A los escandalizados por los cardenales "rebeldes"
Ahora que tengo más tiempo para observar y participar en las redes sociales, he estado viendo las reacciones que ha habido a la petición que han hecho pública cuatro cardenales al Santo Padre, solicitándole que aclare algunos puntos controvertidos sobre la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (AL).
Para quienes no están en contexto, la AL es la última exhortación apostólica del Papa en donde aprueba que los divorciados vueltos a casar —que mantienen relaciones sexuales, pero sobre los que pesan circunstancias atenuantes— puedan recibir la comunión. Es de recordar que fue el propio Papa Francisco, en una carta privada a los obispos de Buenos Aires, quien indicó que “no hay otras interpretaciones” y que efectivamente es así, como se entiende de la lectura del capítulo 8 y de la nota explicativa.
Para mí ha sido completamente natural que estos cuatro cardenales hayan hecho primero la consulta al Santo Padre en privado, y ante su renuencia a contestarles la hayan hecho de forma pública. Pero según he visto, no todos lo han visto así y ha habido opiniones para todo, por lo que hoy quiero comentar las que más me han llamado la atención.
1. Los cardenales hacen lo que hacen porque sienten “envidia”.
Este comentario lo hizo un señor que luego de que se calentara la conversación tuve que mandar a la porra pedirle “gentilmente” que abandonara mis redes sociales. En otro impresentable artículo del abominable “Religión Digital”, la redacción les compara con “fariseos” que buscan ponerle una “trampa” al Santo Padre. Y así como estos muchos comentarios por el estilo.
En lo personal, puedo comprender que haya personas que no estén de acuerdo con estos cardenales, incluso con que estén a favor de que los divorciados que viven en adulterio reciban la comunión, pero lo que me parece absurdo es que estas personas crean poder ver el fuero interno de estos cardenales y suponer que actúan por “envidia”, “deseos de protagonismo”, porque esconden “tristes insatisfacciones” y cualquier otra tontería que se les haya podido ocurrir.
En la serie de ciencia ficción Star Trek había un personaje (Deanna Troi) de raza Betazoide, que podía leer los sentimientos y pensamientos de los demás, y que de bastantes apuros libró al capitán “Picard” previniéndole de las intenciones de sus enemigos.
Pero hasta donde yo sé ninguno de estos sujetos es betazoide y cualquier juicio negativo sobre las intenciones de otros, sin fundamento moral suficiente se llama “juicio temerario”, que tal como enseña el Catecismo, es pecado. Por tanto, mientras no puedan leer los pensamientos de otros, mejor les haría hacer caso al refrán: “Calladitos, más bonitos”.
2. El Papa tiene razón siempre y no se puede equivocar
A este respecto he notado una hipertrofia en muchos católicos respecto a la comprensión de los alcances de la infalibilidad Papal, pensando que el Papa es infalible incluso cuando no habla excátedra. De esta errónea incomprensión de la doctrina católica da una completa explicación el Periodista, autor y apologista católico Michael Voris que recomiendo al 100%:
Como la doctrina católica enseña, el Papa es infalible sólo en circunstancias muy específicas, y el resto de las veces el Papa puede equivocarse, ya sea cuando desde un avión concede una entrevista a unos periodistas, como cuando platica tomándose un café. Seamos francos, con este pontificado, más de uno temblamos cuando el Papa Francisco sube a un avión.
En la propia AL sobre la cual el Papa es consultado, él mismo comienza diciendo: “Quiero reafirmar que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales”, lo que da pie para dudar de si todo o parte de lo que allí sostiene es estrictamente “Magisterio”, y haga más que justificado el recurso de una consulta.
Tampoco podemos esperar que un tema tan importante se decida por una “carta privada” enviada a los obispos y hecha pública de manera extraoficial.
