Es costumbre en la época navideña volver a escuchar los típicos cuestionamientos de los fundamentalistas protestantes hacia la navidad. Para muchos es malo absolutamente casi todo lo relacionado a la navidad: árboles de navidad, regalos navideños, celebración del año nuevo, etc. Por lo que precisamente sobre esto he querido escribir este breve resumen de dichas objeciones y a la vez analizarlas.
¿De donde surge este rechazo?
Según la Enciclopedia Wikipedia el rechazo a la celebración de la navidad por parte de los fundamentalistas surge entre una de muchas de las divisiones entre protestantes donde los gobernantes puritanos ingleses prohibieron su celebración por considerarla una “trampa de los papistas” y “las garras de la bestia”. Esto por su puesto ocasionó revueltas y motines hasta que en 1660 se puso fin a la prohibición, aunque esto no eliminó el rechazo que muchos miembros del clero reformista mantuvieron en base a los argumentos puritanos.
Los Puritanos también rechazaron la Navidad y declararon su celebración ilegal en Boston desde el 1659 a 1681, pero cuando estos fueron perdiendo influencia en Estados Unidos pudo continuarse celebrando la navidad.
Hoy día numerosos grupos fundamentalistas han retomado los argumentos puritanos llegando a ser absorbidos inclusive por sectas como los testigos de Jehová, la Iglesia de Dios Israelita, y muchos otros.
¿Cuales son estas objeciones?
Sería muy largo tratar en detalle cada una, por lo que trataré de hacer un resumen bastante condensado de algunas de ellas.
Objeción número 1: Jesús no nació el 25 de diciembre, la navidad procede de las fiestas paganas conocidas como las saturnalias donde se celebraba el nacimiento del Dios Sol.
Un ejemplo de esto lo tenemos en el comentario que recibí recientemente de parte de un fundamentalista:
Creo que en el sector católico hay muchísimas personas de buen corazón y que siguen allí porque no conocen la verdad. Una de tantas mentiras sostenidas por a lo largo de los años es la Navidad de Jesús el 25 de diciembre. Hay numerosos estudios que ratifican el hecho de que es verdaderamente imposible que haya sido esa fecha, se hace una relación con el nacimiento de Juan el Bautista para tener una aproximación que según los entendidos es en el mes de septiembre entre el 15 al 19…
Basta ya de mentiras, seria un acto muy loable y digno de aplaudir si algún momento hicieran un alto y dijeran a la sociedad en general, disculpen, nos equivocamos, la verdad es esta o aquella.
Pero para ser honesto no creo que pase esto porque son tantas las mentiras, tantos los engaños, tantas las mezclas, tantos los abusos, como decía un viejo amigo, si le pusiera una figura al global de la Iglesia Católica diría que son un Centauro, mitad bestia mitad animal, mitad doctrina, mitad paganismo. Ruego a Dios que muchos que por ignorancia no logren ver estas realidades, sea El sacando la venda de los ojos y sean verdaderamente libres de creer en la verdad del evangelio puro.
Gerardo Mena de Chile
Aquí tenemos el tenemos el típico caso de un fundamentalista que hasta la fecha no se había enterado de que la Iglesia Católica no afirma que Cristo haya nacido el 25 de diciembre, sino que ha establecido ese día para celebrar su nacimiento, y es algo que sabría si se hubiera molestado en consultar alguna fuente católica como la Enciclopedia Católica o tantas otras fuentes que declaran que la fecha exacta no se conoce.
Si para celebrar el nacimiento de Cristo tuviéramos que conocer la fecha exacta, no la podríamos celebrar nunca. Lo importante es celebrar y recordar el acontecimiento, no una fecha, y es que para nosotros representa uno de los eventos más importantes de la historia.
Objetan también que no se debe celebrar el nacimiento de alguien porque no lo dice la Biblia y solo los paganos celebraban el día de su nacimiento, pero basta decir que nosotros los católicos no somos fundamentalistas, y rechazamos ese tipo de fanatismo donde no se pueda hacer nada simplemente porque la Biblia no lo diga. (Y es que de ser así no se podría ni salir de vacaciones ya que en la Biblia no se habla de nadie haciéndolo). La Biblia tampoco pretende limitar todo lo que hagamos, por el contrario San Pablo es el primero en sugerirnos “Examinarlo todo y retener lo bueno”.
Y muchas son las cosas buenas que trae la celebración de la navidad. Es un tiempo para recordar y celebrar el nacimiento de Jesús a la vez que es una buena oportunidad de compartir con la familia. Los niños viven una época de gran alegría esperando los regalos del niño Jesús, y hasta aquellos de bajos recursos suelen verse beneficiados por los distintos programas organizados para obsequiarles juguetes y alegrar su navidad.
