Conversando con amigos evangélicos sobre el pecado
Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética, les comparto un diálogo ficticio sobre el pecado y su distinción entre el pecado venial y el pecado mortal cuya noción es generalmente desconocida en el protestantismo. Está tomada del libro “Conversaciones con mis amigos evangélicos” (capítulo 8). Como de costumbre me ha basado en algunas conversaciones con algunos amigos evangélicos. Los nombres de quien participan en la conversación, por supuesto, no son reales.
Miguel: Ok José, me quedé con la intriga de por qué los católicos creen que no todos los pecados son iguales. ¿Podrías explicarlo?
Marlene: Si, a mí también me interesa, porque si algo deja la Biblia claro es que “la paga del pecado es muerte”(Romanos 6,23) y no hace distinción entre los tipos de pecado, como si uno fuera más grave que otro. Siempre he entendido que el pecado es el pecado, sin más.
José: Ok, lo que sucede es que para entiendas esto voy a tener que explicarte primero algunos conceptos teológicos católicos.
Marlene: Mientras estén fundamentados con la Biblia no hay problema.
José: Pues sí, aunque no de manera explícita sino más bien implícita.
Marlene: Ok.
José: En primer lugar has de saber que cada acto que puede hacer una persona libremente puede ser bueno o malo, y a esto lo llamamos acto moral. Ahora bien, en base a qué factores se determina si un acto es bueno o malo ya es otra cosa.
Marlene: Yo lo veo simple. Si haces una obra que está aprobada por la Biblia es un acto bueno, sino no lo es.
José: No es tan simple como eso, porque tu puedes estar haciendo una obra que según las Escrituras es una buena obra, como dar limosna a una persona necesitada, y hacerlo por los motivos equivocados, por ejemplo, que te vean y te consideren una buena persona. Eso hacían los fariseos, y en una obra cuyo objeto era bueno, por su intención viciada se hacía mala (Mateo 6,2). Lo mismo aplica incluso para la oración, pues a los fariseos que oraban en las calles para que los alabaran por ser justos Jesús los considera hipócritas (Mateo 6,5).
Miguel: Tienes razón.
José: Por esto es que decimos que la moralidad de un acto humano se juzga por tres elementos: 1) el objeto: que es la acción en sí mismo, como robar, mentir, dar limosna, orar, etc.; 2) la intención: que es la motivación que te lleva a hacerlo; y 3) las circunstancias: que es el contexto donde se desenvuelve el acto.
Es por esto que un acto cuyo objeto es el mismo (como orar), dependiendo de la intención con la que es hecho (adorar a Dios o recibir alabanzas humanas) puede terminar resultando bueno o malo. Incluso un mismo acto dependiendo de las circunstancias puede ser incluso más grave que otro.
Miguel: Pero eso no explica por qué ustedes ven una distinción entre los pecados.
José: Ok, pero déjame que te lo explique con un ejemplo práctico.
Imagina que luego de darte un hijo tu esposa luego del parto queda bastante pasada de peso. Ella al verse preocupada te pregunta: “Mi amor, ¿me veo muy gorda?” y tu le respondes “No mi vida, para nada”. ¿Es pecado o no es pecado?
Marlene: Bueno, si realmente estaba pasada de peso era pecado porque la Biblia enseña que mentir es pecado.
José: Y nosotros creemos que la mentira es uno de los actos que son intrínsecamente desordenados, esto es, que no importa de qué intención o circunstancias estén rodeados, el acto moral siempre será pecado . No solo la mentira es intrínsecamente desordenada, también lo está por ejemplo, el aborto directo, la blasfemia, etc.
Marlene: Bueno, ¿entonces reconoces que fue pecado?.
José: Efectivamente, pero ¿qué crees que sea más grave?, ¿Esa mentira, o otra donde yo calumnie y difame una persona públicamente acusándola de ser una ladrona, asesina, prostituta, etc. sin ser cierto?
Marlene: Ambos son pecado.
José: Si, pero ambos pecados no de igual gravedad ante Dios. ¿o acaso sería igual que asesinar o violar un niño o efectuar un genocidio?
Recuerda que por la misma Biblia sabemos que no todos los pecados tienen la misma gravedad ni el mismo castigo. En el evangelio de Mateo por ejemplo, Jesús dice: “Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado", será reo de la gehenna de fuego” (Mateo 5,22). Observa como allí Jesús habla de tres tipos de ofensas, una más grave que otra, y como llevan distintas sanciones. Si todos los pecados fueran de igual gravedad no tendría sentido hacer la distinción, todos serían reos del infierno.
