De visita en la librería católica de mi ciudad
Comparto mi breve experiencia del día de ayer cuando fui a comprar algunos libros en la única librería católica que hay en mi ciudad(librería San Pablo).
- Me ha gustado ver varios libros nuevos (es algo que ocurre poco, dado la situación que vive Venezuela, con un control de cambio asfixiante que produce una enorme dificultad para conseguir dólares), aunque cuando llegan se encuentran a precio astronómico y al final no los compre. La creciente inflación por otro lado, produce una curiosa oportunidad, y hace posible comprar otros libros que tienen ya varios años de estar en la estantería, y que están a precios ridículamente económicos (oportunidad que suelo aprovechar, ya que se que cuando se agote la existencia y venga existencia a precio nuevo, el libro se hará nuevamente inaccesible).
- No me ha gustado ver que entre esos libros nuevos, estaban libros de autores progresistas heterodoxos. En la sección de Cristología por ejemplo, estaba de José Antonio Pagola, Jesús aproximación histórica, una edición del año 2012, que como comenté en su momento, aunque se ha intentado vender por algunos sectores como un libro que ha pasado la lupa de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no es cierto, sino que le ha negado el imprimatur, y ha dicho de él que “«aun no conteniendo proposiciones directamente contrarias a la fe, es peligroso a causa de sus omisiones y de su ambigüedad. Su enfoque metodológico ha de considerarse erróneo, por cuanto, separando al llamado «Jesús histórico», del «Cristo de la fe», en su reconstrucción histórica elimina preconcebidamente todo cuanto excede de una presentación de Jesús como «profeta del Reino».
También lamenté ver un libro de Xabier Pikaza, autor del que supe hace algunos años en un debate con unos protestantes del foro de las Sociedades Bíblicas Unidas. Este y otros autores similares, son las delicias de aquellos protestantes que se gozan en mencionar como cada vez hay más “teólogos” católicos cuyos escritos les sirven de maravilla para su propósito de negar los dogmas de fe. La argumentación protestante aunque esencialmente falaz (falacia de autoridad) pretende hacer ver a los católicos que sostienen íntegramente la doctrina católica como “integristas” o “tradicionalistas” que no se han “modernizado". No es la única vez que me sucede, pues en otro debate sobre el episcopado monárquico me ocurrió exactamente lo mismo. La verdad no sé que es más penoso: si ver a estos protestantes aliándose con esta clase de autores para llevar agua a su molino, o la vergüenza que acarrean estos autores a la Iglesia Católica dando pasto a sus enemigos espirituales.
Con decir que me puse a ojear un nuevo libro de escatología donde el autor decía que una gran parte de la crítica moderna ya no ve en 1 Corintios 3,11-15 una alusión al purgatorio. Ahora resulta que hay que desechar la interpretación que durante 2000 años han sostenido los primeros cristianos y los ilustres padres de la Iglesia (San Agustín, San Gregorio Magno, San Gregorio de Nisa, San Clemente de Alejandría y un largo etc.) porque estas “lumbreras” de la teología ahora piensan más como protestantes que como católicos.
Al llegar a este punto me dije: “mejor reviso bien cada libro que quiera comprar, no sea que termine comprando basura…” y me fui por lo seguro: Obras completas de San Jerónimo.
Terminé por recordar la importancia del reciente discurso del Papa Francisco a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica y en el cual recordaba que «La interpretación de las Sagradas Escrituras debe ser siempre confrontada y autentificada por la tradición viva de la Iglesia».
Dios nos conceda que volvamos a tener librerías católicas que sean más cuidadosas en los libros que ponen en manos de los fieles y que terminan haciéndoles un daño enorme, y para eso nos conceda también que la Congregación para la Doctrina de la Fe sea más ágil en alertar sobre estos libros de contenido dañino, y que estas librerías católicas estén prestas a acatarlo.
Moraleja: Cuidado con lo que compramos, porque no todo lo que brilla es oro, aunque esté en una librería católica.
12 comentarios
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JM: Yo no me apresuraría en hacer ese tipo de afirmaciones, ya que podemos caer en juicio temerario, pero si me parece que deberían ser mucho más cuidadosos en su selección de libros.
Saludos
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JM: Completamente de acuerdo. Si yo tuviese una librería católica, ya identificando los autores heterodoxos, no les vendería nada. No importaría que algunas obras no están tan contaminadas como otras, lo mejor sería ni siquiera promocionar esos autores una vez se sabe de que pata cojean.
Saludos.
PD. Pon tu libro en venta en Perú, que por Amazon es darle plata al que aportó a Obama, ¡imagínate si lo hubiera comprado antes! ¡a dónde hubiera ido mi dinero!
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JM: Pues si. Por cierto, la foto que puse no es de la librería sino de mi biblioteca (está solo para adornar el post). El compendio de apologética se envía también a Perú por medio de Lulu.com, solo que hay que ordenarlo por Internet. Amazon se lo compra a ellos, pero el verdadero editor es Lulu.
Esa es otra "invasión" de literatura más allá de la frontera de la verdad que florece en las librerías paulinas.
Y sí, sin juzgar de las personas, estoy convencido de que los intereses mercantilistas están prevaleciendo en muchas de estas librerías. Es, digámoslo así, una tentación institucional. Más cuando la mayoría de libros se importan y luego venden a precios astronómicos, y hay que vender algo más light y/o más llamativo para mantener el balance del mes.
También hay que reconocer que con las computadoras y un poco de creatividad, se producen libros como churros. Y mal fritos. También de eso se ve.
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