(RV/InfoCatólica) Reflexionando sobre el tema de la “sed” de Cristo –que culmina en el grito en la cruz: “Tengo sed”– Benedicto XVI evocó la sed de Jesús, de la fe de aquella mujer y de la fe de todos nosotros. Refiriéndose después al símbolo del agua y al sacramento del bautismo, fuente de vida nueva por la fe en la gracia de Dios, el Papa hizo hincapié en el Espíritu Santo y en la necesidad de una relación con Dios, personal y filial, “en espíritu y en verdad”.
El Papa explicó que cada uno de nosotros puede identificarse con la mujer samaritana: “Jesús nos espera, especialmente en este tiempo de Cuaresma, para hablar con nuestro corazón, con mi corazón. Detengámonos un momento en silencio, en nuestro dormitorio, o en una iglesia, o en un lugar apartado. Escuchemos su voz que nos dice: “si tu conocieras el don de Dios….” Que la Virgen María nos ayude a que no faltemos a esta cita de la cual depende nuestra verdadera felicidad”.
En sus saludos en distintos idiomas, el Pontífice se dirigió en italiano, en especial, al card. Elio Sgreccia y a los participantes en el congreso sobre el tema: “Niños no nacidos: honor y piedad”, sobre el respeto sagrado por los niños abortados. Éstas fueron luego las palabras de Benedicto XVI en español:
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular al grupo del Instituto Sofía Casanova, de Ferrol. En este tercer domingo de Cuaresma, la liturgia nos presenta el diálogo de Jesús con la samaritana. El Señor ofrece agua de vida que apaga toda sed; agua que es su mismo Espíritu y se nos comunica en el Bautismo. Os animo para que en este tiempo, renovando los compromisos de fe, os encontréis con el Mesías que colma de gracia y verdad, y podáis ofrecer el culto de alabanza que brota de un discípulo fiel. Feliz domingo