En el evangelio de Juan vemos como Jesús le dice a Pilatos: “No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene MAYOR PECADO”. Allí tienes al propio Jesús diciendo que un pecado es mayor que otro.
Ejemplos hay todavía muchos más, por ejemplo, escandalizar y perder a un niño es tan grave que Jesús dice “Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar” (Mateo 18,6). El pecado de Judas fue tan grave que según el propio Jesús “más le valdría no haber nacido” (Mateo 26,24; Marcos 14,21).
Miguel: Pero entonces ¿Cómo entendemos el texto que hemos indicado donde se dice que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6,23)? Allí no se ve que se haga distinción alguna en cuanto a la sanción del pecado ya sea más o menos grave.
José: El apóstol lo que quiere decir es que todos hemos sido afectados por el pecado original, esto le permite explicar luego que sin la gracia de Dios no podríamos salvarnos. Pero no quiere decir que luego de que el creyente justificado por la fe está en gracia de Dios, cualquier pecado le haga caer del estado de gracia, en cuyo caso no se salvaría nadie.
Miguel: ¿Cómo que no?
José: Porque difícilmente te sorprenderá la muerte sin haber cometido una falta aunque sea muy pequeña de la que no te hubieses arrepentido verdaderamente. Recuerda que en nuestra conversación pasada decíamos que el justo peca siete veces al día (Proverbios 24,16). El apóstol Juan reconoce como un hecho que los justos siguen pecando: “Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros” (1 Juan 1,10)
Marlene: Pero para eso vale la justicia de Cristo que murió por nosotros, y nos concederá el perdón de los pecados.
José: Espera un momento. Recuerda que en nuestra conversación pasada aceptamos que alguien por el solo hecho de haber creído no asegura su salvación. Si alguien luego de creer se vuelca en una vida de corrupción y pecado y muere sin arrepentirse, ¿cómo va a salvarse?
Miguel: No, estamos de acuerdo en que se condena.
José: Razonando como tú, lo mismo aplicaría para el que vive una vida recta pero ha cometido pequeñas faltas, ¿ves la diferencia?
Marlene: Pero pensando así entonces para que evitar el pecado, pues si unos pecados son menos graves, pues cometamos los menos graves y no habrá problema.
José: Yo no he dicho que los pecados incluso veniales (con esto me refiero a los que no son mortales) no tengan consecuencias, luego podemos conversar un tema muy relacionado a esto. Lo que he dicho es que no todo pecado es de muerte, lo dice el mismo apóstol San Juan en la Biblia: “Toda iniquidad es pecado, pero HAY PECADO QUE NO ES DE MUERTE” (1 Juan 5,17).
Si recuerdas, yo te decía que la moralidad de los actos humanos se determinan por tres factores, el objeto, la intención, y las circunstancias. Hemos visto como la intención puede influir en la moralidad de un acto, ahora te voy a poner un ejemplo de cómo las circunstancias pueden influir también ya sea al aminorar o agravar la culpa, o responsabilidad moral del sujeto que lo comete.
Jesús en el evangelio dice: “Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más”. (Lucas 12,47-48). Observa como la circunstancia (el conocimiento de unos respecto a otros) agrava la responsabilidad de cada uno y les hace más o menos culpables. La desobediencia de unos en ese caso se juzgará más grave que la de los otros, cosa que no tendría sentido si los pecados tuvieran todos la misma gravedad.
Por esto precisamente es que San Pablo se toma la molestia de identificar algunos pecados que son tan graves que cortan la relación con Dios y que en caso de morir sin un verdadero arrepentimiento y habiendo obtenido el perdón nos acarrean la condenación:“¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios” (1 Corintios 6,9).
Con esta explicación espero que entiendan por que en la Iglesia Católica distinguimos entre pecados mortales y veniales. Por todos ellos, damos gracias a Dios de que nos ha dejado el sacramento de la penitencia.
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21 comentarios
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JM: Efectívamente, la mentira siempre es pecado, lo que varía es la gravedad de la mentira tal como enseña el Catecismo:
CEC 2484 La gravedad de la mentira se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, según las circunstancias, las intenciones del que la comete, y los daños padecidos por los que resultan perjudicados. Si la mentira en sí sólo constituye un pecado venial, sin embargo llega a ser mortal cuando lesiona gravemente las virtudes de la justicia y la caridad.
En la Encíclica Veritatis Splendor de Juan Pablo II, se advierte de los errores del consecuencialismo y el proporcionalismo , en donde se puede llegar a creer que el fin justifica los medios. Vale la pena tomarse el tiempo de leerla.
