(Agencias/InfoCatólica) El cardenal Rodríguez ha sufrido directamente los efectos de la crisis política que sacude a Honduras, pues los seguidores del ex presidente Manuel Zelaya lo han fustigado por sus llamados a la reflexión, la paz y la solidaridad de todos los hondureños.
Durante la misa, el prelado reiteró su llamamiento a respetar los principios cristianos y por como consecuencia apartarse del camino de la violencia a quienes la practica. Esta semana, el cardenal dijo que la Navidad debe servir para limpiar las heridas y celebrar una "fiesta de reconciliación":
“Que esta fiesta de la Navidad sea también fiesta de reconciliación, especialmente en la familia. A veces durante el año como que se van guardando espinitas, que me dijiste tal palabra y eso me hirió, que me diste la espalda y solo por eso ya hay resentimientos”.
El purpurado aseguró que “una herida no puede estar abierta todo el tiempo porque desangra, hace perder la energía vital”. Un país que no ha sanado sus heridas “es un país que no puede ponerse en pie, que no puede crecer, que no puede desarrollarse. Honduras no podrá salir adelante si no hay sanación de esas heridas”, concluyó el primado hondureño.