Con la peregrinación de los jóvenes de Piacenza-Bobbio

El Papa invita a los jóvenes a rezar a la Virgen María, Madre de la belleza, la bondad y la Verdad

Esta tarde a las cuatro, en el altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana el Papa Francisco recibió a la peregrinación de los jóvenes de la diócesis italiana de Piacenza-Bobbio, compuesta por unas 500 personas. Les invitó a llevar adelante tres deseos que tienen en su corazón: Ir adelante, hacia el futuro y hacer el futuro con la belleza, con la bondad y con la Verdad. Éste es el desafío. Su desafío, les dijo el Papa.

(RV) Ayer tarde a las cuatro, en el altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana el Papa Francisco recibió a la peregrinación de los jóvenes de la diócesis italiana de Piacenza-Bobbio, compuesta por unas 500 personas.

Esta peregrinación se inserta en el ámbito del Año de la fe y tiene por tema “Sobre esta piedra”. Ante los micrófonos de nuestra emisora, Radio Vaticano, el Obispo de Piacenza, Mons. Gianni Ambrosio, quien guía a estos jóvenes nos ha hablado de las diversas etapas del recorrido que han realizado y que tiene su momento culminante precisamente aquí en Roma con el encentro con el Santo Padre en la Basílica de San Pedro, para confesar la fe católica y apostólica, junto al Sucesor de Pedro. De modo que se ha tratado de un camino largo y articulado, que ahora encuentra su momento gozoso en el encuentro con el Papa Francesco.

  “Gracias de la visita, eh, comenzó diciendo el Papa a los jóvenes. Y les recordó: El obispo ha dicho que yo he hecho un gran gesto, al venir aquí. Pero... lo he hecho por egoísmo, ¿saber por qué? Porque me gusta estar con ustedes ¡eh! Y eso es un egoísmo… ¿Por qué me gusta estar con los jóvenes? Porque ustedes tienen en su corazón una promesa de esperanza. Ustedes son portadores de esperanza. Ustedes, es verdad, viven en el presente, pero ustedes están mirando hacia el futuro, ustedes son artífices del futuro, constructores del futuro.

Y ésta les dijo el Papa Francisco, es su alegría, es algo bello ir hacia el futuro, con las ilusiones, con tantas cosas bellas y también con su responsabilidad. Y añadió: “Convertirse en constructores del futuro. Cuando a mí me dicen: “Pero, Padre, qué feos tiempos éstos… ¡Mira, no se puede hacer nada!”. ¿Cómo no se puede hacer nada? Y explico que ¡se puede hacer tanto! Pero cuando un joven me dice: “¡Qué feos tiempos, éstos, Padre, no se pude hacer nada!”, lo mando del psiquiatra, ¡eh! Porque… es verdad, ¡eh! ¡No se entiende! No se entiende a un joven, a un muchacho, a una muchacha que no quieran hacer una cosa grande, apostar por ideales grandes, grandes para el futuro, ¿no? Después harán lo que puedan, ¿no? Pero la apuesta es por las cosas grandes y bellas”.

Bondad, belleza, Verdad

Entre otros conceptos el Papa les explicó que son artífices del futuro porque dentro de ellos tienen tres deseos: el deseo de la belleza; la música, el teatro, la pintura, las cosas de belleza, son buscadores de belleza. En segundo lugar son profetas de bondad. Les gusta la bondad. Ser buenos. Y tercero, tienen sed de Verdad: buscan la Verdad… Y añadió que si dicen que ellos tienen la verdad, se equivocan, porque a la Verdad no se la tiene, no la llevamos… se la encuentra.

Es un encuentro, con la Verdad que es Dios, pero que es necesario buscarla. De ahí su invitación a llevar adelante estos tres deseos que tienen en su corazón. Ir adelante, hacia el futuro y hacer el futuro con la belleza, con la bondad y con la Verdad. Éste es el desafío. Su desafío, les dijo el Papa.

Por eso les pidió que no sean holgazanes ni tristes, porque es algo feo en un joven. También les pidió que hagan ruido. Porque donde hay jóvenes debe haber rumor. Puesto que la ilusión de un joven es hacer rumor siempre. Y por favor, les dijo, vayan contracorriente y sean valerosos en esta civilización que nos está haciendo tanto mal con el alcohol y las drogas...

Antes de darles su bendición apostólica, los invitó a rezar a la Virgen, que es la Madre de la belleza, la Madre de la bondad y la Madre de la Verdad, para pedirle la gracia del coraje: porque la Virgen era valerosa. ¡Tenía coraje, esta mujer!, exclamó el Papa. De ahí su invitación a pedirle a Ella que está en el Cielo, y que es nuestra Madre, que nos de la gracia del valor para ir hacia adelante y contracorriente.

Tras rezar con los jóvenes el Ave María y darles la bendición, sonriendo el Papa Francisco les dijo: “Y les pido que recen por mí, porque este trabajo es un trabajo insalubre, ¡eh!, no hace bien... ¡Recen por mí”!

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