Conversando con amigos evangélicos sobre el tema de la Salvación
Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética, les comparto un diálogo ficticio sobre el tema de las salvación, un tema importante porque estuvo allí la principal causa de las divisiones entre católicos y protestantes en el siglo XVI. Está tomada del libro “Conversaciones con mis amigos evangélicos” (capítulo 6). Me ha basado en algunas conversaciones con algunos amigos evangélicos, pero lo he reordenado para que el orden de los argumentos tenga más consistencia. Al igual que los diálogos anteriores, puede servir de ayuda y guía a la hora de explicar a nuestros hermanos cristianos de otras denominaciones exactamente que creemos y por qué, aunque se que en este y otros temas, los mejores argumentos no convencerán a todos. Los nombres de quien participan en la conversación, por supuesto, no son reales.
Julia: Yo nunca he entendido por qué los católicos niegan que la salvación sea una gracia[1] que recibimos por medio de la fe, ¿acaso no dice la Biblia que “Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2,8)
José: Has tocado un tema muy importante y con gusto te explico que creemos nosotros los católicos.
Marlene: Adelante, a mí también me interesa.
José: Ante todo han de saber, que los católicos si creemos que la salvación es una gracia de Dios que recibimos por medio de la fe.
Julia: Pero no creen que la salvación la recibimos solamente por la fe[2], sino que creen que hay también que hacer buenas obras para salvarse, cumplir los mandamientos, como si la salvación hubiese que comprarla. San Pablo es muy claro en que “si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro modo, la gracia no sería ya gracia” (Romanos 11,6)
José: Te explico con un ejemplo que entendemos nosotros por el hecho de que la salvación es una gracia de Dios. Imagina un hombre que se encuentra en el fondo de un pozo muy hondo, no tiene dinero y no puede salir por sí mismo. Llega alguien y sabe que aquel hombre ni merece que le ayuden a salir del pozo, ni tiene con qué pagarle, pero aún así busca una escalera suficientemente larga para que este pueda salir. Si este hombre no toma la escalera y comienza a subir no sale. Probablemente tendrá que esforzarse en salir, e incluso se ayudará tomando la mano del hombre que le ha puesto la escalera, tendrá que poner también de su parte, pero eso no significa que pagó por su salida. El habrá sido rescatado gratuitamente porque su esfuerzo al salir no paga el favor hecho por su benefactor.
Marlene: Si, es un ejemplo muy parecido al que yo utilizo para explicar que Dios nos ofrece gratuitamente la salvación y nosotros debemos aceptarla.
José: Ahora bien, ustedes estarán de acuerdo conmigo de que quien impulsa al hombre a aceptar la salvación y creer es Dios infundiendo en él su gracia.
Julia y Marlene: Claro.
José: Pues bien, la misma gracia de Dios que les impulsa a creer, es la que les impulsa a obrar, lo dice la Biblia: “pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece” (Filipenses 2,13)
Julia y Marlene: De acuerdo.
José: Observen ahora que la gracia comienza a actuar en el hombre mucho antes de creer. Incluso cuando se siente movido a escuchar una predicación, o cuando busca acercarse a Dios está ya la gracia trabajando y moviéndole a Él.
Julia: Sin duda.
José: Ahora, ¿creen ustedes que el hombre tenga potestad para resistir esa gracia? Que Dios le mueve a creer y luego a obrar veo que estamos de acuerdo, pero ¿puede el hombre resistirse?
Marlene: Yo creo que sí, porque hay gente que decide no creer aunque se les predique mucho.
Julia: En esto no estoy de acuerdo con Marlene, yo creo que la gracia de Dios puede ser parcialmente resistida pero nunca de manera definitiva, y por eso decimos que es irresistible, ya que Dios va y ablanda poco a poco el corazón de aquellos que él ha predestinado a salvarse por más duros que sean[3].
José: Pero Julia, si esto es así, ¿y los que no creen ni se salvan acaso no reciben nunca la gracia de Dios?
Julia: Es un tema complejo, pero creo que no, no reciben la gracia de Dios porque no están predestinados para salvarse. La elección divina es algo misterioso que la inteligencia humana no puede penetrar.
José: Pues fíjate que en esto los católicos estamos más bien de acuerdo con Marlene. Creemos que Dios derrama su gracia sobre todos porque “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Timoteo 2,4).
Hay muchos textos bíblicos que enseñan que el hombre que se condena, no es porque Dios no le diera las gracias para que se salvara, sino porque las rechazó. Por eso los católicos creemos que la gracia si puede ser resistida incluso de manera definitiva[4]. Por eso San Pablo nos invita a cooperar con la gracia para no recibirla en vano: “Y como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios” (2 Corintios 6,1).
Jesús en la parábola de la vid nos da un buen ejemplo (Juan 15,1-9), porque allí se representa Él como el tronco de un árbol y nosotros como las ramas. La gracia es representada por la savia del tronco que fluyendo hacia las ramas hace que produzcan fruto. ¿Quién produce el fruto? ¿La rama o la savia? ¿Dios, o el hombre?
