(Sic/InfoCatólica) El Santo Padre afirmó que “¡La caridad es el alma de la santidad! Crece y produce frutos en los bautizados, gracias a la escucha de la Palabra de Dios, a la participación frecuente en los sacramentos, especialmente la Eucarística, la oración constante, la abnegación, el servicio fraterno y la práctica de las virtudes. La santidad no es otra cosa que la caridad vivida plenamente”.
El Papa recordó que todos estamos llamados a la santidad en todos los estados de la vida. “La santidad es posible para todos a cualquier edad y en cualquier momento, porque cada uno de nosotros ha recibido su parte de favor divino”.
Este ha sido el resumen que, de su catequesis, ha hecho el Santo Padre en español para los fieles y peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de San Pedro:
Queridos hermanos y hermanas:
Al concluir el ciclo de catequesis en el que nos ha acompañado la figura de tantos santos y santas, que con su fe, caridad y vida han sido faros para numerosas generaciones y también para nosotros, quiero ofrecer ahora una reflexión sobre la santidad. Ésta no consiste en realizar acciones extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer propias sus actitudes, sus pensamientos y sus comportamientos. Una vida santa no es sólo fruto de un esfuerzo personal, sino también de la acción del Espíritu del Señor Resucitado, que desde el interior comunica y transforma.La raíz última de la santidad cristiana está en la gracia bautismal con la que se comunica la vida del Resucitado; no es otra cosa que la caridad vivida plenamente. Pero para que esta caridad crezca en el alma y fructifique en cada fiel se debe escuchar con gusto la palabra de Dios y, con la ayuda de su gracia, cumplir su voluntad, participar con frecuencia de los sacramentos, apoyándose en la oración, en el abnegado servicio a los hermanos y en la práctica de cada una de las virtudes. Todos estamos llamados a la santidad: ésta es la medida misma de la vida cristiana.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los profesores y alumnos del Colegio diocesano San Roque, de Valencia, al grupo de la Escuela de la Santísima Trinidad, de Barcelona, así como a los fieles provenientes de España, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Les invito a que se abran sin miedo a la acción del Espíritu Santo, que con sus dones transforma la vida, para responder a la vocación a la santidad, a la cual el Señor nos llama a todos los bautizados. Muchas gracias.