Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo ...Yo Jesús
En mi post previo hablaba de como en el Antiguo Testamento comienzan a aparecer “luces” de la doctrina Trinitaria, la primera de ellas, cuando Dios hablando en plural al momento de la creación decía “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”
Pero la cuestión no termina allí. A medida que avanzaba la revelación y se comienza a profetizar al Mesías prometido, la Escritura va haciendo referencia a Él, con distintas expresiones que van revelando su identidad.
Así, el Mesías sería…
Dios fuerte:
“Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz».Isaías 9,5
Dios con nosotros:
“Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.” Isaías 7,14
“Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»” Mateo 1,22-23
Hijo de Dios:
“Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas contra nuestra educación. Se gloría de tener el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es insufrible, lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños. Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de tener a Dios por padre. Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su tránsito. Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará de las manos de sus enemigos. Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza. Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le visitará.»” Sabiduría 2,12-20
Lo cual tendría una clara implicación: Cristo, Hijo de Dios, es también Dios, cosa que entendieron los judíos tan bien, que quisieron apedrearle:
“Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios”. Juan 5,18
Solo la revelación divina podía dar este conocimiento a los cristianos incluyendo al mismo apóstol Pedro.
“Llegado Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”Mateo 16,13
“Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?” Juan 14,8-10
Fue ya luego de la resurrección cuando el reconocimiento de Cristo como Señor y Dios fue inobjetable:
“Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»” Juan 20,26-29
Quiero detenerme en este texto, porque aunque ante otros textos las Escrituras, diferentes sectas han intentado poner excusas poco creíbles para torcerlos y desvirtuar la divinidad de Cristo, ante este, un texto tan claro donde Tomás reconoce a Cristo como su Señor y su Dios, cualquier objeción a la divinidad de Cristo, no puede menos que sonar ridícula.
Y es no puedo calificar de forma más generosa las objeciones que he escuchado ante este texto. En una ocasión casi no pude contener una carcajada cuando un amigo protestante me dijo que esas palabras eran una expresión de asombro de parte de Tomás al ver a Cristo resucitado, al estilo de “Oh my God!!!”, y no más convincente es el razonamiento de los Testigos de Jehová que alegan que para Tomás, a pesar de sus propias palabras, no creía que Jesús fuera verdaderamente Dios.
A lo largo del Nuevo Testamento se va revelando cada vez con más claridad, la doctrina de la divinidad de Cristo, y aunque textos bíblicos abundan, no puedo terminar si mencionar el texto donde Cristo finalmente se proclama a sí mismo el Primero y el Último, el Alfa y el Omega, título exclusivo de Dios.
“Así dice Yahveh el rey de Israel, y su redentor, Yahveh Sebaot: «Yo soy el primero y el último, fuera de mí, no hay ningún dios.” Isaías 44,6
“Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, «Aquel que es, que era y que va a venir», el Todopoderoso” Apocalipsis 1,8
Recuerdo que una vez unos testigos de Jehová me objetaron que esos textos se referían al Padre, objeción que se desmoronó cuando les mostré otros textos donde no se puede dudar que es Cristo mismo ostenta también dicho título, con todas las implicaciones que esto puede traer:
“Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí diciendo: «No temas, soy yo, el Primero y el Ultimo, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Hades” Apocalipsis 1,17-18
“Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin. Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la Vida y entrarán por las puertas en la Ciudad. ¡Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras, y todo el que ame y practique la mentira!» Yo, Jesús, he enviado a mi Ángel para daros testimonio de lo referente a las Iglesias. Yo soy el Retoño y el descendiente de David, el Lucero radiante del alba.»” Apocalipsis 22,13-16
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