Marlene, Julia: Dios, que como has dicho antes, “es quien obra en vosotros el querer y el obrar”
José: Si, la obra es primeramente de Dios, pero no es Dios obrando solo, sino Dios obrando a través del hombre. Por eso San Pablo en el texto anterior nos llama “cooperadores” de su gracia.
Tu Marlene, aceptas que la gracia puede ser resistida, entonces cuando la gracia fructifica, el hombre se está dejando mover por ella. No es Dios que obra sin el consentimiento del hombre, es el hombre el que obra movido por Dios.
Marlene: De acuerdo.
José: Ahora vamos al siguiente punto. Luego de que el hombre ya ha creído y ha sido justificado por la fe, ¿todavía puede resistir la gracia?
Marlene: Yo creo que sí.
José: ¿Puede desviarse de la verdad e incluso pecar gravemente?
Marlene: Si.
José: ¿Si muere en ese estado sin arrepentirse verdaderamente se salva?
Marlene: No.
Julia: No Marlene, si se salva, porque ya aceptó a Jesús como salvador. El Padre no lo mirará a Él sino a Cristo en quien él ha puesto su confianza. Recuerda lo que dice la Biblia, “Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa” (Hechos 16,31), y también “el que cree, tiene vida eterna” (Juan 6,47). Precisamente por eso es que la salvación es gracia. No hiciste nada para recibirla, no puedes hacer nada para perderla.
José: Espera un momento que hay un error en tu razonamiento: El que la salvación se reciba gratuitamente no quiere decir que no puedas perderla. Yo puedo darte un regalo y eso no quiere decir que no puedas echarlo a la basura.
Julia: El texto dice claramente que al momento de creer ya se tiene vida eterna, y lo dice en presente, que quiere decir que ya desde ese momento somos salvos eternamente, y si somos salvos para siempre no podemos perder la salvación (Juan 3,36; 5,24; 6,47).
José: Entiende que mientras estamos en este mundo, la vida eterna está condicionada a permanecer en el estado de gracia. San Juan nos habla de alguien que ha creído pero luego ha comenzado a odiar a su hermano y ya no tiene “vida eterna permanente” en él (1 Juan 3,15). Jesús mismo advierte en numerosas ocasiones que para salvarse hay que “perseverar hasta el fin” (Mateo 10,22; 24,13; Marcos 13,13) , el autor de la epístola a los hebreos nos advierte a no “descuidar la salvación” (Hebreos 2,3) y San Pablo nos advierte de manera tajante que si no nos mantenemos en la bondad seremos “desgajados” (Romanos 11,22)
Marlene: No, yo si acepto que la salvación se puede perder si el hombre se aparta de la fe.
José: Ese es el punto. Si el hombre luego de creer, puede hacer o dejar de hacer ALGO que afecte su salvación, entonces esta NO DEPENDE SOLO DE HABER CREÍDO.
Marlene: Espera un momento, pero ¿si el hombre en verdad ha creído, no quiere decir entonces que no se apartará del camino de la fe?. Después de todo las obras son fruto de la fe verdadera y si tenía realmente una fe verdadera, él actuará conforme a esa fe.
José: Es cierto que las obras son fruto de la fe, pero incluso el hombre justificado sigue afectado por la concupiscencia y puede resistir la gracia. Puede por tanto haber creído y aun así luego apartarse y dejar de fructificar. Para ilustrar esto mencionaba la parábola de la vid, en donde ramas que estuvieron unidas árbol dejan de dar fruto y terminan por ser cortadas y echadas al fuego (Juan 15,6). San Pedro habla de aquellos que habiendo sido lavados volvieron a la inmundicia del pecado: “Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que le fue transmitido. Les ha sucedido lo de aquel proverbio tan cierto: «el perro vuelve a su vómito» y «la puerca lavada, a revolcarse en el cieno».” (2 Pedro 2,21-22). Por otro lado recuerda que aunque efectivamente las obras son producto de la gracia, es la gracia obrando a través de la voluntad libre del hombre.
Julia: Pero visto de ese modo se complica mucho algo tan simple y se da a entender que hay que esforzarse por la salvación, y no tiene sentido esforzarse por obtener algo que es una gracia, o en pocas palabras, que es gratis.
José: No tienes por qué ver ambas cosas como excluyentes, precisamente para que lo entendieras te puse el ejemplo del hombre en el fondo del pozo. Recuerda que San Pablo nos manda a “trabajar con temor y temblor por nuestra salvación” (Filipenses 2,12) y Jesús a “luchar por entrar por la puerta estrecha” (Lucas 13,24; Mateo 7,13). Todo eso implica esfuerzo personal. El dicho coloquial “A Dios rogando y con el mazo dando” lo ejemplifica bien.
Julia: Pero si es así, y tenemos que esforzarnos por la salvación, ¿para que murió Cristo por nosotros?
José: Cristo ha muerto para redimirnos. Sin su sacrificio que ha sido completamente gratuito no podríamos salvarnos. Pero eso no quiere decir que el creyente justificado no tenga que obrar conforme a la voluntad de Dios para salvarse, ni deje de ser necesario cumplirlos mandamientos. Recuerda que Cristo también dijo “«No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.” (Mateo 7,21). Recuerda que el Señor “se convirtió en causa de salvación eterna para todos LOS QUE LE OBEDECEN” (Hebreos 5,9).
