(LNE) Al tiempo que en la plaza de la Catedral una multitud visitaba los puestos del mercado tradicional que festejaba la Ascensión, en el interior del templo ovetense, casi lleno, unos 80 sacerdotes concelebraban con el arzobispo la liturgia de la ordenación. El arzobispo emérito, Gabino Díaz Merchán, se sumó a la misa al cabo de un rato, vestido de clergyman y apoyado en un bastón. Los tres candidatos al sacerdocio fueron presentados al obispo por el rector del Seminario de Oviedo, Jaime Díaz Pieyga, quien los consideró aptos para la ordenación.
En su homilía, Sanz Montes enumeró las cualidades de los seguidores de Jesús, «libres y compasivos», y la de un sacerdote, que «anuncia una buena nueva y hace discípulos». El arzobispo indicó además a los tres candidatos que «a veces se experimentan vacilaciones» en el sacerdocio, pero que la clave de esta función eclesial es la de «ser enviados a hablar y actuar en nombre de otro», Jesucristo. Eso es lo que explica, continuó el mitrado, que «os atreváis a dar este paso y a firmar este contrato».
Sanz Montes pidió, asimismo, a los tres nuevos sacerdotes que «no rompáis la comunión con vuestros hermanos sacerdotes, con el Papa y con los obispos». El rito de la ordenación incluye varios pasos, como el momento en el que el obispo toma las manos de los candidatos y les pide promesa de «respeto y obediencia a mí y a mis sucesores». Los restantes pasos son el rezo de las letanías de los santos, con los ordenandos postrados en el suelo, la imposición de la casulla, la unción de las manos y la imposición de las manos, en la que todos los sacerdotes presentes realizan el mismo gesto que el arzobispo.
Sobre el trabajo pastoral de los tres nuevos sacerdotes, el arzobispo Sanz Montes bromeó: «Vosotros no conocéis vuestros destinos pastorales y yo tampoco». La diócesis de Asturias cuenta con 389 sacerdotes residentes, incluidos los jubilados.