(El Mundo) El prelado dijo que hay demasiadas cosas que se oponen a la germinación, hay demasiados pensamientos que oscurecen el plan de Dios.
“Nuestros terrenos tropiezan con las piedras del narcotráfico, ¿cómo puede producir la palabra fruto allí, donde ese pedregal que se ha multiplicado y se sigue multiplicando en nuestro ambiente y no permite que florezca la palabra de vida?”, preguntó a tiempo de advertir que “la droga no es el espacio para liberarnos, es el espacio para embrutecernos y endurecer el corazón”.
El cardenal lamentó el registro de “tantos crímenes, tantas muertes violentas, tantos asaltos, el crimen organizado va llegando también a nuestro ambiente. Esas son piedras, esas son espinas que impiden que la verdad y la vida triunfen por encima de la muerte y de la mentira”.
Llamó a los católicos a dejar que la Palabra de Dios los envuelva y los haga capaces de producir los frutos esperados porque la semilla sembrada en el camino no prospera, en los pedregales tampoco, en la espinas se ahoga pero hay un terreno bien preparado que hace que la semilla produzca el cien por ciento y esa es la Palabra de Dios, precisó.
El cardenal Terrazas dijo que tal vez se habla con mucho optimismo que el hambre en Bolivia ha retrocedido y puede ser verdad, en parte por lo menos, pero y ¿el hambre de Dios, el hambre de justicia verdadera y auténtica, el hambre del compartir, el hambre de ser respetado como persona humana, el hambre que es buscar la liberad, que no se sienta uno perseguido por sus propias ideas o por pequeños errores que ha cometido en su vida, pequeños o grandes?, preguntó.
Dijo que al fin y al cabo, Dios es el que perdona, no el que toma la batuta de aquellos que condenan sin tener fundamentos seguros, destruyendo la dignidad de la persona humana.