varios al morir dejaban a parte de sus negros favoritos en libertad, mientras no dañaran los intereses de sus herederos... Pero azotes, marcajes y malos tratos igual se daban con normalidad. Y si libertos, jamás podían pensar en igualarse con los blancos, dado que estaban en la base de la pirámide... Es bueno hacer mención que la guerra de independencia, por lo menos en Venezuela, se terminó transformando en parte en una guerra de los pardos, en ambos bandos, contra los blancos, de ambos bandos. Los resentimientos explotaron en todo su esplendor gracias a esa sociedad rígidamente estamentaria de la Colonia
Dejar un comentario