(Efe/InfoCatólica) El dinero, que es fruto de una colecta efectuada por los cardenales de todo el mundo, será entregado a los obispos de Haití y a los de Irak por los respectivos nuncios antes de Navidad y está destinado a las personas más pobres y a los enfermos de esas dos naciones.
Haití sufrió a principios de año un fuerte terremoto que devastó grandes zonas del país y causó decenas de miles de muertos. Actualmente el país está afectado por una epidemia de cólera.
Irak sigue sufriendo las consecuencias de la guerra y de los enfrentamientos entre etnias. Los cristianos, especialmente los caldeos, católicos de rito oriental, están en el punto de mira de los terroristas y a finales del pasado mes murieron varios sacerdotes y medio centenar de fieles en un atentado contra una iglesia.