(Ecclesia/InfoCatólica) Mons. Benavente ha efectuado una breve presentación de las jornadas como un medio para favorecer el intercambio de experiencias y el conocimiento de los distintos agentes encargados de esta pastoral.
A continuación D. José Luis Pinilla ahondando en esta idea ha marcado tres ejes fundamentales de actuación: sugerir propuestas operativas que llevar a la práctica, hacer que la Jornada Mundial de las Migraciones sea algo más que la simple transmisión del mensaje convirtiendo en realidad la fraternidad entre los pueblos y compartir experiencias entre las distintas diócesis.
En líneas generales la Iglesia pretende a través de la pastoral del inmigrante una integración plena, en el ámbito cultural, económico, religioso, incluso con pueblos aparentemente tan dispares como el musulman que poco a poco va colaborando en la vida de algunas parroquias.
La realidad española caracterizada en los últimos años por un elevado flujo migratorio conmina a la Iglesia a una labor mucho más activa en el campo de la atención, la acogida y sobre todo la integración, abogando también por la reagrupación familiar. Se ha comprobado que la familia es una pieza clave para lograr la integración total de cada individuo y para adaptarse a la nueva sociedad.
Para implicar al inmigrante cada vez más en la vida de las parroquias y ejercer una verdadera pastoral integral se va a estudiar, en estas jornada, cómo se puede ayudar en el trabajo pastoral desde la experiencia de la religiosidad en su Iglesia de origen; para lo cual se va a contar con participantes que tienen un largo, profundo y vital contacto con la realidad de emigrantes de tres de los orígenes más numerosos que llegan a España (Africa, Este-Rumanía e Hispanoamérica -sobre todo Ecuador-).
Además el inmigrante no sólo contribuye a elevar la tasa de natalidad en un pais a todas luces envejecido, sino sobre todo a renovar la fe de nuestras iglesias, por su actitud y su implicación, considerándose un verdadero regalo venido del extranjero.