(C-FAM) Durante la conferencia bianual de la ONU sobre VIH/SIDA realizada esta semana, los delegados se escabulleron rápidamente para mantener cierta apariencia de consenso después de que el presidente declaró prematuramente, y en reiteradas oportunidades, que las negociaciones habían concluido.
Estas negociaciones reflejan un patrón preocupante que ha estado desarrollándose a lo largo de los últimos meses. En vez de hacer una selección entre todas las propuestas y discutirlas según sus méritos, el presidente de la reunión elaboró y entregó un “texto del presidente”. Antes de la reunión, los representantes recibieron de los copresidentes de Australia y de Zimbabue un documento de tres páginas que serviría de base para el debate. Este llegó a tener más de cincuenta hojas después de que las delegaciones aportaron sus enmiendas.
En el pasado, las delegaciones negociaban las disposiciones de un escrito hasta llegar a un acuerdo, y el producto final era un documento de “consenso” basado en la negociación y en el entendimiento entre países con opiniones divergentes. En temas polémicos, como los que atañen a la sexualidad y a la reproducción, a veces no puede alcanzarse el consenso. Si unas pocas delegaciones se oponían a un vocabulario que consideraban problemático, se eliminaba del documento a fin de lograr el acuerdo.
Los textos del presidente no se negocian sino que se imponen a las delegaciones
Cada vez más, cuando no se puede llegar a un arreglo, el presidente y sus colegas asumen la función de redactar una versión alternativa, que se propone a las delegaciones para ser sometida a consideración. Desde hace mucho preocupa a los observadores de la ONU la tendencia hacia la producción de estos “textos de la presidencia” y cuestionan la legitimidad del actual procedimiento en temas fundamentales para la protección de la vida y de la familia. Es más, algunos temen que esta clase de escritos sea una forma encubierta de introducir lenguaje controvertido que encontraría oposición en negociaciones abiertas.
John Klink, quien negoció en representación de la Santa Sede durante 16 años, y luego prestó servicios para varias delegaciones estadounidenses, dijo a Friday Fax que estaba “impactado al enterarme sobre la abrogación de los derechos de los estados soberanos por procedimientos actuales de la ONU que usurpan los derechos de las delegaciones a concluir negociaciones de consenso, dando lugar a los denominados textos del presidente, que no se negocian y se imponen a las delegaciones”.
El precedente de las negociaciones en documentos sobre matrimonio y familia
Durante las negociaciones sobre el VIH/SIDA, tuvieron lugar acalorados debates sobre la familia, cuando algunas delegaciones presionaron para que se incorporaran términos que podrían interpretarse para incluir el “matrimonio” entre personas del mismo sexo (tema fuertemente rebatido). Las delegaciones admitieron abiertamente que este asunto era ideológico. Cuando las conversaciones llegaron a un punto muerto, pidieron al presidente que encontrara un modo “equilibrado” de encarar la cuestión.
Finalmente, el abordaje “equilibrado” del presidente incluyó 16 referencias a quienes querían el término más “inclusivo” y de izquierda, frente a una única mención al término elegido por delegaciones más tradicionales y social conservadoras. Un representante involucrado en esta conferencia manifestó su perplejidad ante el hecho de que la frase “derechos reproductivos”, de gran carga semántica, fuera respaldado sólo por un país durante las negociaciones, y, no obstante, permaneciera en el texto del presidente.
Klink dijo que era “irónico que en este foro internacional de primer nivel donde la transparencia siempre ha sido considerada una de las mayores prioridades, y se ha respetado la soberanía, que los verdaderos documentos de consenso estén siendo abandonados en favor de textos de presidentes en los que no se ha llegado a ningún acuerdo. Esto es reminiscencia de otros lugares y períodos de la historia donde los decretos del presidente regían sin el beneficio del procedimiento democrático”.
Por Samantha Singson para Friday Fax de C-Fam
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano