(Rome Reports/InfoCatólica) Todos los días se repite en el corazón de Nueva York la misma escena: un grupo de monjas salen a la calle para que nadie se sienta abandonado. Son las Sisters of Life, o Hermanas de la Vida. Viven en el Bronx, pero recorren toda la ciudad para ayudar a personas de todo el mundo. Ser monja en Nueva York, dice la hermana Stella, es un desafío, también porque esta ciudad es conocida como la capital del aborto de América. Uno de cada 10 abortos de Estados Unidos se practican en el Estado de Nueva York. El 70% de estos tienen lugar en Manhattan.
La congregación, fundada en 1991 por el Cardenal y Arzobispo de Nueva York, S.E.R: John O´Connor, dedica gran parte de su tiempo a hablar con mujeres embarazadas que están considerando abortar. También ayudan a mujeres que han abortado y que están buscando a alguien con quien desahogarse. Sisters of Life cuenta con 70 monjas repartidas por Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda. Aunque su principal área de trabajo es Nueva York, una ciudad con más de 8 millones de habitantes.
La hermana Mariæ Agnus Dei explica que “como religiosas tenemos el gran privilegio de recibir y escuchar a estas mujeres. ¿Cuál es tu historia? ¿Cómo estás? A veces somos la primera persona que les pregunta cómo están. Tenemos unos 10.000 colaboradores en New Jersey, Nueva York y Connecticut que nos ayudan a ayudar aunque sea tomando un café con ellas, para hablar como amigos. La única monja que estas chicas han visto en su vida es la de la película Sister Act”.
Cuando entran en la Orden, estas monjas hacen los tradicionales votos de pobreza, castidad y obediencia y añaden un cuarto voto, por el que se comprometen a proteger y defender la sacralidad de la vida humana. Así recuerdan que cada ser humano es único e irrepetible y que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. La Hna. Maris Stella asegura que “el modo en el que vivimos este cuarto voto en nuestras vidas es sirviendo a mujeres embarazadas que están pasándolo mal y que necesitan nuestra ayuda. También sirviendo a mujeres que han abortado, haciendo retiros espirituales de reparación o hablando con ellas de la Misericordia de Dios”.