Pero aunque no es lícito mentir, si lo es no revelar una verdad a la que otro no tiene derecho de saberla. Por eso a la objeción de si se puede mentir para salvar una vida, responde Santo Tomás en su Suma Teológica:
Objeción: Se debe elegir el mal menor para evitar un mal mayor, como el médico amputa un miembro para que no se corrompa todo el cuerpo. Pero el introducir en el pensamiento de alguien falsas opiniones es menor daño que el asesinar o ser asesinado. Luego el hombre puede mentir lícitamente para evitar que uno cometa un homicidio y para salvar a otro de la muerte.
Respuesta: La mentira no sólo es pecado por el daño que causa al prójimo, sino por lo que tiene de desorden, como acabamos de decir (en la solución). Pero no se debe usar de un medio desordenado e ilícito para impedir el daño y faltas de los demás; lo mismo que no es lícito robar para dar limosna (a no ser en caso de necesidad, en que todo es común). Por tanto, no es lícito mentir para librar de cualquier peligro a otro. Se puede, no obstante, ocultar prudentemente la verdad con cierto disimulo, como dice San Agustín en Contra mendacium.
Suma teológica - Parte II-IIae - Cuestión 110 - Artículo 3 - ¿Toda mentira es pecado?
¿Es mentir decir a tu mujer que no está gorda?
¿Que la comida ha no salido mala?
¿Qué el regalo no te gusta?
¿Qué no te repugna la enfermedad de alguien?
¿Qué el niño no es feo?
¿Que el niño no es torpe?
Callar es una actitud clara, pero cuando Santo Tomás habla de ocultar la verdad con cierto disimulo se refiere a estas cosas (entre otras).
Y el disimulo tiene que estar acorde con las circunstancias. Los niños recién nacidos son todos muy bonitos, y si son tuertos, los más bonitos del mundo con el mayor de los entusiasmos.
Y la mujer está siempre estupenda, siempre. Y eso no significa que no pueda hacer ejercicio o comer mejor para mantenerse.
Y así con todo lo demás. Vd. confunde el ocultar con mentir, y créame que hay mucha más indulgencia en aquel que por no saber ocultar de una manera hábil la verdad para evitar un mal, miente, que en aquel que por escrúpulo emite verdades ofensivas, o silencios sin pizca de caridad.
Decir que tu mujer no está gorda si está pasada de peso es pecado....dele una vuelta a eso de nuevo porque es obvio que algo le falla.
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JM: Nadie aquí confunde ocultar con mentir y la diferencia está clara en los comentarios previos.
Acepto que la mentira es intrínsecamente desordenada. Y por tanto es un mal por lo que es en sí.
Entiendo que ha de recurrirse a ocultar prudentemente la verdad con cierto disimulo.
Pero después en la práctica veo que todo son dificultades:
- En cuanto a ocultar prudentemente la verdad, porque los métodos se convierten muy fácilmente en mentiras. No siempre es posible evadir la respuesta; si no se evade, no todo el mundo tiene las mismas capacidades a la hora de ocultar la verdad sin mentir; y además algunas formas de ocultación de la verdad puede que no sean mentira respecto a uno mismo, pero para el otro es una clara mentira, y esa es la intención que tenemos que interprete algo que es falso.
- En cuanto a casos como el de salvar una vida, u otros casos en los que esta en juego un bien inalienable de la persona. El problema que encuentro es que no siempre es factible recurrir a la ocultación, pues difícilmente se puede recurrir a esta ante una pregunta directa sin descubrirnos. Y nos encontraríamos entre la disyuntiva entre faltar a la caridad y faltar a la verdad.
Por ejemplo en el mismo caso de Santo Tomás. Si me preguntan directamente si tengo a la persona "tal" escondida en mi casa, puedo intentar ocultar la verdad pero muy difícilmente sin mentir, puedo mentir, o puedo delatar a la persona. Hay quien asevera que se podría callar, pero es evidente que en dicha situación callar es sinónimo de delatar. Y delatar a dicha persona sería una falta a la caridad.
Bueno, que me enrollo; adjunto también un artículo que a mi me había resultado bastante claro, no sé que te parecerá a ti.
http://www.mercaba.org/DicTM/tm_mentira.htm
PD: Y todo esto sin entrar la cuestión de algunas mentiras socialmente aceptadas que nos afectan muy directamente, como por ejemplo las que se les cuentan a los niños sobre los Reyes Magos. Y estas más que ser combatidas parecen ser alentadas en la propia Iglesia.
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JM: Sin duda un tema difícil en cuanto a las diversas aplicaciones de la doctrina en algunas de las situaciones concretas como las que ha planteado. En este caso lo mejor sería aclararlas con algún especialista en teología moral, pues en este artículo que es de orden apologético, me limito a exponer la doctrina católica.
