(Hoy/InfoCatólica) A pesar de que los tribunales le han negado hasta el momento el derecho a la objeción, una y otra vez ha recurrido a las sucesivas instancias judiciales y el caso está ahora en el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo, al que se han dirigido otras 470 familias españolas que comparten su planteamiento. El número de objetores roza el medio millar, pero en este caso concreto se observa una persistencia poco usual.
Margarita acude los lunes y viernes durante una hora al colegio de su hijo de 11 años para hacerse cargo de él mientras el resto de sus compañeros asisten a Epc. “Yo he pedido que el niño se quede en la biblioteca, como ocurre con otro hijo mío que objeta en el instituto Rodríguez Moñino, pero en este colegio se niegan”.
Esa acusación es rechazada por el equipo directivo del colegio Luis de Morales, que justifica la negativa argumentando que no hay un bibliotecario que pueda hacerse cargo del alumno. Además, todos los maestros del colegio están ocupados a esa hora, por lo que les resulta imposible hacerse cargo de ese alumno. Del mismo modo, señala que no puede quedarse en los espacios comunes porque están llenos.
La directora del centro, Paqui Narváez, añade que desde el colegio se intentó ayudar a esta familia fijando las clases de Epc a última hora de la mañana (entre las 13 y las 14 horas) para que el niño pudiera marcharse a casa. “La sorpresa fue que, en lugar de llevárselo, la madre viene al colegio y se queda con él dentro”.
La directora, la jefa de estudios y el secretario insisten que es totalmente imposible liberar a un profesor para que se haga cargo del niño. “Eso exigiría quitar los refuerzos educativos programados. Además, no dejarían. Para la religión sí hay alternativa, pero Educación para la ciudadanía no la tiene”.
La madre no se fía
Pero Margarita Cabrer no se fía, y cree que sacar a su hijo del colegio dos días a la semana podría costarle caro. “Es cierto que me dejan llevármelo, pero a las 15 veces me declararían absentista, me mandarían los servicios sociales y me quitarían la patria potestad de mi hijo. Por eso me quedo en el recreo”.
Así las cosas, Margarita Cabrer tiene claro que se mantendrá firme en su postura para evitar que el niño sea adoctrinado.
“Epc es una asignatura que tiene un componente moral adoctrinador, pero no en el sentido religioso, sino en la concepción de lo que es una persona y lo que le rodea. Y ese primer contacto con la realidad se lo quiero dar yo. No quiero que a mi hijo le digan que todo es relativo, que todo se puede justificar. Yo no quiero que le enseñen una ideología que criminaliza al varón por tener gustos distintos a las niñas. Yo creo que los niños y las niñas son diferentes. Aquí todavía no ha ocurrido, pero en Granada hubo una niña que le preguntó a su maestra cómo podía saber si le gustaba su novio. ¿Sabes qué le respondió? Que probando. Yo no quiero que le enseñen eso a mi hijo”.
La Consejería de Educación
El equipo directivo deja claro que la Consejería de Educación no actuaría contra la madre si se marchasen a casa, puesto que la propia inspección educativa sugirió que, a pesar de que la ley no permite objetar, lo mejor era poner esa clase a última hora. “Ni nosotros ni la inspección ponemos pega a que se lo lleve esa hora”.
Desde Educación solo se ha indicado al diario Hoy que la madre de este alumno “conoce perfectamente que no existe en el ordenamiento jurídico español derecho a la objeción de conciencia a Epc”. Al tiempo, la Consejería destaca que el colegio “ha mantenido una actitud de diálogo con esta madre para mantener el clima de tranquilidad que exige la enseñanza en un centro educativo modélico, caracterizado por la excelencia educativa”.