Los Obispos vascos y el Arzobispo de Pamplona piden a ETA que se disuelva definitiva e incondicionalmente

El mundo ideal de Enopia, utópico de Marx y los socialistas de ZP y la esperanza de los obispos vascos (no todos por cierto lo esperan)no es aplicale a Eta, pues esta gente está enferma por una ideología insana (sino que estén poseidos. ETA no logró mantener sus acuerdos de cese al fuego, es como pedir a Satanás que deje de tentar al ser humana, te dirá que sí pero no lo hará. Esta gente durante muchos años ha reivindicado su independencia mediante explosivos, no esperemos que así por las buenas renuncien a su independecia de modo pacífico.
Caso dejen el terrorismo, querrán ser un Estado aparte llevándose además una gran cantidad de dinero del Gobierno español y de la comunidad europea para poder así empezar su debil e insana economia y nación.

Eso de que "a cuantos sufren como consecuencia de la violencia", me recuerda a épocas donde la equidistancia de la Iglesia (de ciertos pastores mejor dicho) era realmente vomitiva. Y además me parece injusto e incluso una afrenta a todas las víctimas inocentes -repito, inocentes- de estos canallas.

Por supuesto que sufren los etarras en la cárcel o heridos en enfrentamientos con la policías, y por supuesto que sufren sus familias. Pero no saber discernir entre el sufrimiento de una víctima y el de un verdugo es otra cosa. El señor lo dejó muy claro: los que a hierro matan a hierro mueren (sea sufriendo o sin sufrir). Los que serán glorificados en el Cielo serán las víctimas, no sus verdugos, aunque en la tierra sufran unos y otros.

Además hay que reparar.

No sólo hay que reparar.
Hay que ir más allá. Todo el daño y estragos causados tienen una causa. Hay que identificar el árbol que ha producido los frutos podridos del asesinato, el fanatismo, el chantaje, la persecución, la discriminación.
Ese árbol podrido que ha producido esos frutos podridos no ha sido otro que el nacionalismo vasco.

Este árbol demoníaco cuenta con muchos adeptos incluso dentro de la misma Iglesian en Vascongadas.
La Iglesia, debiéndose a la Verdad, tiene que desmontar, aunque solo sea de cara a los creyentes, la mitología que da lugar a esta aberración y superchería de la supuesta superioridad del vasco, que da origen a todo tipo de justificaciones para el nacionalismo (para los asesinos y los recogenueces) y sus actuaciones.
El teorizador del nacionalismo, Sabino Arana, tiene una serie de escritos que son obras propias de un demente, que son el sustento y humus de este desvarío, y esto no puede ser soslayado por la Iglesia local.