(Agencias/InfoCatólica) La votación ha sido muy ajustada y ha sido aprobada tras nueve horas de debate a puerta cerrada con 33 votos a favor y 29 en contra. Un total de cuatro senadores republicanos han votado a favor de la medida, uniéndose a los 29 senadores demócratas.
La "Marriage Equality Act" (Ley de Igualdad de Matrimonio) fue aprobada con una serie de modificaciones en el proyecto original presentado por el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, respecto a ciertos derechos de las instituciones religiosas. La iniciativa ya había sido votada el pasado 14 de junio por la Asamblea (Cámara baja), que también ratificó las enmiendas el jueves pasado.
Obama y Cuomo
La aprobación de la ley llega un día después de que el presidente Barack Obama alentó a los legisladores a apoyar la ley durante un acto para recaudar fondos de esa comunidad en la ciudad de Nueva York. Un total de cuatro senadores republicanos han votado a favor de la medida, uniéndose a los 29 senadores demócratas.
Esta era la última etapa en la legislación en favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, fuertemente apoyado por el gobernador del estado, Andrew M. Cuomo. Se espera que Cuomo firme la medida, y a partir de ese momento la ley será efectiva 30 días después.
Cuomo ha hecho del matrimonio homosexual una de sus prioridades para este año y se ha puesto a la cabeza de la medida junto con varias organizaciones de derechos de los homosexuales para hacer frente a la derrota sufrida en 2009. Gracias a esta alianza, Cuomo ha utilizado tres millones de dólares (2,1 millones de euros) para campañas en radio y televisión para persuadir a un puñado de senadores de que dejaran de un lado su oposición a la ley y mostraran su apoyo a la misma.
Decisivo apoyo de 4 senadores republicanos
Para los senadores republicanos, el mero hecho de proponer esta medida era una decisión errónea. La mayoría de los republicanos se oponen a esta opción basándose en fundamentos morales, aunque algunos de ellos aducen también motivos políticos, temiendo que la aprobación del matrimonio homosexual bajo su mandato pueda enfadar a los votantes de su partido, inclinando la balanza del lado demócrata para las siguientes elecciones.
La comunidad gay festejaba este histórico momento en las calles de barrios neoyorquinos del East Village y West Village (Manhattan), según imágenes de los canales de televisión estadounidense. De su lado, la sede de la legislatura en Albany (la capital estatal, 240 km al norte de Nueva York) era escenario de manifestaciones a favor y en contra del casamiento gay.
Hasta ahora, cinco estados estadounidenses (Iowa, New Hampshire, Massachusetts, Connecticut y Vermont) y el Distrito de Columbia (Washington DC) permitían el matrimonio entre personas del mismo sexo. Otros como Hawai, California, Nevada, Oregón, Washington y Nueva Jersey proponen a las parejas homosexuales uniones civiles, y les otorgan los mismos derechos y deberes de los matrimonios heterosexuales pero sin el derecho a contraer matrimonio.
El Arzobispo Dolan llamó a no redefinir y manipular el matrimonio
“El matrimonio, unión entre un hombre y una mujer como marido y mujer, es una institución particular e irreemplazable”, afirmó el arzobispo de Nueva York, mons. Timothy Dolan el pasado mes de marzo, quien aseguró que “sólo un hombre y una mujer tienen la capacidad de traer niños a este mundo”. “Junto a esta capacidad está la responsabilidad”, aseguró el también presidente de la Conferencia de obispos de EE.UU., “que la sociedad históricamente refuerza con leyes que vinculan a las madres con los padres y a su vez con los hijos”.
Mons. Dolan advirtió que “no es 'discriminación' decir que un marido y una mujer tienen una única y singular relación que dos personas del mismo sexo, o parejas de hecho, sencillamente no pueden tener. No es 'discriminación' decir que tener un padre y una madre beneficia a los hijos”.
“Proteger la definición de matrimonio no es sólo permisible, sino que es actualmente necesario como cuestión de justicia”, afirmó el prelado, quien hizo hincapié en que “la posición actual de la administración no sólo supone una grave amenaza para el matrimonio, también lo es para la libertad religiosa y para la integridad de nuestra democracia. Nuestra nación y nuestro gobierno tienen el deber de reconocer y proteger el matrimonio, no de manipularlo y redefinirlo, ni caricaturizar las profundas creencias de muchos ciudadanos llamándolo 'discriminación'“.
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