He estado leyendo los comentarios de los foristas, como tus aportaciones. Esto dicho por Sto Tomás: "Por tanto, no es lícito mentir para librar de cualquier peligro a otro. Se puede, no obstante, ocultar prudentemente la verdad con cierto disimulo.
Por ejemplo, si yo tengo a un amigo refugiado en mi casa, por que el crimen organizado lo está buscando para que sea obligatoriamente(en contra de su voluntad) parte de su célula, si no lo matan.........lo cual miembros del crimen sospecha(no sé cómo) que tengo a mi amigo refugiado en casa, van, y yo les digo no se encuentra para salvaguardar su vida, indepedientemente sí después de responder así a los maleantes si vayan a entrar a la fuerza a buscarlo, o me maten, o se retiren.
Con sólo el hecho de haber mentido a los maleantes para salvaguardar la vida de mi amigo, se considera pecado contra-poniéndome de lo que enseña la Iglesia en este caso a través de la teología de Sto Tomás?
Entiendo que sí estoy pecando. Entonces qué proceder en casos muy extremos??
Saludos
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JM: Como decía en un comentario anterior, es un tema difícil que sería mejor consultar con un especialista en teología moral, ya que es un caso como el de la prostituta Rajab (Josué 2), en donde efectivamente parece que miente para salvar a los exploradores israelitas para salvarles la vida y luego se dice que es justificada (Hebreos 11,31; Santiago 2,25). No veo como se pueda aplicar aquí algún principio como el de doble efecto, sin caer en consecuencialismo. Por eso me limito a reproducir la doctrina católica tal como explica este tema en su Magisterio ordinario.
Natanael ha hecho un resumen muy sucinto, pero es que los casos complicados podríamos estar enumerándolos todo un día y no habríamos hecho más que empezar. En el artículo que menciona se cita a San agustín diciendo que "La cuestión de la mentira es difícil y frecuentemente nos angustia en nuestra actividad cotidiana".
Y esa es una de las claves y de las que a veces se habla y se asevera muy deprisa y demasiado rotundo. Espero no encontrarme nunca en la disyuntiva de tener que decir que no tengo a nadie en casa por miedo a su muerte. Desde luego por problemas de conciencia no iba a ser, y no me creo que nadie pueda dudar de cual es la opción adecuada. Otra cosa es que no sepa explicarlo, pero la conciencia habla claro. Si es lícito matar en defensa propia o de otro, ¿no lo será más aún un simple "no está en casa"?
Pero eso no es el día a día, la realidad de nuestras vidas. El día a día consiste en no amargar a tus padres con que estás en el paro. Que tienes tal o cual enfermedad. Que tu mujer o marido te ha hecho una pirula. Que tu jefe es un desgraciao. Ahí es donde reside el interés de saber cuando se miente o no.
La pregunta no es si toda mentira es pecado, la pregunta es sobre qué es mentir. Y juzgar la frase en su acepción semántica más simple, nos lleva a considerar pecado a los reyes magos y echar piropos a las mujeres pasadas de peso.
Más aún, el mismo Cristo hace en ocasiones un uso del lenguaje que dio lugar a equívocos, pero que eran verdades como puños. "El que no coma mi carne y...", ¿es que acaso en aquel momento alguien podría pensar en un trozo de pan?.
Hay que ser prudente Jose Miguel, y no se puede decir a alguien que la Iglesia afirma que es pecado "mentir" para la salvar la vida a alguien.
Simplemente, no es verdad.
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JM: Cuando he dicho que "la diferencia está clara" me he referido a LA DIFERENCIA ENTRE OCULTAR Y MENTIR. De hecho, mi comentario literalmente fue: "Nadie aquí confunde ocultar con mentir y la diferencia está clara en los comentarios previos".
Cuando digo que es un "tema difícil" me refiero a "LAS DIVERSAS APLICACIONES DE LA DOCTRINA EN ALGUNAS SITUACIONES CONCRETAS".
Y si le decía que la diferencia está clara (respecto a lo primero, no lo segundo), es porque usted decía que no sabía diferenciar entre ocultar y mentir, cosa que es evidentemente falso, y bastaba leer mi comentario anterior para darse cuenta.
Da vergüenza ajena verle sacar mis comentarios de contexto para hacer parecer que hay alguna contradicción entre lo que digo, pero le dejo el beneficio de la duda de que ha sido un caso de una deficiente comprensión de lectura.
