(SIC/InfoCatólica) El Santo Padre dijo que hay que tomar seriamente en consideración “la actual crisis económica, de la que se ha tratado estos días de manera especial en la cumbre del G20 en Seúl”. Las numerosas causas que la han provocado necesitan una revisión profunda del modelo de desarrollo económico global.
“Se trata de un síntoma agudo que se ha añadido a otros más graves y ya bien conocidos” como “el desequilibrio entre riqueza y pobreza, el escándalo del hambre, la emergencia ecológica y el problema de la desocupación, también éste general”, dijo el Papa.
“En este cuadro, es decisivo un relanzamiento estratégico de la agricultura. De hecho, el proceso de industrialización, en ocasiones, ha dejado en la sombra el sector agrícola, que, a pesar de sacar beneficio de las consecuencias y de las técnicas modernas, ha perdido sin embargo importancia, con notables consecuencias también en el plano cultural. Me parece el momento para un llamamiento a revalorizar la agricultura, no en sentido nostálgico, sino como recurso indispensable para el futuro.
“En la actual situación económica, la tentación para las economías más dinámicas es la de recurrir a alianzas ventajosas que, sin embargo, pueden resultar gravosas para otros Estados más pobres”, prologando así “situaciones de pobreza extrema de masas de hombres y mujeres y acabando con los recursos económicos de la Tierra, confiada por Dios Creador al hombre, para la que la cultive y la custodie.
“Además, a pesar de la crisis, se constata que en Países de antigua industrialización aún se incentiven estilos de vida marcados por un consumo insostenible, que resultan dañosos para el ambiente y para los pobres. Es necesario, apostar por tanto, de manera verdaderamente concertada, por un nuevo equilibrio entre agricultura, industria y servicios, para que el desarrollo sea sostenible, para que a nadie le falte el pan y el trabajo. Y el aire, el agua y los otros recursos primarios sean preservados como bienes universales”.
La dimensión social de las actividades agrícolas
Por todo ello, Benedicto XVI ha dicho que “es fundamental cultivar y difundir una clara conciencia ética”, que esté a la altura de los desafíos más complejos del tiempo presente. “Educarnos todos para un consumo más sabio y responsable; promover la responsabilidad personal junto a la dimensión social de las actividades rurales, fundadas sobre valores perennes, como la acogida, la solidaridad, o el compartir las fatigas del trabajo”.
El Papa añadió que muchos jóvenes han elegido ya este camino, incluso estudiando carreras universitarias que les permiten dedicarse a la empresa agrícola, en respuesta “no solo a una necesidad personal y familiar, sino también a un signo de los tiempos, a una sensibilidad concreta para el bien común”.
Como es tradicional, Benedicto XVI ha saludado después en distintas lenguas a los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro para el rezo del Ángelus. Estas han sido sus palabras en español.
“Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular a los grupos de las Parroquia de las Santas Juliana y Semproniana, de Barcelona; y de Santa María de las Virtudes, de Villa Martín, de Cádiz. En el evangelio proclamado este domingo, hay una invitación a la perseverancia cristiana. Os invito hermanos a acoger con un corazón bien dispuesto el misterio salvador de Cristo, Señor de la historia, que nos une íntimamente a su obra redentora, y nos impulsa a un trabajo generoso y constante en favor de todos los hombres. Feliz domingo”.
Saludo y acogida a los iraquíes heridos en el atentado a una iglesia en Bagdad
Finalmente, el Santo Padre ha dirigido un saludo a los iraquíes presentes en la plaza de san Pedro: “invoco el don de la paz para vuestro país, ha dicho. Efectivamente, como resultado de la operación humanitaria, organizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores italiano por iniciativa del cardenal Tarcisio Bertone, el Policlínico universitario “Agostino Gemelli” acogió este sábado, a 26 ciudadanos iraquíes heridos en el atentado del pasado 31 de octubre a la iglesia cristiana de Bagdad.
Se trata de 7 hombres, 16 mujeres y 3 niños que son asistidos por un grupo multidisciplinario previsto para la gestión de grandes emergencias de ese policlínico romano, y formado por diversos especialistas en emergencias del cual forman parte también psicólogos, mediadores culturales y voluntarios de la Cruz Roja. También los 21 acompañantes de los heridos están hospedados en por la Universidad Católica del Sagrado Corazón, que así ofrece ayuda concreta “para los cristianos de Irak, que sufren la tremenda prueba del testimonio cruento de la fe”.