(Zenit/InfoCatólica) “La libertad religiosa es un fundamento esencial de nuestra convivencia en nuestra nación y en el mundo”, declaró el cardenal ante el Comité judicial del Senado sobre Constitución, Derechos Civiles, y Derechos Humanos, subrayando que la libertad “es destruida por los ataques a las personas en algunos países a causa de su religión y de la utilización horrible de la religión para incitar al odio o incluso justificar la violencia”
“No se puede permitir que una preocupación justificada por la seguridad y el hecho de perseguir de manera apropiada a quienes desvirtúan la religión para atacar a los demás se convierta en una nueva forma de discriminación y de intolerancia religiosa”, subrayó.
Reciprocidad
“Por este motivo”, aseguró el prelado, “nos ponemos del lado de nuestros hermanos y hermanas musulmanes en defensa de su dignidad y de sus derechos, y al mismo tiempo esperamos reciprocidad y solidaridad hacia nosotros cuando los derechos de los cristianos o de otros grupos religiosos son violados en el mundo”.
Para el cardenal McCarrick, “es esencial subrayar que la libertad religiosa comienza con el derecho de culto en virtud de la propia conciencia, pero no termina ahí”.
“La libertad religiosa incluye otras actividades fundamentales que expresan nuestra fe, entre las cuales la libertad de conciencia para ofrecer asistencia sanitaria y otros servicios, el derecho a instituir y mantener escuelas que reflejen auténticamente nuestros valores y el derecho a participar y ofrecer nuestra contribución a los asuntos públicos y comunitarios”.
Desde esta perspectiva, denunció la existencia de “actos de discriminación de los católicos y de nuestras convicciones” que “son manifestados con frecuencia de manera sumamente pública”.
Ridiculización de las posturas católicas
Por ejemplo, indicó, “se nos acusa de discriminación o se nos ridiculiza cuando defendemos la tradicional visión del matrimonio entre un hombre y una mujer, que muchas tradiciones religiosas y no religiosas han apoyado en la historia de la humanidad”.
“Estamos a favor de una auténtica visión del matrimonio, pero no para ofender o tratar injustamente” a algunas personas, aclaró el cardenal, “sino para ofrecer un modelo sano y positivo de la familia humana, que ha servido de fundamento para la sociedad a través de las épocas”.
“Estamos firmemente comprometidos en la defensa de la libertad religiosa de todos -no sólo de los católicos-, porque nuestro compromiso se basa en nuestra preocupación a favor de la dignidad de cada persona humana”, concluyó.