El ejemplo que pone de la licitud de matar en defensa propia no aplica en este caso, porque matar no es considerado un acto intrínsecamente desordenado, mientras que mentir si. Si usted no está de acuerdo con la enseñanza del Magisterio ordinario de la Iglesia por tener dificultades para aplicarla en situaciones concretas es otro asunto (será que se cree saber más que el Magisterio). Mi labor como apologeta en cambio es basarme en la doctrina católica, independientemente de que necesite la ayuda de algún especialista en teología moral para aclarar algún punto no relacionado directamente con el tema que trato. Prefiero eso, decir que es un tema difícil y dejar la duda a alguien que domine el tema más que yo, que ponerme a remendarle la plana a Santo Tomás y al Magisterio.
Qué buen ejem., es el que haces memorándum de ese cap. del A.T. de Rahab.
Entonces, las Escrituras con estos pasajes, en sí los del N.T. con Heb 11:31 y St 2:25 "acto justificado" pareciere, o mejor dicho contradicen la enseñanza de doble efecto(por así decirlo) de Sto Tomás.
Consultaré a un teólogo, como bien sugieres.
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JM: Intuyo que se ha confundido. Cuando Santo Tomás afirma que nunca es lícito mentir no está haciendo uso del principio de doble efecto, por el contrario, yo lo he mencionado porque pudiere pensarse que en algunos casos particulares se podría invocar para justificar que en algunos casos mentir no es pecado, pero aún así no veo que así sea (pero esto es discutible).
Casos similares al de Rajab los analiza también Santo Tomás, como cuando las parteras mienten para salvar a los niños judíos de la muerte decretada por el Faraon (Exodo 1,15-21), o el caso de Judit cuando miente a Holofernes, y en esos casos explica:
"Las parteras no recibieron recompensa por haber mentido, sino por su temor de Dios y por su benevolencia, que es de donde provino el que mintiesen. Por eso se nos dice expresamente en Ex 1,20 Por haber temido a Dios las parteras, El dio prosperidad a sus hogares. La mentira, en cambio, que de ahí se siguió no fue meritoria."
"Otros, en cambio, son alabados en la Escritura no por ser dechados de virtud, sino por ciertos destellos de virtud, en cuanto que aparecían en ellos sentimientos nobles que los impulsaban a hacer lo que no debían. Es así como se alaba a Judit, no por sus mentiras a Holofernes, sino por su deseo de salvar a su pueblo, por lo cual arrostró los peligros. Aunque pudiera decirse también que, en sentido místico, hay verdad en sus palabras."
Hará bien en consultar a un especialista en teología moral, porque por un lado está el hecho de que aunque no hay definiciones dogmáticas al respecto que siempre sea ilícito mentir, si forma parte de la Tradición mayoritaria contínua de la Iglesia y corresponde Magisterio ordinario.
No me voy a enzarzar en una discusión. En el artículo que cita Natanael ya se dice que hay y ha habido gente de la opinión de Santo Tomás, y gente que opinaba lo contrario como Clemente de Alejandría, Orígenes, san Juan Crisóstomo, san Hilario, Casiano, Guillermo de Auxerre, Alejandro de Hales y san Buenaventura. Yo no enmiendo (que no remiendo) la plana a nadie, y menos a Santo Tomás.
Vd. tiene un problema. Se ve que sabe, pero para hablar y escuchar hay que ser menos susceptible y menos agresivo.
Y ¿sabe?, por supuesto que diría que no tengo a nadie en casa, porque hay una cosa que se llama conciencia, de la que también habla la Iglesia, y que Vd. no menciona, y la mía me diría eso, al menos hoy y ahora. Espero que nadie se tenga que esconder un día en la suya, ¿Vd. qué haría?, no creo que hubiera ningún teólogo moral para aconsejarle.
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JM: El artículo que suministra Natanael está muy bueno y aborda la problemática que se plantea, y dice precisamente lo mismo que digo yo respecto a que:
1) El tema es difícil
2) La Tradición mayoritaria de la Iglesia coincide en que la mentira es intrínsecamente pecaminosa, a pesar de que ha habido algunas pocas opiniones en disenso. Cito:
"En torno a las reflexiones de san Agustín y de santo Tomás se ha agrupado la doctrina tradicional sobre la intrínseca inmoralidad de la mentira; según ella, la mentira es siempre un mal que hay que evitar, porque por sí misma se opone a la verdad, contradice la finalidad propia de la palabra, destruye la convivencia social y está condenada en la Sagrada Escritura. Esta doctrina es apoyada por la mayor parte de los Padres y de los teólogos y caracteriza de forma clara y continua la tradición eclesial, aunque no existe una definición del magisterio. Fuera del ámbito teológicoeclesial ha tenido algunos eminentes defensores, como Cicerón en la antigüedad y Kant en la época moderna.