Por otro lado, la historia de la Iglesia está repleta de situaciones donde el Papa tuvo que ser confrontado y resistido, como lo hizo el propio San Pablo cuando dejó testimonio en la propia Escritura que San Pedro “era digno de reprensión” (Gálatas 2,11). Cuando el Papa Víctor, en pleno siglo II, quiso excomulgar a las comunidades joaninas por la fecha de la Pascua, recibió una avalancha de peticiones para que no hiciera tal cosa y rectificó. Cuando el Papa Zósimo rehabilitó al hereje Pelagio, la totalidad de los obispos norteafricanos le pidieron que rectificara y también lo hizo. Hay incluso casos más escandalosos, como el de Juan XXII que enseñó en su Magisterio ordinario una herejía, de la que al final se retractó por la presión que recibió. El Papa Formoso fue después de muerto desenterrado, juzgado y condenado por otro Papa.
(El Papa Formoso y Esteban VI», por Jean-Paul Laurens - Musée des Beaux-Arts)
Si todos aquellos católicos se hubiesen quedado callados, o pensando que el Papa siempre tiene razón por el mismo hecho de ser Papa, quizá hoy fuéramos pelagianos o no creyésemos en la visión beatífica de los santos. Esto lo digo, por supuesto, como hipérbole, porque fue más bien el don de Dios al conceder la indefectibilidad a la Iglesia la que impidió que estos Papas y sus errores trascendieran y quedaran sólo como una anécdota de la historia.
3. ¿Son rebeldes?
Por tanto, a la pregunta de si son rebeldes, si nos regimos por la máxima bíblica de pensar siempre bien antes que mal de los demás, tendremos que aceptar que simplemente están cumpliendo un deber, al obrar conforme les dicta su conciencia en busca del bien de la Iglesia y del propio Santo Padre.
A muchos de nosotros, en el caso de estar equivocados nos gustaría que nos lo dijeran, ¿o a ti no?. Es más bien un servicio y un favor que hay que agradecer que cumplan con su deber cristiano de defender aquello que creen sinceramente que es la verdad.
Podemos estar o no de acuerdo con ellos, pero no negarles su legítimo derecho a consultar, y resistir en caso de que eso les dicte su conciencia. Y agrego: antes de caerles a piedras, tengan en cuenta, que como ellos pensaba también Juan Pablo II, piensa Benedicto XVI, y pensaron todos los Papas antes que ellos.
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41 comentarios
308. AL Pero de nuestra conciencia del peso de las circunstancias atenuantes —psicológicas, históricas e incluso biológicas— se sigue que, «sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día», dando lugar a «la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible»[355]. Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, «no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino»[356]. Los pastores, que proponen a los fieles el ideal pleno del Evangelio y la doctrina de la Iglesia, deben ayudarles también a asumir la lógica de la compasión con los frágiles y a evitar persecuciones o juicios demasiado duros o impacientes
He buscado algún punto de esta entrada para destacar pero no lo he encontrado, pues está parejamente irreprochable y encomiable.
Muchas gracias.
Se está dando ya en muchos lugares una profanación continua del cuerpo y la sangre de Cristo que nos compromete a todos los cristianos conscientes de su presencia bajo las especies.
Pero la falta de fe, o de respeto, a Jesús en las sagradas formas no podemos consentirla como enseñanza ni como práctica, venga de donde venga. La defensa de la Eucaristía está por encima de cualquier otra consideración, sea la que sea.
Hay al respecto una conocidísima anécdota que ilustra esto que digo:
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El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo. En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi: "¡Voy a destruir su Iglesia!". El Cardenal le contestó: "No, no podrá".
Napoleón, con sus 150 cm. de altura, dijo otra vez: "¡Voy a destruir su Iglesia!"
El Cardenal dijo confiado: "No, no podrá. !Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!"
Si los malos Papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general- ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo?
El Cardenal apuntaba a una verdad crucial: Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. El prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcará, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará."
Que corresponde ? Orar por el Papa Francisco y por la Iglesia,pedir que el Espíritu Santo asista a todos los pastores que cuidan de su pueblo.
Los ataques externos han tomado fuerza,pero los internos de relativistas y modernistas esos son los que hieren más.