Cuando a Jesús le preguntan que hay que hacer para salvarse, él responde “si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos” (Mateo 19,16-17). No es que se “compre” la vida eterna al cumplir los mandamientos, pero si no se los cumple, no se salva. Es aquí que se encuentra el traje del hombre nuevo del que habla Jesús (Mateo 22,11-13), el cual si no nos lo ponemos somos arrojados del banquete del cielo.
Julia: Pero ¿Quién puede cumplir todos los mandamientos?
José: Solos nada podemos, pero la gracia nos capacita. Recuerda que las palabras de San Pablo “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4,13). Dios siempre nos da la gracia para cumplir los mandamientos: “Porque estos mandamientos que yo te prescribo hoy no son superiores a tus fuerzas, ni están fuera de tu alcance. No están en el cielo, para que hayas de decir: «¿Quién subirá por nosotros al cielo a buscarlos para que los oigamos y los pongamos en práctica?» Ni están al otro lado del mar, para que hayas de decir: «¿Quién irá por nosotros al otro lado del mar a buscarlos para que los oigamos y los pongamos en práctica?» Sino que la palabra está bien cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica.” (Deuteronomio 30,11-14)
Marlene: Si, pero la Biblia también dice que incluso el justo peca siete veces al día (Proverbios 24,16), entonces nadie podría salvarse.
José: Lo que sucede es no todo pecado es un pecado mortal, pero eso es algo que podemos analizar en otra ocasión[5]. Nosotros mientras estamos en esta vida podremos tener caídas, pero lo importante es perseverar hasta el fin en el bien, y si caemos pedir perdón a Dios y levantarnos. Para eso nosotros tenemos el sacramento de la penitencia.
Marlene: En la forma en cómo lo explicas no está muy lejos de lo que yo particularmente creo.
José: Y lo que te explico es precisamente como lo enseña la Iglesia. A lo largo de la historia siempre han estado en pugna dos errores opuestos: el error de Pelagio que creía que la salvación era solo el producto del esfuerzo personal sin necesidad de la gracia[6], y el error de Lutero que le daba a la gracia un lugar tal que negaba el papel de la libertad humana[7]. La salvación es en primer lugar de Dios, quien nos salva gratuitamente, pero en segundo lugar y de manera subordinada, nuestra.
Entendido de esta manera se puede entender perfectamente por qué todos los textos bíblicos que hablan de como seremos juzgados, dicen que será por nuestras obras (Mateo 16,27; 2 Corintios 5,10; Apocalipsis 20,12; Mateo 25,31-46), y porqué el apóstol Santiago advierte “¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe?” (Santiago 2,14), pues “la fe, si no tiene obras, está realmente muerta” (Santiago 2,17) y finalmente: “el hombre es justificado por las obras y NO POR LA FE SOLAMENTE” (Santiago 2,24)
Como dice San Pablo, podemos TENER FE COMO PARA MOVER MONTAÑAS, pero sin caridad somos como metal que resuena o címbalo que retiñe (1 Corintios 13,1)
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NOTAS
[1] En teología cristiana se entiende por gracia divina o gracia santificante un favor o don gratuito concedido por Dios para ayudar al hombre a cumplir los mandamientos, salvarse o ser santo, como también se entiende el acto de amor unilateral e inmerecido por el que Dios llama continuamente las almas hacia Sí. También ha sido por gracia (gratuitamente) que Cristo ha muerto para redimir a todos los hombres.
[2] Los católicos creemos que la justificación inicial si es solamente por la fe. Tal como sostiene el Concilio de Trento: “Cuando dice el Apóstol que el hombre se justifica por la fe, y gratuitamente; se deben entender sus palabras en aquel sentido que adoptó, y ha expresado el perpetuo consentimiento de la Iglesia católica; es a saber, que en tanto se dice que somos justificados por la fe, en cuanto esta es principio de la salvación del hombre, fundamento y raíz de toda justificación, y sin la cual es imposible hacerse agradables a Dios, ni llegar a participar de la suerte de hijos suyos. En tanto también se dice que somos justificados gratuitamente, en cuanto ninguna de las cosas que preceden a la justificación, sea la fe, o sean las obras, merece la gracia de la justificación: porque si es gracia, ya no proviene de las obras: de otro modo, como dice el Apóstol, la gracia no sería gracia”.
[3] Julia representa en esta conversación a los evangélicos de tendencia calvinista o reformada, que creen que la gracia es irresistible y que Dios predestina sin tomar en cuenta ningún merecimiento personal sino en base a un decreto inescrutable, a unos para la salvación y a otros para la condenación. Marlene en cambio representa a los evangélicos de tendencia arminiana, que aceptan que la gracia no es irresistible. Para los católicos, es de fe que la gracia no es irresistible.
[4] Si no se pudiera resistir la gracia, el hombre justificado nunca más pecaría. Los calvinistas admiten que la gracia se puede resistir solo parcialmente pero niegan que se pueda rechazar definitivamente.