A lo largo de esta tradición se ha constituido una tendencia minoritaria que trata de legitimar la mentira en los casos en que decir la verdad puede traer graves consecuencias a alguien. Entre los Padres: Clemente de Alejandría, Orígenes, san. Juan Crisóstomo, san Hilario, Casiano. El mismo san Agustín experimentó vivamente estos casos: "La cuestión de la mentira -escribe- es difícil y frecuentemente nos angustia en nuestra actividad cotidiana" (De mendacio 1, 1: PL 40,487). Entre los teólogos medievales: Guillermo de Auxerre, Alejandro de Hales y san Buenaventura."
Su problema no es que se agrupe con la minoría, sino que descontextualice mis palabras para dar a entender que me contradigo. Si no desee que le responda de una manera que considere "agresiva" tenga la decencia de no comportarse de manera deshonesta y tergiversar lo que digo.
Por mi parte, yo como apologeta me baso en el Magisterio ordinario y no puedo basarme en opiniones minoritarias, y dejo las dificultades que me rebasen a los especialistas en la materia. Si llegase a estar en esa situación concreta, debería tratar de ocultar la verdad con cierto disimulo, como dice Santo Tomás, sino supiere como, probablemente terminaría cometiendo un pecado venial, pero eso es una cosa, y otra ponerme a decir que la mentira no es pecado en tal o cual en contra de la Tradición mayoritaria de la Iglesia.
Estas 2 aportaciones bíblicas donde analiza Sto Tomás, de las parteras y el caso de Judit.....abre un amplio panorama en discernimiento que Dios no apremia "la mentira", si no el buen deseo moral/humano (las parteras, y el caso de Judit.
Gracias!
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JM: Para nada mi amigo, usted no ha tergiversado nada, solo ha confundido mi mención del principio de doble efecto, pero no hay cuidado.
Vd. ha afirmado que decir a tu mujer que no tiene sobrepeso cuando lo tiene, es pecado.
Cuando se le dice que no se puede decir tal cosa, Vd. se enroca, y pone de aval al magisterio de la Iglesia y a Santo Tomas. No es malo hacer esto, pero Vd. lo hace de forma desordenada, porque aún siendo ordinario, en sus formas Vd. lo presenta como si fuera solemne.
Se puede opinar lo contrario que Santo Tomás en este punto con plena libertad de conciencia, amigo, y no pasa nada. Ni se enmienda la plana a nadie, ni se menosprecia a nadie, ni se niega la grandeza de nadie, especialmente la de Santo Tomás.
La conciencia nos obliga a buscar la verdad. Sabemos que el Magisterio solemne es infalible y no discutible, y que con la ayuda del Espíritu Santo podremos entender el Magisterio ordinario. Pero oiga, hay cuestiones, como esta, que tiene en opiniones contrarias a los Doctores de la Iglesia, y ¿sabe?, ninguno peca defendiendo su postura.
"Por mi parte, yo como apologeta me baso en el Magisterio ordinario y no puedo basarme en opiniones minoritarias, y dejo las dificultades que me rebasen a los especialistas en la materia. Si llegase a estar en esa situación concreta, debería tratar de ocultar la verdad con cierto disimulo, como dice Santo Tomás, sino supiere como, probablemente terminaría cometiendo un pecado venial, pero eso es una cosa, y otra ponerme a decir que la mentira no es pecado en tal o cual en contra de la Tradición mayoritaria de la Iglesia."
la Iglesia, amigo, no pone encerronas, sino que da libertad a aquellos que buscan la verdad. Vd reconoce que lo más probable es que no supiera disimular la verdad, que es lo que nos pasa a la inmensa mayoría de la gente en muchos casos, por lo que tendría que cometer el pecado venial de la mentira. O eso, o entregar a la persona, lo cual no sería pecado, pero que extrañamente le atormentaría la conciencia para el resto de sus días.
La libertad se llama conciencia, por eso, si uno dice que no está, no peca. Salvo en casos como el suyo, en los que voluntariamente somete a su conciencia a regirse por una rigidez que la Iglesia no le ha impuesto.
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JM: A ver.
1.- Efectivamente yo sostengo al igual que el Magisterio ordinario de la Iglesia que mentir es un acto intrínsecamente desordenado (no es solo cosa de Santo Tomás), y por tanto si, decirle a una mujer que no tiene sobrepeso cuando lo tiene es pecado, será venial, pero es pecado. Otra cosa es no decirle nada que es distinto.