Y pues a ser firmes y valientes,es a Dios a quien daremos cuentas de nuestros actos.
Pido a Dios por todos nosotros
Cuando el Papa Zósimo rehabilitó al hereje Pelagio, la totalidad de los obispos norteafricanos le pidieron que rectificara. Y rectificó. Para bien de toda la Iglesia.
Pues si hay que hacerlo hoy igual, se hace.
Es más, si leéis Galatas 2,11, veréis que San Pablo plantó cara a San Pedro, prestando con ello un gran servicio a toda la Iglesia.
No tiene nada de malvado que un grupo de sucesores de los apóstoles haga algo parecido ante un sucesor de Pedro.
Juan XXII no enseñaba ninguna herejía, ya que la visión beatífica de los santos todavía no era proclamada como un dogma. Por otra parte, reconocía que estaba dispuesto a rectificar si le mostrasen que está en el error. De donde, no tenía pertinacia. En cuanto se lo enseñaron, rectificó.
En los casos de otros Papas tampoco hubo ninguna pertinacia, algo necesario para que su postura se considere como herejía. Lo de Estaban VI totalmente grotesco, aunque no emitió ningún veredicto sobre la doctrina en general.
Aquí Francisco no contesta durante dos meses. Eso es totalmente inaudito y nunca visto en la Iglesia.
La situación ha subido de tono de forma inimaginable.
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JM: Las condiciones para que una enseñanza se considere ex cathedra e infalible están mencionados en el decreto del Vaticano I:
1. El Pontífice debe enseñar en su carácter público y oficial de pastor y doctor de todos los cristianos, no privadamente como teólogo, predicador o conferencista, ni tampoco como príncipe temporal, ni siquiera como mero ordinario de la diócesis de Roma. Debe quedar claro que habla como cabeza espiritual de la Iglesia.
2. Es, por lo tanto, sólo es infalible cuando enseña doctrina de fe o moral en ese carácter.
3. Debe además ser suficientemente evidente que él pretende enseñar con la plenitud y finalidad de su suprema autoridad apostólica. O sea, que él desea determinar algún punto de doctrina de forma final e irrevocable, o definirlo en el sentido técnico. Hay varias fórmulas reconocidas gracias a las cuales se manifiesta la intención de definir.
4. Por último, para que una definición sea ex cathedra debe quedar claro que el Papa pretende que aquella sea obligatoria para toda la Iglesia.
Más allá de que fuera definido dogmáticamente la visión beatífica de los santos, es una doctrina claramente enseñada por el Magisterio Universal de la Iglesia como verdad revelada durante toda su historia. No ha un dogma que por ejemplo afirme que Cristo resucitó realmente, y no por eso es menos herética la afirmación de que no resucitó sino en el corazón de sus discípulos, etc.
Lo que no hubo en el caso del Papa Juan XXII fue pertinacia, lo que hace que su herejía no fuese formal.
Hay tanto fariseismo en algunos medios "católicos".
Por lo mismo, se ha de agradecer a estos cardenales, que, cual otro Pablo frente a Cefas o Hilario ante Liberio, Bernardo en carta a su anterior novicio Eugenio III,o Catalina de Siena en su trato con los papas de Aviñón, han sabido hacerse portavoces de gran parte de los católicos, que se ven desorientados muy profundamente.
Pío XI lo recuerda en Mortalium Animos:
“Pues, el Magisterio de la Iglesia (observación: no se distingue entre “ordinario” o “extraordinario”) el cual por designio divino fue constituido en la tierra a fin de que las doctrinas reveladas perdurasen incólumes para siempre y llegasen con mayor facilidad y seguridad al conocimiento de los hombres aun cuando el Romano Pontífice y los Obispos que viven en unión con él, lo ejerzan diariamente (observación: esto es de tremenda importancia: diariamente), se extiende, sin embargo, al oficio de proceder oportunamente con solemnes ritos y decretos a la definición de alguna verdad, especialmente entonces cuando a los errores e impugnaciones de los herejes deben más eficazmente oponerse o inculcarse en los espíritus de los fieles (observación: es decir, no se trata de verdades de mayor o menor categoría, eso acabó de denunciar el Pontífice, sino se trata de la necesidad de confirmar con más seguridad a los fieles frente a algunos errores que les podrían hacer daño), más clara y sutilmente explicados, puntos de la sagrada doctrina.