[5] Posteriormente se tratará la distinción entre pecado mortal y pecado venial.
[6] El Pelagianismo ha sido una herejía condenada siempre por la Iglesia.
[7] Martín Lutero comienza su obra De Servo Arbitrio diciendo “Das der freie wille nichts sey” (traducido sería “que el libre albedrío es una nada”). Más adelante niega el libre albedrío al que llama “pura mentira”. Esta obra puede ser leída gratuitamente en la Web de la Biblioteca Reformada (www.iglesiareformada.com)
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16 comentarios
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JM: Pues si, dialogar es muy fácil, lo demás queda de parte de la gracia de Dios.
Es claro que "gracia" en esta conversación se refiere siempre a la auxiliante, excepto unicamente en la expresion "estado de gracia" que alude a la santificante. Por lo que la nota [1], que comienza refiriendose a la gracia santificante, puede llevar a confusion.
1 falso papado.
2 adoracion de cualqier cosa que se mueva.
3 pensar que maria es y siempre fue virgen a demas que Jesus tuvo otros hermanos.
4 si te quedas a pensar.. me supongo que si sos catolico te salvas? Dios te preguntara eso en su juicio?
5 no creen en el rapto de la iglesia.. piensan que no Jesus va a venir por casualidad
6 mal entendimiento de la palabra de Dios, no aplican bien las exegesis, etc.
7 piensan que el hombre esta primero antes que le biblia sin embargo tiene que ser todo lo contrario.. la BILIA primero que es la palabra de Dios y luego el resto.
8 te informo que lastimosamente tus amigas no Julia y marlene no son cristianas al 100% solo saben los necesario hasta donde lei
9 mucha suerte en tu obras como estas.. falso maestro
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JM: Algunas observaciones puntuales:
1.- Su comentario es un gran off-topic (no se permiten según el reglamento del blog), pero lo dejo porque refleja bien la mentalidad sectaria de quienes creen que incluso otros evangélicos no son verdaderamente cristianos porque no comparten algunas de las doctrinas de su denominación (rapto, etc.)
2.- Cada una de las objeciones están tratadas en nuestro Temario de ApologeticaCatólica.org, o aquí mismo en el blog (ver la sección Categorías).
La salvacion,creo,es un presente continuo.El Reino de Dios es un presente continuo y el fuego del infierno es un presente continuo.Estan dentro de nosotros.Todo esta dentro de nosotros.Egipto,el mar rojo,el desierto,la montaña de Dios,las leyes de Dios,la tierra prometida,los cananeos etc,todo son realidades espirituales vivificadas por el Verbo en nosotros.El nacimiento de Cristo,su crecimiento,su pasion,su crucifixion,su resurrecion ,tambien han de ser conformadas en nostros.Pero que no se me malentienda.Por supuestisimo que son hechos reales,historicos y ciertisimos,pero tambien son realidades espirituales ciertisimas; es el Camino interior,la Verdad vivificante y la Vida abundante.Es Cristo en nosotros.
La prueba de que estas siendo salvado,es que piensas constantemente,en como salvar a los demas,Dios mediante,con lagrimas y gemidos inenarrables.La prueba de que estas siendo salvado,es que estas siendo crucificado cada dia.Y contra mas Cruz,mas Vida,contra mas sacrificio,mas Amor recibes de Dios,contra mas muerte,mas resurrecion; salvacion.
En el relato hay un error de base fundamental. Y es que, se parte de que el hombre está dentro del pozo. Y eso no es cierto. Al menos para los que estamos bautizados. "Estamos salvados en Cristo Jesus!!!" no se cansaba de gritar San Pablo.
El problema es que esto no nos lo creemos y vivimos como si no lo estuviéramos. Dios no te salva a través de una escalera, si no en la persona de Jesucristo. Somos salvados y amados! en Jesucristo.
Os recomiendo que leer la declaración conjunta entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Catolica sobre la doctrina de la Justificación, firmada en Augsburgo en 1989.
En ella se afirma que nuestra vida es justificada en la vida de Jesucristo. Las obras no sirven para la justificación, ni la salvación, si no que son fruto de la justificación asumida en Jesus.
La teoría, los criterios humanos, los razonamientos, la lógica...están muy bien, y encaja muy bien el tema de la “escalera” y hay que reconocer que son cosas que pueden venir bien a mucha gente.
Para vivir la salvación, es necesario encontrarse con Jesucristo, conocer a Jesús y su amor. Y para ello hay dos palabras que no caben en sí mismas porque rebosan: ESPÍRITU SANTO.
No hay lógica ni psicología que lo resista.
Gloria al Señor.
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JM: Critica y acusa gratuitamente y ni siquiera entiende que critica. Dice: "Y es que, se parte de que el hombre está dentro del pozo. Y eso no es cierto. Al menos para los que estamos bautizados.". La figura del hombre dentro del pozo obviamente no simboliza al bautizado, sino al hombre en pecado original antes de ser justificado, ejemplo que está tomado de la obra Charlas acerca de la gracia del Cardenal Charles Journet, un clásico en este tema y que de semipelagianismo no tiene nada, porque solo pone en relieve la primacía de la gracia, y la necesaria cooperación de la libertad humana movida por esta última.
