(Fides/InfoCatólica) Fuentes locales de la Agencia Fides refieren que Masih Gill simplemente ha defendido su fe, diciendo que los cristianos respetan todas las religiones y no tienen ninguna hostilidad hacia nadie. La discusión, sin embargo, ha degenerado y los musulmanes han llegado a amenazar seriamente Gill. Al final de la controversia, le han advertido que le acusarán por blasfemia.
Masih Gill, padre de familia, ahora vive en la clandestinidad. Su familia, gracias a la “Masihi Foundation” - Fundación que también defiende a Asia Bibi, la mujer paquistaní condenada a muerte por blasfemia - será trasladada a un lugar más seguro. El área de Mardan, de hecho, está llena de grupos radicales musulmanes que aterrorizan a la población civil, especialmente a las minorías religiosas. “Su historia es una de entre muchas; es un caso que sirve de ejemplo del acoso que los cristianos sufren a diario”, explica a la Agencia Fides Haroon Masih, Director de la “Masihi Foundation”.
“Estamos siendo testigos de una escalada absurda de la violencia en la sociedad. Todos los días hay un ataque con muchas víctimas y heridos, mientras que también los lugares de culto están entre los objetivos elegidos. En esta dramática situación, parece que nadie interviene, y que las autoridades civiles están inmóviles”, comenta a la Agencia Fides una fuente de la comunidad católica, expresando una honda preocupación.
“Es un momento difícil para la comunidad cristiana”, comenta Peter Jacob, Secretario Ejecutivo de la Comisión Justicia y Paz de los Obispos de Pakistán. “Continuamos estando comprometidos en la denuncia y la lucha contra la discriminación que existe en la sociedad contra las minorías religiosas. Pero a esto se añade una campaña de odio e intolerancia contra los cristianos promovida por los grupos extremistas islámicos. Los cristianos sufren y tienen miedo. La comunidad espera ahora en la fuerza, en la buena voluntad y el talento del nuevo Consejero Especial para las minorías religiosas, Paul Bhatti, hermano del Ministro asesinado. Los cristianos en Pakistán y todas las minorías necesitan una voz que promueva y proteja los derechos a nivel institucional”.