Mas por ese ejercicio extraordinario del Magisterio no se introduce, naturalmente ninguna invención, ni se añade ninguna novedad al acervo de aquellas verdades que en el depósito de la revelación, confiado por Dios a la Iglesia, no estén contenidas, por lo menos implícitamente, sino que se explican aquellos puntos que tal vez para muchos aun parecen permanecer oscuros o se establecen como cosas de fe los que algunos han puesto en tela de juicio.”
En cuanto a Juan XXII, no tenía intención de enseñar a toda la Iglesia. Ni siquiera tenía escrito ningún documento sobre ello, tan solamente tres homilías, las que no sostenía firmemente. Aún así rectificó.
Y para que en el futuro no se llegue a situación como la suya, su sucesor proclamó el dogma de la visión beatífica.
Por lo demás, nos falta ver el desenlace. Recemos. La Iglesia es de Dios.
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JM: He señalado las condiciones según el CVI para una declaración infalible que corresponden al Magisterio extraordinario al cual la cita que propone hace referencia. No tiene sentido que comente el texto diciendo que no se distingue entre magisterio ordinario y extraordinario, cuando en el párrafo siguiente lo dice: "por ese ejercicio extraordinario del Magisterio...etc.". Repito: el CVI es el que define dogmáticamente las condiciones para que un pronunciamiento papal sea excátedra.
Y nadie está diciendo que Juan XXII intentara enseñar a toda la Iglesia, lo que he dicho es que erró en su Magisterio "ordinario", para ejemplificar que los Papas, incluso en su magisterio ordinario se pueden equivocar, como ha pasado en los casos mencionados.
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JM: El texto en cuestión es este (negritas son mías):
"A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado (entiéndase por ejemplo, el adulterio) —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia.
En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos (aquí se admite que en "ciertos casos" en donde los que viven en situación objetiva de pecado grave, entiéndase otra vez, "adulterio", pueden recibir los sacramentos). Por eso, «a los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor»: Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 44: AAS 105 (2013), 1038. Igualmente destaco que la Eucaristía «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles» ( ibíd, 47: 1039)."
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JM: Adolece según veo de una grave deficiencia en su comprensión de lectura. Yo no he dicho lo que ha entendido. Coloquialmente se diría "O es, o se hace..."
Los cardenales han seguido el consejo evangélico (Mateo 18,15) de primero tratar el asunto en privado, al no obtener respuesta, lo han presentado ante toda la Iglesia, que es lo que a continuación dicta el Evangelio. No sé como se puede calificar el despropósito de decir que hacer pública la carta es una falta de misericordia. Más bien a esta opinión es que le encaja el famoso refrán.
Sin duda. Pero así como tiene facilidad para hablar con micrófono no ha tenido facilidad para responder a 4 Cardenales.
¡Saludos!
JM: Lástima, empezando su comentario ya se ha vetado usted mismo. ¿Iglesia Bergogliana? Eso no existe. Existe la Iglesia Católica.
JM: No voy a redundar sobre este tema indefinidamente. Ya dejé clara mi posición.
Una observación: el periodista citado es Michael Voris, no Vortex. The Vortex es el nombre de su programa diario.
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JM: Gracias por avisar, ya lo corrijo.
(Yo lo único que no tengo nada claro es que sea bueno forzar una respuesta ahora desde Roma. Mira que si responden....
Casi mejor dejar pasar la cosa hasta otro pontificado)
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JM: Si bien la visión beatífica de los santos no había sido declarada como dogma, era doctrina del Magisterio universal de la Iglesia. Es evidente que no hubo herejía formal porque no hubo pertinacia, pero si la negación de una verdad de fe aceptada universalmente por la Iglesia, de allí las reacciones y presiones que recibió.
