(Efe) Según las cifras facilitadas por Úbeda, entre el 16 y el 21 de agosto pasaron por sus confesionarios unos 3.500 sacerdotes y unos 40.000 peregrinos.
El carpintero abulense, que cuenta con un pequeño taller familiar en la zona norte de la capital, se muestra muy satisfecho por esta experiencia de la que destaca no sólo lo que le ha supuesto económicamente sino la recompensa “espiritual”, ya que se reconoce creyente.
“Estuve muy cerca del Papa”, explica, en referencia al momento en el que el sábado Benedicto XVI se acercó al parque del Retiro para confesar a cuatro jóvenes católicos en uno de los confesionarios fabricados en Ávila, según el diseño realizado por Ignacio Vicens, autor también de los escenarios de Cibeles y Cuatro Vientos.
En este caso, recuerda cómo la noche anterior estuvo realizando el montaje de este confesionario que, aunque similar al resto, contaba con unos biombos y un techo añadidos para “mantener la privacidad”. Precisamente, éste será guardado como “recuerdo” por Emilio Úbeda, junto a otro de los 200 realizados por él desde el pasado 15 de junio, una vez que los organizadores de la JMJ le encomendaron esta responsabilidad.
El encargo más importante de su vida
Consciente de la repercusión mediática que ha tenido, agradece a los organizadores de la JMJ el que considera el encargo más importante de su vida, aunque no desde el punto de vista económico. El montaje de los confesionarios se realizó entre el 8 y el 13 de agosto y su desmantelamiento, que comenzó a las 11,00 de la mañana del lunes, está previsto que finalice el miércoles o el jueves, gracias al trabajo de cinco personas.
Además de los dos confesionarios que Emilio Úbeda se quedará de recuerdo, pretende conservar en torno a medio centenar más para repartirlos entre las parroquias de Ávila o de otras provincias que los necesiten o se interesen por ellos, mientras el resto del material está previsto que se recicle.
Su diseño, que se asemeja a las velas de un barco, está realizado con una docena de piezas realizadas con un tablero de melamina blanca y canteado en PVC de 19 milímetros de espesor, cuyo material ha sido adquirido en una empresa de Salamanca.
Según el carpintero abulense, las mayores dificultades para culminar los confesionarios se centraron en las partes curvas de los mismos, lo que le ha obligado a realizar en este caso un trabajo realmente artesanal. Todos ellos eran de color blanco y tenían una estructura abierta compuesta de silla, reclinatorio y rejilla.
Emilio Úbeda recuerda cómo al día siguiente de la instalación, aparecieron 18 con varias piezas rotas que tuvo que reparar en tiempo récord, para que todo estuviera listo el día 16