2.- Efectívamente no puedo hacer juicios de intenciones, por lo que desde un principio le dejé el beneficio de la duda de que cuando tergiversa y descontextualiza mis comentarios lo hace por una pobre incomprensión de lectura más que por otra razón, aunque esta otra pudiera parecer más evidente.
Por cierto, nuevamente me tergiversa cuando me atribuye "Vd reconoce que lo más probable es que no supiera disimular la verdad", cosa que es falso, yo lo que he dicho es "Si llegase a estar en esa situación concreta, debería tratar de ocultar la verdad con cierto disimulo, como dice Santo Tomás, sino supiere como, probablemente terminaría cometiendo un pecado venial". Una cosa es que considere probable que no sepa disimular la verdad, y otra muy distinta, es que en caso de no saber hacerlo, sea PROBABLE que cometiera pecado venial. No estaría mal que intentara leer con más cuidado.
3.- Desde el principio he dejado claro que no es dogma de fe que la mentira es intrínsecamente desordenada, pero la enseñanza del Magisterio ordinario se le debe obsequio religioso y esto no va en contra de mi libertad de hijo de Dios. Lo que sucede es que yo a la hora de escribir me rijo por esta, lo que usted haga y opine es asunto suyo. Por tanto, si entendió bien y sino también, y aquí doy por finalizadas sus participaciones en este post, porque están redundando inútilmente sobre lo mismo.
2- Vd. ha dicho que me concede el beneficio de la duda y cree que está libre de juicios. Supongo que así se verá justificado para arrojar sobre mi la sombra pesada de la sospecha de la mala intención, y ya de paso me tacha o de lerdo o de indecente, a elegir ¿no?.
3-Perdone, es Vd. el que no entiende. Después de años de una supuesta sólida formación, y hasta dándose el lujo de pretender enseñar sobre la doctrina de la Iglesia Vd. está diciendo barbaridades en nombre de la Iglesia. Barbaridades que en gente poco formada pueden escandalizarles o hacerles enfermar de escrúpulos.
Pero Vd, no ceda. Ni un paso atrás. Porque D. José Miguel Arraiz afirma que la Iglesia enseña que no decir a tu mujer que está gorda es pecado, y decirle a un niño pequeño que los reyes magos existen, también.
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JM:
1. Correcto.
2. No elegiría esos calificativos, pero efectivamente, o malinterpreta lo que escribo, o lo deforma dolosamente. Es evidente que es una de dos, y sería preferible que fuera lo primero.
3. Se olvida en su irritación que lo que llama "barbaridades" pertenece a la enseñanza del Magisterio ordinario y opinión mayoritaria de los padres y doctores de la Iglesia (Lo dice el mismo artículo que ha citado y sin duda lo afirma Santo Tomás y el Catecismo oficial de la Iglesia). Una cosa era que se apiñara a la posición minoritaria y otra cosa esto, y luego dice que no "enmienda" a nadie y que no pasa nada. Allá usted, y ahora si se acabó mi indulgencia con este off-topic y doy fin a sus participaciones en este post.
Conste que no soy entusiasta de contar a los niños lo de los reyes magos,aunque por otros motivos, pero nunca me pareció una mentira
Echo de menos una definición de "mentir" que deje las cosas claras.
Lo que han dicho algunos sobre la buena intención, el mal menor y la falta de habilidad para ocultar la verdad sin "mentir" parece más sólido que la rigidez sobre lo que es una mentira. Lo de matar en defensa propia me parece más fuerte que mentir para salvar la vida a otro. Parece lógico que el pecado grave sería no mentir para no cometer un pecado venial y dejar que muriese un inocente.
Necesito esa definición de mentir.
Eso de ocultar sin mentir puede ser una mentira -y conste que yo he sido de niña de las que "fabricaban verdades" para no mentir. Por ejemplo, si sabía que me iban a preguntar de donde venía y yo no tenía ganas de decirlo, me pasaba por otro sitio después y le decía a mi madre "sin mentir" vengo de tal sitio.
¿Es eso ético? Yo creo que no, aunque peor habría sido mentir, claro.
Pero cuando la cuestión es de vida o muerte y no se tiene la habilidad de "fabricar verdades" o de ocultar la verdad, es un poco fuerte decir que se peca al mentir, pienso yo.
He aparecido por casualidad aquí a partir de un buen artículo sobre el Cardenal Newman que procedía de su blog, por lo visto; pero el tema de las mentiras me ha dejado perpleja y me gustaría aclararlo.