Ha podido parecer un poco chulesco.
Solo animar a todos a orar y a que el Señor nos conceda todos los dias la consciencia de su presencia, de su salvación y de su voluntad.
Un abrazo.
Una duda: ¿a qué corrientes evangélicas representarían los personajes de Julia y Marlene, que claramente difieren en algunos aspectos sobre la salvación en tu "diálogo platónico"?
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JM: Siempre a la orden Luis
Julia es presbiteriana y se identifica con doctrinas como una vez salvo siempre salvo, y el TULIP calvinista. Marlene es una evangélica que ha adoptado algunas influencias arminianas, aceptan que la salvación se puede perder y admiten que la gracia no es irresistible.
Parece que entedí mal la historia del "pozo", ya que pienso que no explica la gratuidad de la gracia ni de la salvación. En esa historia, lo único que es gratuito es la escalera.... y en el orden de la gracia, no entiendo que pinta ahí una escalera.
Gracias por dejarme participar.
Un abrazo.
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JM: Lo explica en el sentido de que el que está en el fondo del pozo, no puede salir por sí mismo, ni tiene con que pagar para que le saquen ni lo merece. El que le auxilia lo hace sin recibir nada a cambio por pura bondad. Da igual si es una escalera o es la mano tendida del que le auxilia, esto solo simboliza que la iniciativa es de Dios que sale al encuentro del hombre. El Cardenal lo explica de esta manera:
Esquema de la buena acción; errores opuestos Pelagio y Lutero; doctrina católica
Veamos primero el esquema de la buena acción. Dos posiciones contrarias chocan constantemente en el curso de la historia. Con imágenes distintas, con posiciones problemáticas diversamente matizadas, se encuentra en todas partes el mismo conflicto entre dos tesis adversas, las dos erróneas.
De una parte la posición de Pelagio, monje bretón contemporáneo de San Agustín y combatido por éste. El error pelagiano consiste en decir que la buena acción es decisivamente sólo del hombre. Sin duda Dios ha creado el universo, me ha puesto en el mundo, me ha dado mi naturaleza humana con sus facultades y me envuelve en gracias de luz, pero soy yo sólo quien digo libremente sí a Dios y es este sí el que es decisivo.
Imaginemos dos hombres que están en el fondo de un pozo: Dios les tiende la mano al uno y al otro; es, pues, caritativo, pero soy yo solo el que coge la mano de Dios; me salvo, sin duda, porque Dios me ha tendido previamente la mano, pero decisivamente porque yo, por mi libre arbitrio sólo, he cogido esa mano, en tanto que mi vecino no la ha cogido. Luego la elección es mía solamente.
De otra parte, el error exactamente opuesto, el que, por ejemplo, está representado por Lutero en el mundo occidental: la buena acción viene de Dios sólo. El hombre está completamente corrompido; la acción que le salva viene sólo de Dios. Dios sólo, justifica al hombre pecador, a la manera con que hemos visto que Lutero entiende la justificación: Dios decide «considerar a tal hombre pecador, como justo».
De una parte se quiere exaltar la voluntad humana, la grandeza del hombre que es un ser libre; de otra parte se quiere exaltar la omnipotencia de Dios.
Esas tesis claramente contrarias, provienen de una misma confusión inicial. Se oponen una a la otra como hermanos enemigos que son, sin embargo, de la misma sangre. ¿Cuál es el error común a ambas? Es el pensar que la acción divina y la acción humana se excluyen la una a la otra: o bien es el hombre el que hace la buena acción y no Dios; o es Dios quien la hace y no el hombre. Se os pide que elijáis y es eso precisamente lo que es falso. Porque, ¿quién hace la buena acción? Dios y el hombre.
El ejemplo explicativo del Cardenal sobre la historia del pozo es muy claro. Dios te salva y el hombre es libre de aceptar o no la salvación. Pero aquí no se hablan de "escaleras" que hay que subir, ni de esfuerzos adicionales en relación a no se qué.
Decirle siempre sí al Señor es bastante duro ya de por sí...
Lo verdaderamente gratuito es la salvación de los hombres que Dios a obrado en la persona de Jescristo. "La mano de Dios" que se pone en el ejemplo del pozo, es la vida de Jesucrito. Yo personalmente diría que es algo mucho más que la mano de Dios, es su propio hijo...
De todas formas, la justificación y su gratuidad es algo bastante más profundo como para extraer conclusiones de un esquema de "buenas acciones". En la página del vaticano hay basante escrito al respecto. En la misma web, también podrás leer la declaración conjunta entre católicos y luteranos sobrea la doctrina de la justificación.
El mejor modelo en todo esto lo tenemos en la Virgen María; "Señor, he aquí a tu exclava, hágase en mí, tu voluntad". Poco más hay que añadir a este hecho, que también se hace realidad en nuestra vida a través del mismo Espíritu. Orar para que así sea hoy, mañana y siempre y poder procalamar así las grandezas del Señor.