Ahora bien, respecto a la posibilidad de que el Papa caiga en herejía tenemos:
- La mayoría de los teólogos están de acuerdo en que puede caer en herejía material y su herejía material podría incluso aparecer en su enseñanza no infalible, aunque Dios le da una ayuda especial para evitar esto (CEC 892), pero también la mayoría cree firmemente que nunca podría aparecer en su enseñanza infalible. (CEC 891)
- En cuanto a que si el Papa podría caer en herejía formal, los teólogos están divididos porque no están de acuerdo en dos cosas: 1) en si La gracia prometida por Cristo a Pedro excluye la posibilidad de un Papa caiga en herejía formal, 2) y si lo hace, por ser un papa herético perdería su oficio como consecuencia del pecado de herejía.
En ambos casos, ninguna de estas posibilidades niega el dogma de la infalibilidad Papal, porque como explicó el padre José María Iraburu, un papa que cae en herejía formal deja de ser Papa.
Una explicación más detallada del tema puede ser leída AQUI.
Saludos cordiales.
Jesus Moreno: Jesús respondió: «Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.» (Lc 19,40). Evidentemente los cuatro cardenales no querían escuchar los gritos de las piedras y por eso hablaron. Por otra parte, me parece que no se entiende muy bien lo que significa la palabra "misericordia". Bendiciones.
De forma que si se mostrase que una determinada persona que se presentaba como Papa enseña error, es muy posible que no lo era nunca.
Esto al margen de si un Papa puede caer en herejía o no.
Los fariseos, que siguen la ley divina según fue dada por Dios a Moisés, le tienden una trampa a Jesús y éste, que es el Mesías y viene a darnos una Nueva Ley, les dice que el divorcio no fue querido por Dios desde el principio, sino que fue tolerado por la “dureza de corazón” del hombre no redimido.
Dos mil años después, estos cuatro cardenales (y muchísimos más que no han querido hacer pública su postura aún) le recuerdan al Papa Francisco las enseñanzas de Jesús, reveladas en su totalidad por Él mismo y custodiadas y transmitidas por la Tradición. Por el principio de no contradicción, la única salida para Francisco es corregir su error, a no ser que estemos ante un nuevo mesías, con autoridad para cambiar las enseñanzas de Jesús y establecer una Nueva Ley según los vientos que soplan, que es una idea con la que muchos fantasean.
2 opciones:
A) se equivoca Jesús, la tradición, todos los demás papas, muchos de ellos santos. Y tantos que han vivido su matrimonio con heroicidad, fieles a la gracia y la voluntad de Dios.
B) se equivoca Francisco.
Yo visto así, apuesto sin duda por la B
Y, ojo, ningún reparo tienen algunos obispos críticos en que comulguen politicastros abortistas, antifamilia, divorcistas o homosexualistas. Recordemos a los peperos españoles siempre agasajados por los obispos de la CEE o al incalificable (abortista y lo demás me lo guardo) democristiano Andreotti que entraba y salía del Vaticano sin llamar.
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JM: "Lúcida" lógica, si hay obispos que permiten comulgar a los abortistas, no habría por qué impedírselo a los que viven en adulterio. Lo que hay que oir.
La reconciliación en el sacramento de la penitencia -que les abriría el camino al sacramento eucarístico- puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, -como, por ejemplo, la educación de los hijos- no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»
juan pablo ii. familiaris consortio, n.84
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P. Javier Olivera Ravasi: ¿Qué opina de esta Carta que, recientemente, cuatro cardenales han dirigido al Papa Francisco, pidiendo una clarificación respecto al documento post-sinodal Amoris Laetitia?
Dra. Anca Maria Cernea: Como fiel católico le doy gracias a Dios por la existencia de tales jerarcas y le pido a Dios que los bendiga y los proteja y espero que el Papa responda. Yo creo que es una manera heroica de cumplir su deber de jerarcas y de servir a la Iglesia, porque lo hacen para servir a la Iglesia, no lo hacen para crear discusiones.
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