Dedica el mensaje del Ángelus al pasaje de la Transfiguración

El Papa pide que se vele por la integridad física de los ciudadanos de Libia

Benedicto XVI abrió su alocución previa al rezo mariano del Ángelus agradeciendo al Señor por haberle donado vivir en días pasados los Ejercicios Espirituales, a la vez que agradeció a cuantos le han estado cercano con la oración. Además, el Papa tuvo palabras para el conflicto armado en Libia. El Santo Padre pidió «a cuantos tienen responsabilidades políticas y militares, que tengan presente, antes que nada, la integridad física y la seguridad de los ciudadanos y para que garanticen el acceso de las ayudas humanitarias».

(RV/InfoCatólica) Recordando la liturgia de este Segundo Domingo de Cuaresma llamado ‘Domingo de la Transfiguración’, recordó que Cristo, después de haber preanunciado a los discípulos su pasión, “tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los condujo a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz” (Mt 17,1-2).

Según los sentidos, la luz del sol es la más intensa que se conoce en la naturaleza, pero, según el Espíritu, los discípulos vieron, por un breve tiempo, un esplendor todavía más intenso, aquel de la gloria divina de Jesús, que ilumina toda la historia de la salvación. San Máximo el Confesor, afirma que las túnicas que se emblanquecieron llevaban el símbolo de las palabras de la Sagrada Escritura que se hicieron claras, transparentes y luminosas.

Aludiendo al pasaje Evangélico de Mateo, Benedicto XVI explicó que tal como dice el Evangelio, junto a Jesús transfigurado “aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él” (Mt 17,3). Moisés y Elías son la figura de la Ley y de los Profetas. Fue entonces que Pedro, extasiado exclamó “Señor, qué bien estamos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Mt 17,4). Recordó que san Agustín comenta diciendo que nosotros tenemos una sola morada que es Cristo que es la Palabra de Dios, Palabra de Dios en la Ley, Palabra de Dios en los Profetas.

La Transfiguración, dijo el Papa, no es un cambio de Jesús, sino la revelación de su divinidad, la íntima compenetración de su ser con Dios, que se transforma en luz pura. En su ser uno con el Padre -añadió-, Jesús mismo es Luz de Luz. Pedro, Santiago y Juan, contemplando la divinidad del Señor, son preparados para afrontar el escándalo de la cruz, como canta un himno antiguo. “Sobre el monte te has transfigurado y tus discípulos, por cuanto eran capaces, contemplaron tu gloria, para que viéndote crucificado, comprendieran que tu pasión era voluntaria y para que anunciaran al mundo que verdaderamente tú eres el esplendor del Padre”.

Benedicto XVI invitó a los fieles a participar de este don sobrenatural:

Queridos amigos, participamos también nosotros de esta visión y de este don sobrenatural, dando espacio a la oración y a la escucha de la Palabra de Dios. Además, especialmente en este tiempo de Cuaresma, exhorto, como escribe el Siervo de Dios Pablo VI, “a responder al precepto divino de la penitencia con algún acto voluntario, fuera de las renuncias impuestas por el peso de la vida cotidiana.

Tras invocar a la Virgen María para que nos ayude a escuchar y seguir siempre al Señor Jesús, hasta la pasión y la cruz, para participar también nosotros en su gloria, el Benedicto XVI saludó en diversos idiomas. Este fue su saludo en español:

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. En este segundo domingo de Cuaresma, la liturgia nos invita a reflexionar sobre el acontecimiento extraordinario de la Transfiguración. Jesús manifiesta el esplendor de su gloria, para testimoniar que la pasión es el camino de la resurrección. Os aliento, en este tiempo, a escuchar al Hijo predilecto del Padre, a alimentar vuestro espíritu con su Palabra y, así renovar con gozo en la noche de Pascua los compromisos bautismales. Feliz domingo

El Papa quiso referirse a la situación en el norte de África, especialmente en Libia:

En días pasados las preocupantes noticias que llegaban de Libia suscitaron también mi viva preocupación y temores. Oré de modo particular al Señor durante la semana de los Ejercicios Espirituales. Ahora, sigo los últimos eventos con gran aprehensión, rezo por aquellos que están implicados en la dramática situación de aquel País y dirijo un fuerte llamamiento a cuantos tienen responsabilidades políticas y militares, para que tengan presente, antes que nada, la integridad física y la seguridad de los ciudadanos y para que garanticen el acceso de las ayudas humanitarias. A la población quiero asegurar mi conmovida cercanía, mientras pido a Dios que un horizonte de paz y de concordia surja prontamente en Libia y sobre la entera región del norte de África.

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3 comentarios

Javiergo
Gadafi es un personaje abyecto que está dispuesto a sacrificar a todo su pueblo con tal de permanecer en el poder. No le han bastado más de 42 años de dictadura absoluta en la cual ha exportado el terrorismo al exterior y ha tenido sometido a todo su pueblo, como ahora, a las claras, se ve. No ha tenido la altura de miras de un auténtico estadista, y lejos de retirarse del poder, se enquista en él a sangre y a fuego. Este tirano de Gadafi y nadie más que él ha sido por tanto el que ha dado lugar a toda esta escalada militar. No es concebible, a mi entender, que nadie, con un mínimo de humanidad y en su sano juicio, pueda apoyar a este ególatra soberbio de Gadafi, a este sátrapa, que miente a destajo y que lanza constantemente amenazas contra todo el mundo. Se pasa la vida amenazando, precisamente porque la amenaza es él. Ojala lo veamos pronto frente al Tribunal de la Haya, a él y a quienes lo apoyan. Por todo esto, hermanos/as en Cristo, he echado en falta que el Santo Padre haya añadido a sus venerables palabras un deseo explícito de que la coalición aliada venza y derroque de una vez al tirano de Gadafi y a su familia.
21/03/11 2:10 PM
Javiergo
Quiero dejar bien claro que no ha habido nada más lejos de mi intención que criticar las palabras del Papa. Todo lo contrario. Sus palabras sobre el conflicto libio me parecen intachables, no cambiaría ni una coma. Lo único que he querido señalar es que, en mi modesta opinión, hubiese estado bien una condena del régimen de Gadafi por parte del Santo Padre. Pero, en fin, damos por hecho que obviamente Benedicto XVI condena con todo su corazón al sátrapa y a sus métodos. Lo que sí me ha parecido especialmente grave es que el Obispo Giovanni Innocenzo Martinelli se haya manifestado explícitamente en contra de la intervención aliada. Puedo entender que apoyen al tirano de Gadafi sujetos como Hugo Chávez, Fidel Castro, Putin, Ahmedinayad, Llamazares… y demás gentuza; pero es incomprensible para mí que el Vicario Apostólico en Libia, Martinelli, se haya manifestado en contra de una intervención militar que es esencial para acabar de una vez con la dictadura de Gadafi, un sátrapa repugnante que se ha enriquecido enormemente (él y su familia) durante los 42 años en los que ha ejercido el poder con mano de hierro. Para mí, este sujeto histriónico, estrafalario y lleno de bottox, este depravado sexual, este nerón con las manos manchadas de sangre, ha de ser derrocado de inmediato y puesto en manos de la Justicia Internacional por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. No debe quedar impune. No podemos esperar más tiempo, su autocracia sanguinaria ha durado demasiado.
21/03/11 9:18 PM
Gregory
Disculpa Javiergo pero no incluyas a Ahmadinaya porque este no apoya a Gadafi más bien lo ha criticado, no es que tenga mucha moral para a hcerlo pero es la verdad.
22/03/11 1:02 AM

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