Ya solo nos queda hacer como el Papa y llamar al resto de cristianos no catolicos, no solo amigos, si no, hermanos, porque realmente lo son.
Un abrazo en Cristo y hasta otra.
Muchas gracias!!
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JM: No son excluyentes la gratuidad de la gracia y el esfuerzo personal. La escalera es una simple figura para recordar que hay que trabajar con temor y temblor por nuestra salvación (Flp 2,12) y entrar por la puerta estrecha (Mt 7,13), cosa que no quita que ese esfuerzo sea también obra de la gracia, siendo Dios quien obra el querer y el obrar como bien le parece (Flp 2,12). Y no basta decirle "Si" al Señor por más que le parezca duro, porque no todo el que dice Señor Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad del Padre (Mt 7,21).
Y si le leído el acuerdo católico-luterano sobre la justificación que tengo colgado en mi Web desde hace más de 10 años.
Seria interesante si alguna vez trata el concepto de Gracia irresistible, que es, donde surgio y sus contradicciones, asi como tambien sus resabios actuales.
Saludos!
Advertencias muy severas las que me insinuas y creo que no gozas de autoridad para hacerselas a nadie.
Una cosa es que discutamos de teología y otra que hagas advertencias de condenación (en este caso hacia mí) sobre un texto del Señor que vete tú saber como lo has interpretado. Desde luego, que no lo has hecho con el corazón.
La palabra del Señor tiene un vínculo personal con cada uno y no tienes derecho a entrometernte. Y menos para condenar a nadie.
Siendo responsable de un blog, pienso sinceramente que no es de recibo.
Utilizo muy poco esta vía de blogs para comunicarme
pero desde luego que no creo que vuelva hacerlo en un espacio tan hostil como este.
Perdón y lo siento.
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JM: En ninguna parte he hecho referencia a que usted no entrará en el reino de los cielos. Le sugiero afinar su comprensión de lectura.
Habla de gratuidad pero termina en las obras. Dice que Dios salva a los que le obedecen y eso no tiene mucho sentido en la dimensión de la gratuidad de la salvación.
Todo esto es difícil de explicar porque no se trata de una idea, si no, de una experiencia, una vivencia, un encuentro con una persona que te revela la verdad de tu vida, tu identidad y tu condición.
Los mandamientos no se pueden cumplir con el voluntarismo del hombre ni con la ayuda de la gracia. Se encarnan en tu vida a través del Espiritu Santo que mora en tí. Pero no se cumplen, suceden!!! Se hacen realidad por gracia. ¿Cómo vas a amar a Dios sobre todas las cosas si no le conoces? ¿De qué nos sirve cumplir el resto de los mandamientos si no conocemos al Señor?
Aquí hago mención especial a la necesidad del encuentro personal de cada uno de nosotros con Jesús, que tanto apelaba BXVI y lo hace ahora el Papa Francisco.
Aunque puedas resistir la gracia (tengo mis dudas, lo reconozco.. soy débil) la salvación del hombre ya se ha consumado en Jesucristo.
Ya estamos salvados. Negar esto o poner condición a esta realidad es no decir la verdad. Otra cosa es que nos lo creamos o no.
Pero ahí entra la fe, la acción de Espíritu, la misericordia de Dios, nuestro corazón…
Y me da la sensación, que en el coloquio de arriba no se habla desde nuestra condición de salvados. Más bien, desde la necesidad de cumplir los mandamientos para vivir la salvación. Y nos olvidamos, que desde Jesucristo, los mandamientos, son llevados a plenitud (gracias a la acción del Espíritu Santo en nosotros, que nos abre y nos capacita. Es un hecho sobrenatural).
El esfuerzo al que haces mención, es más bien un ejercicio interior más que hacia exterior. Es más un esfuerzo de aceptación, de consentimiento, de pobreza… Es ahí por donde suele actuar el Espíritu y te capacita para acoger a Jesucristo y su salvación. Es como pasar de la experiencia del fracaso a la salvación.
Con la experiencia de Jesucristo en tu corazón, te amas a ti mismo y amas al prójimo. Pero no lo haces con tus fuerzas, si no con el amor de Jesús, que ha sido derramado en tu corazón por el Espíritu Santo. Y así manifiestas el amor, de quién te ha dado la vida.
No son obras para salvarte, si no que son obras fruto del encuentro, de la experiencia de salvación y justificación.
-Dice: "Si, parece que mi comprensión de lectura no es la adecuada. A lo mejor no sé mucho de nada pero sé lo que siente mi corazón y suelo identificar claramente las intromisiones externas. Pero no importa. "
Lo de afinar su comprensión de lectura se lo digo porque asume que hago juicios sobre su persona, cosa que es falso. Le hubiera hecho honor a su nombre haber releído mi comentario y haberlo admitido, en vez de insistir e incurrir en un juicio temerario. Y si importa porque los "sentimientos de su corazón" no le dan derecho a acusar a otros de "intromisiones externas", sin pruebas o argumentos razonables.