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JM: Respondo brevemente:
-Decirle a los niños que los reyes magos existen no es pecado, porque efectivamente existen (Dios es un Dios de vivos y no de muertos). Me imagino que se refiere a decirle a los niños que son ellos los que ponen los regalos el 6 de Enero. En este caso para que le quede claro tiene que tomar una postura entre la postura tradicional que es la que sostiene el Magisterio ordinario y que afirma que la mentira es intrínsecamente pecaminosa, o la postura minoritaria que han sostenido algunos padres de la Iglesia, que opinan que no lo es, o como hacen algunos autores, dar al término mentir un significado distinto al sentido tradicional.
-La definición de mentir está clara en el Catecismo de la Iglesia Católica.
-Si la posición minoritaria es la que le parece más lógica, entonces el primer punto si lo tiene claro.
-Tal como explica San Agustín, la culpa del que miente consiste en su intención de engañar, si la verdad que intentaba ocultar era una a la que el otro tenía derecho, cuando le decía que venía de tal o cual sitio, en mi opinión eso si es una mentira, pero como he dicho, no soy especialista en teología moral, por lo que respecto a esta y al resto de sus dudas lo mejor es remitirse a lo que Santo Tomás explica extensamente sobre el tema de la mentira o consultar algún especialista en teología moral.
Al fin y al cabo, este tema no trata de la mentira, sino de la distinción del pecado venial del mortal. Este también es un tema interesante que seguro valdría la pena tratar en otro post, pero ya en este creo que lo ha sido tratado de manera suficiente.
Ahora si para todos los comentaristas doy fin al hilo de off-topics sobre este tema. Cualquier aclaración adicional, pueden enviarla a mi correo.
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JM: No hay por qué ver como excluyentes la gracia con el diálogo que puede ser utilizado por Dios también para mover a la conversión y que también es gracia.
Sobre el tema de los pecados mortales y veniales, he hablado un par de veces con evangélicos. Y utilicé al menos un par de las citas que aquí aparecen: Mateo 5,22 y 1 Juan 5,17.
La experiencia no fue muy buena (cuanto menos en el momento, quien sabe de que servirá), porque me dio la sensación de que iban aceptando todos los razonamientos pero se negaban a llegar a la conclusión por tozudez de no darle la razón a la Iglesia Católica.
Al final los protestantes por su interpretación del pecado acaban en el extremo de considerar que: todos los pecados son iguales pero quien reconoce a Cristo como Señor y salvador es salvo, independientemente de lo que haga; o que: todos los pecados son iguales, y al más mínimo pecado te condenas (es mas frecuente el otro punto). Ambos extremos muy insanos para la vida de fe.
Natanael
La doctrina protestante "salvo siempre salvo" es profesada por la mayoría de las denominaciones y sectas protestantes..... aunque algunos serios protestantes en la cual he dialogado, sí reconocen que puedes perder la salvación si no alimentas tu fe.
Aunque claro, estos serios protestantes como quiera siguen a Lutero con la "sola fide". Sin embargo, como bien dices tú que la mayoría de los protestantes una vez que ellos afirman que aceptando a Cristo ya son salvos y punto!, sin importar sí posteriormente se comete cualquier clase de pecado, ya que no lo clasifican en gravedad.
Y a este desinterés, se debe que malinterpretan algunos versículos como 1Pedro 1:23, cuando San Pablo es claro que él no se justifica 1Corintios 4:4; igual perseverar en la salvación Fil 2:12 entre otros como tú bien sabes.
Y el otro desinterés de estos radicales protestantes de "salvo siempre salvo", también se debe a su padre corrupto Martín Lutero.......que entre muchas barbaridades que dijo, citó lo sig: “¡Peca con arrojo, pero cree con mayor arrojo y alégrate en Jesús, quién es victorioso sobre el pecado, la muerte y el mundo!”
Saludos
En todo caso,no hay que tener miedo a la verdad,porque el miedo proviene del ego,no del Amor.Y la verdad dicha con Amor de verdad,del de Dios,tiene toda la fuerza y el poder de conviccion.
Asi pues,si una mentira puede salvar a alguien de un mal mayor,miente por Amor,que el mismo corazon ya le esta pidiendo perdon a Dios con la intencion.
Pero si puedes evitar la mentira,evitala,y convence de pecado,al que trata de hacer ese mal.
Que importante es estar lleno del Amor de Dios,para que el Señor a traves de sus Dones,nos inspire en todo tipo de situacion.
La comunicacion continua,en el Espiritu,y discernir que haria Cristo.
A El sea la gloria por los siglos.
Mentir es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar.
-Cuando se habla de los Reyes Magos, del ratoncito Perez y demás historias, no se tiene intención de engañar. Sería algo similar a conta un cuento o gastar una broma.
Un saludo en la Fe
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