Tampoco es coherente ver la celebración de navidad como una derivación de las fiestas paganas saturnalias, sino todo lo contrario, ya que en su momento fue una forma por la cual la Iglesia pudo contrarrestarlas y desplazar las fiestas paganas por una celebración cristiana (Cristo es la verdadera luz del mundo). También hay evidencia histórica de que los padres de la Iglesia en su enseñanza diferenciaron claramente entre Cristo y el Dios Sol (Tertuliano, San Agustín entre otros. Incluso el Papa León I reprocha cualquier remanente del culto solar que haya podido ser absorbido por los cristianos).
Pero más importante que todo es que lo que celebramos hoy es el nacimiento de Jesucristo (Dudo que alguien celebre el nacimiento del Dios Sol el día de navidad) y lo que los paganos hicieron hace miles de años no limita lo que nosotros podemos celebrar ni cuando.
Objeción número 2: Celebrar el año nuevo es pagano.
Argumentan que la celebración del año nuevo deriva de la adoración al Dios Janus en Enero por los romanos paganos. Otros fundamentalistas alegan que procede de Babilonia y que dicha celebración ha sido celebrada por casi todas las civilizaciones paganas durante 4.000 años de distintas formas.
Un ejemplo de esta objeción se encuentra en el artículo “La navidad y los cristianos” de Christian Gutierrez:
“La alegría que hoy provoca el esperar el año nuevo con ruidos de cornetas,pitos, sirenas, fuegos artificiales, etc., no es otra cosa que la manera ahora más sofisticada de la costumbre que tenían los pueblos paganos de esperar su año nuevo. Ellos prendían fogatas y hacían grandes ruidos porque creían que de ese modo podían espantar los malos espíritus y dar lugar para que los buenos espíritus volvieran a la tierra y trabajaran en forma mágica en sus vidas”
Lo cierto es que es completamente normal que el ser humano a lo largo de la historia haya querido celebrar un nuevo año y que hoy lo hagamos tampoco tiene que tener nada de malo. Si la excusa es nuevamente que “no sale en la Biblia nadie celebrando el nuevo año” aquí vale lo mismo que se dijo sobre la objeción anterior.
Y aunque sea cierto o no que algún pueblo pagano utilizó fuegos artificiales como una forma de espantar malos espíritus, esa no es la razón por la que se hace hoy día. Absurdo es pensar que hoy no podemos utilizar fuegos artificiales porque alguien los utilizó con un propósito pagano en la antigüedad.
Objeción número 3: Dar regalos navideños es también una costumbre pagana
Un ejemplo de esta objeción se encuentra en el artículo “La navidad y los cristianos” de Christian Gutierrez que dice.
“Era la práctica común que tenían los antiguos romanos de dar regalos para la fiesta de las Celendas o Año nuevo romano. En este tiempo se intercambiaban regalos para simbolizar buenos deseos”
Nuevamente hay aquí un rechazo a algo no por su naturaleza sino por su origen (falacia de origen). Así aunque es poco probable que el intercambio de regalos de hoy derive del intercambio de regalos de los romanos, no habría nada de malo en intercambiar regalos como forma de simbolizar buenos deseos solo porque los romanos lo hacían hace 2000 años.
Otra objeción que se expone en un artículo de la secta de nombre Iglesia de Dios israelita dice:
“El intercambio de regalos fue adoptado por Roma, supuestamente en recuerdo de los dones que dieron al niño Jesús. Pero como podemos ver, nunca existió un intercambio, pues el niño no les dio nada a cambio. El intercambio de regalos surge en el siglo XVI, pues cada noche, luego de la ceremonia religiosa, se alababa con cánticos al niño Jesús, se rezaba y se regalaban dulces.
Cuántas costumbres se han introducido a este acontecimiento, todo esto como dogmas que la gente acepta sin hacer una investigación, quizás por apatía o por miedo a los curas, ya que si muestran lo contrario a estas tradiciones, los excomulgan o también por miedo a descubrir la realidad, quizás por eso mucha gente que es católica se resiste a estudiar la Biblia, porque no quiere darse cuenta de lo que está practicando”
Mientras el primer grupo optó por atribuir el origen de los intercambios de regalos a la Roma pagana, estos colocan su origen en el siglo XVI, pero más llamativo es que lleguen a considerar la costumbre de entregar regalos navideños con los dogmas de la Iglesia, como si esta costumbre o la la de celebrar con juegos artificiales tuviera carácter dogmático.
Más llamativo es que se opongan al intercambio con la excusa de que “Jesús no les dio nada a los reyes magos” llegando al extremo del fanatismo. Si alguien alguna vez se inspiró en los regalos de los reyes a Jesús para realizar un intercambio de regalos, no tenía porque imitar literalmente lo acontecido porque lo que se imita es el dar, no el intercambiar. Hoy día los intercambios de regalo se hacen porque nos parece una bella costumbre para compartir en familia (y a decir verdad jamás lo hemos hecho nisiquiera recordando el acontecimiento de la visita de los reyes magos a Jesús).