-Dice: "Habla de gratuidad pero termina en las obras. Dice que Dios salva a los que le obedecen y eso no tiene mucho sentido en la dimensión de la gratuidad de la salvación. "
Como ya he dicho, no es excluyente hablar de gracia y obras, porque las obras son impulsadas por la gracia. De hecho es de fe que para cada acto saludable es absolutamente necesaria la gracia interna y sobrenatural de Dios, tal como ha definido el Concilio de Orange y reafirmó el de Trento. El propio apóstol Santiago cuando habla de la justificación, que es gratuita, afirma que el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente (Santiago 2,24). Y cuando decía que Cristo se convirtió en causa de salvación eterna a los que le obedecen, lo que hacía era citar textualmente la Escritura (Hebreos 5,9), el destino de los desobedientes también aparece bien claro en la misma (Romanos 2,8-9). Y acoto que hablo en sentido general, no digo que nadie aquí sea desobediente, y con esta aclaración espero evitar posibles futuros dramas.
-Dice: "Los mandamientos no se pueden cumplir con el voluntarismo del hombre ni con la ayuda de la gracia. Se encarnan en tu vida a través del Espíritu Santo que mora en tí. Pero no se cumplen, suceden!!! "
Es doctrina católica que el creyente justificado si puede cumplir los mandamientos con la ayuda de la gracia. La proposición contraria fue condenada como herética por el Concilio de Trento que declaró que no era imposible para el justo observar los mandamientos divinos:
"Si alguno dijere, que es imposible al hombre aun justificado y constituido en gracia, observar los mandamientos de Dios; sea excomulgado" (CAN. XVIII).
La distinción que hace entre cumplir los mandamientos y "suceder" los mandamientos es superflua. Jesús decía "Si me aman, cumplirán mis mandamientos" (Juan 14,15) no "si me aman, sucederán mis mandamientos", lo mismo al joven rico le advierte: "Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos" (Mateo 19,17). Evidentemente los mandamientos se "cumplen", se "observan", se "guardan". Buscar un sinónimo inapropiado para contradecir esto es falaz.
El Concilio de Trento también define: " Si alguno dijere, que el hombre justificado, por perfecto que sea, no está obligado a observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, sino sólo a creer; como si el Evangelio fuese una mera y absoluta promesa de la salvación eterna sin la condición de guardar los mandamientos; sea excomulgado." (CAN. XX.). Pues quéjese con el Concilio de Trento porque habla de la necesidad de cumplir los mandamientos, o de que no habla de que los mandamientos "suceden".
-Dice: "Se hacen realidad por gracia. ¿Cómo vas a amar a Dios sobre todas las cosas si no le conoces? ¿De qué nos sirve cumplir el resto de los mandamientos si no conocemos al Señor? "
Ataca un muñeco de paja. Todo la conversación del post descansa sobre la premisa de que las obras y el cumplimiento de los mandamientos son producto de la gracia de Dios que mueve la voluntad.
-Dice: "Aquí hago mención especial a la necesidad del encuentro personal de cada uno de nosotros con Jesús, que tanto apelaba BXVI y lo hace ahora el Papa Francisco."
Sigue abanicando golpes al mismo muñeco. Aquí nadie discute que sea necesario un encuentro personal con Jesús.
-Dice: "Aunque puedas resistir la gracia (tengo mis dudas, lo reconozco.. soy débil) la salvación del hombre ya se ha consumado en Jesucristo. Ya estamos salvados. Negar esto o poner condición a esta realidad es no decir la verdad. Otra cosa es que nos lo creamos o no. "
Lo que ya ha consumado Jesucristo es la redención objetiva. La redención subjetiva que es la aplicación de sus méritos para cada persona en particular (justificación) es otra cosa muy distinta. Inclusive en lo que respecta a los creyentes justificados nadie a excepción de una revelación especial puede estar seguro de que ha asegurado su salvación, la proposición contraria está condenada como herética en el Concilio de Trento: "Si alguno dijere, que el hombre renacido y justificado está obligado a creer de fe que él es ciertamente del número de los predestinados; sea excomulgado" (CAN. XV) y "Si alguno dijere con absoluta e infalible certidumbre, que ciertamente ha de tener hasta el fin el gran don de la perseverancia, a no saber esto por especial revelación; sea excomulgado" (CAN. XVI).
Dice: "Y me da la sensación, que en el coloquio de arriba no se habla desde nuestra condición de salvados. Más bien, desde la necesidad de cumplir los mandamientos para vivir la salvación. Y nos olvidamos, que desde Jesucristo, los mandamientos, son llevados a plenitud (gracias a la acción del Espíritu Santo en nosotros, que nos abre y nos capacita. Es un hecho sobrenatural)."
En el coloquio de arriba solo se pone de manifiesto que para salvarse es condición también cumplir los mandamientos, y se explica que esto no excluye en lo absoluto la gratuidad de la salvación.
-Dice: "No son obras para salvarte, si no que son obras fruto del encuentro, de la experiencia de salvación y justificación."
El diálogo arriba reproducido dice textualmente que "efectivamente las obras son producto de la gracia", por lo que eso tampoco está en discusión, pero también San Pablo habla del "justo juicio de Dios que dará a cada cual según sus obras: a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna". El problema parece ser que cuando se dice que es necesario cumplir los mandamientos para salvarse, usted ve una contradicción con lo anterior, pero entonces el problema lo tendría la Biblia o el Concilio de Trento, tendrá que remendarles la plana a ellos.
En mi humilde opinión, que quizás esté equivocado. Es cierto, y estoy de acuerdo que a través de la "Gracia de Dios" se producen las buenas obras, esto por la "FE" para que de antemano anduviésemos en ellas(Ef 2:10)......MAS NO NECESARIAMENTE es así, que sea una regla tal cual que por tener "FE", por la "Gracia de Dios", el cristiano vaya a realizar buenas obras, y esto nos lo aclara como usted ha postado con St 2:14-26; Mt 7:21, entre otros.
Por otro lado, repito no es regla como tal que por la "Gracia de Dios", esto por "FE", el cristiano vaya a realizar buenas obras.....sólo fijémonos que hay muchos ateos que realizan buenas obras "son caritativos" algunos de ellos, inclusive muchos creyentes que viven una vida "sin Dios" como si fuesen ateos, y también realizan buenas obras....sin embargo, éste tipo de gente NO SERÁ SALVO, POR NO TENER "FE".
EN CONCLUSIÓN, LA SALVACIÓN ES FE + OBRAS ¡Y ES BÍBLICO!
Saludos Cordiales
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JM: Lo que sucede es que cuando se habla de “obras” hay que distinguir entre lo que en teología se denominan “actos saludables” que son aquellos que van dirigidos a obtener la propia salvación, y las obras moralmente buenas. Para los actos saludables es de fe (dogma) que es absolutamente necesaria la gracia interna y sobrenatural de Dios, tal como enseña el concilio II de Orange (529) en el canon 9 (Dz 182), en el canon 20: (Dz 193) y el concilio de Trento en su decreto sobre la justificación, cánones 1-3 (Dz 811-813). La posición contraria implicaría caer en pelagianismo. Para las obras moralmente buenas también es de fe que no es precisa la gracia santificante (también definido por el Concilio de Trento (Dz 817; cf. 1035, 1040, 1399)
Estás diciendo que los mandamientos son una condición. Por lo tanto, si son una condición, la salvación no es gratuita.
No se puede decir que algo es gratuito si hay que pagar o rendir cuentas....
Sé que la gratuidad no es algo fácil de asimilar. Va entrando poco a poco. Déjate hacer por el Señor y ora al Espíritu para que envuelva y llene tu corazón de la gratuidad de su amor. Yo ahora me retiro unos días y voy con ese propósito. En serio, me acordaré de tí y rezaré también por tu familia.
Bueno JM, a pesar de todo, la discusión ha sido muy jugosa... Sinceramente, me daba penar irme del foro con sabor agridulce y no estoy dispuesto. Agradecer tu atención, y animarte a que sigas buscando al Señor. Es una pasada lo mucho que sabes.
Sobre el mal entendido del principio...
Al comienzo hice mención de la dureza de responder muchas veces Sí al Señor. En tú comentario posterior me dijiste que no era suficiente responder Sí al Señor. Simplemente, me pareció un comentario fuera de lugar, por el simple hecho de que no sabes lo que el Señor me está pidiendo en este momento ni mi situación personal. Es un tema de sensibilidad y no me lo esperaba, me lancé inocente al foro y no me esperaba durezas de este tipo. Pero no pasa nada, a mi me pasa constantemente con otros y no me doy cuenta...
Que el Espíritu Santo te llene el corazón de la ALEGRÍA de ser hijo de Dios.
Ha sido un placer.
Un fuerte abrazo.
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JM: Con su último comentario me ha confirmado que efectivamente usted aun sin saberlo no profesa la doctrina católica, porque cree que decir que es necesario cumplir los mandamientos para salvarse de alguna manera excluye la gratuidad de la salvación. Piensa como protestante y no se da cuenta. El cumplimiento de los mandamientos no “compra” la salvación que es gratuita, pero como dice el Concilio de Trento:
"Si alguno dijere, que el hombre justificado, por perfecto que sea, no está obligado a observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, sino sólo a creer; como si el Evangelio fuese una mera y absoluta promesa de la salvación eterna sin la condición de guardar los mandamientos; sea excomulgado." (CAN. XX).
La parábola del banquete de bodas lo ilustra muy bien: quien no se pone el traje no entra al banquete, y no por eso se ha de creer que con el traje de compra la entrada a la fiesta.
Ya sabrá Dios si su problema es solo que ignora esto, o hay pertinacia para negar la doctrina católica de un Concilio Ecuménico, y Dios permita que no sea esto último, porque si la hay, entonces habrá caído en herejía.
Respecto a lo otro, me parece que siempre estuvo claro que cuando cito Mateo 7,21 “No todo el que dice Señor Señor entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad del Padre” no estoy aludiendo a la situación particular de nadie. No le veo el sentido en insistir en interpretarlo de ese modo.
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